Amor bajo las estrellas

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Al mañana siguiente despierto con un sentimiento de incomodidad en el pecho, tenía el presentimiento que algo malo iba a pasar, aunque no sabía si en la historia de la otra Sol o en mi vida.

Cargo a Dalía y la abrazo por un tiempo antes de bajar a desayunar. La abuela ya se encontraba sentada en el comedor con una taza de café humeante que impregnaba toda la habitación de un agradable aroma. La abuela Rosi me da una mirada larga como si estuviera decidiendo que hacer, aunque debo admitir que también parecía un poco asustada.

—¿Qué tal durmió? — le pregunto tomando un plato hondo y la caja de cereal para después sentarme frente a ella.

—Bien, pensé que tu y Adam ya no eran tan cercanos como cuando eran niños — me dice dándole un sorbo a su café. La abuela Rosi era una de esas personas que aparentaban menos años de los que de verdad tenían, se caracterizaba por ser una persona amable que hablaba con todo el mundo.

—Adam ha sido mi amigo toda mi vida, nos distanciamos un poco debido a que él se fue a Francia, pero hemos recuperado nuestra amistad ahora que estamos en el mismo país — le explico intentando descifrar a donde quiere llegar — ¿Por qué?

—No, nada, solo que tenía bastante tiempo que no los veía tan juntos, cariño — me dice bebiendo su café — pensé que ya no tendrían tantas cosas en común, ya sabes los años pasan, la gente cambia, no siempre puedes tener un amigo por toda la vida.

—Abuela, ¿hay algo que te moleste acerca de Adam? — le pregunto bajando mi cuchara y mirándola a los ojos, estaba segura de que había algo que no me estaba diciendo, la última vez que había estado aquí y convivido con él, lo había tratado bien y su actitud había sido la misma de siempre.

—No. — me dice pero parece nerviosa, como cuando nos encontrábamos en su casa en Puebla y me acerque demasiado a la puerta de aquella construcción debajo de la casa, me había contado una historia sobre como durante la revolución la habían usado sus abuelos para proteger sus recursos de los constantes saqueos, pero actualmente no se encontraba en sus mejores condiciones para poder entrar, pero aun así durante todo su relato había permanecido sumamente nerviosa como si hubiera un fantasma flotando a nuestro alrededor, esperando a que cometiera algún error para llevársela con él a los entrañas de lo que fuera que se encontrara del otro lado después de que dejáramos atrás este mundo terrenal.  — Es un chico bastante agradable.

En un par de semanas empezaré la universidad así que tenía unas cosas que alistar, así que le marco a Joel para ponernos de acuerdo en algunas cosas de la universidad, aunque mientras hablábamos me empezó a dar mucho sueño y de un momento a otro me perdí en mis sueños.

—Mi padre lo quiere invitar al desayuno familiar— le digo a Adam que aun tenía el pelo despeinado al igual que la mirada un poco soñolienta  — Al igual que a su general, nos sería un gran honor contar con su presencia — Adam me da una sonrisa enorme que hace que se le iluminen los ojos.

—El desayuno es en media hora — complementa María con su singular alegría, que se encontraba parada a mi lado.

—El honor será nuestro — me dice pasando una de sus manos por su cabello en un intento de peinarlo — Muchas gracias por la invitación — dice primero viéndome a mi y luego a María.

—Los estaremos esperando — digo antes de que María y yo nos retiremos de su puerta.

Papá había insistido en invitarlos debido a que pensaba en que las conexiones que ellos le podían dar serían de suma importancia para el futuro de sus negocios, sobre todo las del general de Adam que era cercano a muchos comerciantes franceses. Debo de admitir que me encontraba feliz al saber de la presencia de Adam en el desayuno.

Cuando empieza el veranoTempat di mana cerita hidup. Terokai sekarang