Capítulo 15: Rindete

4 1 0
                                    

-Un bebé...- soñoze mientras me tocaba el vientre, sentí una gran emoción de pensar que tenía una vida... No, dos vidas dentro de mi, después de todo, yo sabía que tendría dos gemelas. Comencé a imaginarme a mi misma cargando a dos bebés.

¿Sería una buena mamá? ¿Cuidaría bien de mis hijos? ¿Podría mantenerlos con vida? Después de todo, tenía a muchas personas malas detrás de mí.

-Gracias por darme tanta felicidad.- Kobuck no paraba de besarme en la frente y de tomarme de las manos.- No hay en este mundo un hombre más feliz que yo...

Las suaves palabras de Kobuck me hicieron volver en mí y le sonreí con ternura, sabía que podía contar con su protección. Emprender esta nueva aventura juntos era muy emocionante.

El nacimiento de dos nuevas diosas era motivo de alegría, ya que en estas épocas nacen muy pocos, así que muchos Dioses se acercaron a nosotros para darnos sus bendiciones y ofrecerle todo tipo de bendiciones a mis hijas, así que, ya casi era de noche para cuando terminamos de las bendiciones y de llorar qué pude despedirme de mis padres y de la madre de Kobuck, después nos dirigimos de nuevo a casa.

Después de un viaje tranquilo de vuelta, ya casi nos estábamos acercando a nuestra casa para cuando Kobuck apretó un poco mi mano para llamar mi atención.

-Ayla, admiro que tengas el valor para oponerte a Sia y a Camelia, pero es demasiado peligroso en tu nivel actual, si te dispones a pelear, vas a salir gravemente herida, puede que incluso pierdas la vida.- el parecía demasiado nervioso y preocupado por mí, yo ya sabía que me había metido en graves problemas al contestarle y oponerme a Sía.

-Lo entiendo, te pido una disculpa por haberte preocupado, pero no podía seguir dejando que se refiriera a mi de esa manera.- apreté los puños con fuerza para intentar aparentar mi enojo, me sentía demasiado molesta con sólo recordar sus insultos.

-Ayla tengo que admitir que has mejorado muchísimo, no para que intentes pelear con cualquiera sí no, porque tu entrenamiento físico pronto va a terminar.- me dijo con una sonrisa.

-¡¿Enserio?!.- dije emocionada.

-Si, pero eso sólo significa que tu entrenamiento pasara a la siguiente fase.

-¿Siguiente fase?.- ladee la cabeza ante el comentario de Kobuck...- Ay no.

-Si, aunque tengas la fuerza física de un Dios, necesitas tener la fuerza espiritual de uno. Como humana, abandonaste todas esas experiencias y habilidades qué hacen a un Dios, así que tendrás que aprenderlo desde el principio. Para eso se va a encargar mi madre.- ya habíamos llegado a la casa, así que me abrió la puerta, entramos y me invito a sentarme en el sillón.

-Vale...- no me imaginaba un entrenamiento con la diosa de la sabiduría Nauru, quizás sería algo estricta debido a todo lo que tengo que aprender en poco tiempo. Aunque al mismo tiempo podía imaginarme qué sería un poco aburrido ya que probablemente sería algo de meditación y ejercicios de respiración o algo por el estilo.

-No pareces muy convencida.-dijo Kobuck mientras iba a la cocina, escuche como revoloteo los trastes y cuando regreso, entro a la sala con dos vasos de agua.- Tendrás que aprender muchas cosas, así que no te preocupes y mucho menos, te vayas a desesperar.

-No es eso, es solo que no se que tipo de entrenamiento será.- dije mientras tomaba de sus manos el vaso. Me sonrió de manera tierna.

-Sobreviviste a mi entrenamiento, así que no dudo que esto lo harás bien.

Le mire y sonreí ante su comentario, sabía que a su manera el me quería apoyar... Pero algo nos interrumpió en ese momento tan íntimo, pude sentir un escalofrío que recorrió toda mi espalda, pero al parecer no fui la única que lo sintió. Kobuck me volteó a ver con los ojos abiertos de par en par, parecía que había visto un fantasma.

La Hija de la Luna: Flor Naciente (Primer Libro)Where stories live. Discover now