A Love In New York (completo)

4.Accidente En El Aeropuerto

Amelie Blanc
Por fin había acabado la tortura, habíamos llegado a New York después de todas esas horas de vuelo, estaba de mal humor y quería dormir hasta que amaneciera, no podíamos conseguir un taxi para ir hacía el hotel y había demasiado ruido, para colmo estaba haciendo un frio de los mil demonios y sentía que me estaba congelando.

-YA CALLATÉ ISABELLA-le grité harta

-Estas muy enojada  Amelie-dijo Isabella

-Lo que pasa es que estoy intentando resolver todos los malditos problemas mientras tú estas quejándote por absolutamente todo-dije enojada

-Esta bien ya me callo-dijo Isabella

De la nada sentí como algo caliente corría por toda su espalda, dio un grito demasiado alto cuando empezó a arder.

-AH IDIOTA, QUE NO TIENES UN PAR DE OJOS O QUE MIERDA-grité molesta

Me quede sorprendida por el tipo que estaba atrás de mi, casi dos metros de altura, con músculos. piel palida, ojos verdes y cabello rubio casi pelirrojo.

-¿Te gusta la vista muñeca?-preguntó mirando a Amelie

-No debiste decir eso- dijo Isabella sujetando el abrigo de su amiga

Comencé a gritarle miles de insultos en francés para que no entendiera nada de lo que le dijera.

-No te entiendo-dijo el tipo riéndose

-ESTO NO SE QUEDA ASÍ MALDITO ESTUPIDO-dijo Isabella

-Vamos a otro lugar Is, no tenemos porque pelear con la gente idiota-dije agarrando su mano

-Este idiota va a entender que no te puede tratar así-dijo Isabella enojada

-Vámonos mujer este hombre no vale la pena-dije tomando el brazo de Isabella

-Esto no se va a quedar así-dijo Isabella

Caminamos hacía un tipo que traía un cartel con el apellido Blanc

-¿Quién es usted?-dije observando al señor de traje

-Su padre me mando para que las llevara al hotel-dijo el señor abriendo la puerta

-¿Cuál es su nombre?-pregunté

-Adams, señorita Blanc-dijo el señor

-Amelie, por favor-

-Esta bien Amelie-dijo el señor

-Llegamos señoritas-dijo el señor Adams abriendo la puerta

-Muchas Gracias señor Adams-dije caminando con mis maletas

Caminaron hacia la entrada del hotel, reservaron una habitación para cada una y cada quien se fue a la suya.

La habitación era elegante, es muy grande, al momento de entrar había un pasillo donde estaba la puerta del baño y un pequeño closet, siguió caminando y se encontró con una pequeña sala-comedor-cocina y en una pequeña división estaba la cama, a cada lado de esta estaba una mesita de noche donde puse mis gafas y mi celular, frente a la cama estaba una TV enorme a cada lado de la TV hay un espejo de cuerpo completo.

Decidí que era hora de dormir, ya que mañana habría muchas cosas que hacer, camino hacia el baño y empezó a hacer su rutina, se puso el pijama y se acosto, puse la alarma a las 7:30 y me quede dormida casi al instante.

Me desperté al otro día para visitar varios apartamentos que habíamos quedado de ver con Isabella, fuimos a desayunar y a dar un paseo por la ciudad. No hicimos mucho ese día, ya que no habíamos encontrado ningún apartamento que nos llamara 100% la atención, habíamos decidido esperar a ver más antes de tomar una decisión que no fuera la correcta.