Gravity

02.

Últimamente me sentía vacío cada que lo veía, era una sensación extraña y molesta que esperaba que pronto desapareciera, algo que comenzaba a ver imposible cuando me di cuenta de que llevaba casi dos años a su lado y en los últimos meses me seguía sintiendo igual.

Me encontraba recostado en la cama de esa desconocida habitación de un hotel de lujo, intentando recordar en qué punto habían comenzado aquellos sentimientos y en qué punto había llegado a cumplir algo que tiempo atrás solo veía como una fantasía, algo que jamás pasaría, pero estaba ahí, escuchando el agua correr y viendo la tenue luz del baño escapar por debajo de la puerta, desvaneciéndose en la oscuridad de la habitación.

Deslice mis manos por mi pecho desnudo, el sudor aún no se secaba y las puntas de mis dedos se humedecieron al tacto, se suponía que solo íbamos a hablar, se suponía que esta vez no iba a dejarme llevar, pero tan pronto había cruzado la puerta y mis ojos se encontraron con los suyos, su sonrisa me hipnotizo y lo próximo que supe es que me encontraba acostado en la cama, respirando con dificultad, abrumado por sus besos y deseando que permaneciera a mi lado, pero tan pronto terminamos, se puso de pie y se marchó a la ducha, sonriéndome, y a mí solo me basto aquello para que me sintiera bien, tranquilo, aunque sabía que ese sentimiento duraría poco.

Y así fue, tan pronto la cama se fue enfriando y la habitación oscureciendo, el vacío se apodero de todo mi cuerpo, sintiéndome solo aunque no lo estaba realmente.

—¿Vas a ducharte?

Su suave voz me susurro al oído, no me había dado cuenta en qué momento había salido de la ducha y ahora estaba parado junto a mí, solo con una toalla envuelta en la cintura, con el agua goteando por todo su cuerpo. Deslice mi mano por su abdomen, bajando lentamente hasta el borde de su toalla, pero fui detenido por el mayor.

—Es tarde, debo irme y tengo que lucir bien, lo siento, será para la próxima.

Recibí un beso en la mejilla y ya con mal humor, me puse de pie para meterme a duchar, también debía regresar a casa o mi madre se preocuparía. Cuando salí de la ducha, él ya no estaba, solo había una nota sobre la cama, la cual guarde en mi mochila, ya la pondría más tarde con las demás.

El camino a casa fue largo y tedioso, aquel sentimiento de vacío permanecía y como un cruel recordatorio cuando baje del autobús para dirigirme a casa, me encontré con sus ojos mirándome fijamente, ahí estaba él, en la parada del autobús, sonriendo y sosteniendo una soda.

Era común para mí el encontrármelo a donde quiera que iba, después de todo, era el actor del momento, me paré junto al anuncio y me tomé una foto con él, la cual luego le envié, sabiendo que aquello lo haría avergonzarse y maldecirme.

Ethan, Ethan Nakhon había sido mi vecino y amigo de la infancia por casi trece años, años en los que mis sentimientos hacia él habían cambiado radicalmente, de una simple amistad a un querer más profundo, siempre me imaginaba siendo algo más que su amigo, algo tan platónico que parecía imposible en aquel entonces, pero tuvimos que separarnos cuando mi madre y yo tuvimos que mudarnos, sin embargo por cosas de la vida me reencontré con él dos años después en la escuela media y fue como si el tiempo no hubiera pasado, de inmediato volvimos a ser los mejores amigos que éramos, pero pronto aquella amistad se convirtió en algo más, algo que ninguno de los dos pudo controlar, pero justo cuando ambos fuimos capaces de aceptar nuestros sentimientos, la fama de Ethan estallo.

Desde pequeño, Ethan había mostrado interés por la actuación y se la pasaba gran parte del tiempo yendo a audiciones, haciendo pequeños comerciales, nada del otro mundo, pero conforme la pubertad nos alcanzó, la sangre inglesa por la parte materna de Ethan se fue haciendo más evidente y su inevitable descubrimiento en el mundo del espectáculo llegó sin previo aviso y sin darme cuenta, Ethan comenzó a aparecer donde quiera que iba, aunque aquello significo felicidad para el más alto, para mí significaba no verlo tanto como antes.