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Alma de lobo



Un tenue rayo de luz me despierta, parece entrar por la ventana cerca de la puerta. Miro a mis alrededores y noto que todavía no se han despertado Margo y Anne, y Mulanu está durmiendo junto a la chimenea aunque se haya consumido el fuego durante la noche. El pasadizo que noté la noche anterior se ve muchísimo mejor con la luz natural, aunque sea poca. Sin hacer ruido me levanto y comienzo a acercarme hasta allí, siento como un cosquilleo se apodera de mis manos mientras que la adrenalina y la curiosidad me llenan el pecho.

No hace falta que comience a adentrarme en el pasadizo para saber que lo único que se ve es la pura oscuridad por lo que empiezo a caminar con cuidado apoyando mis manos en las paredes de piedra para evitar chocarme contra algo. No camino más de un minuto que ya veo luz al doblar en la única esquina de este pasillo, parece ser de algún candelabro. Cuando estoy llegando al final del camino veo que proviene de una habitación llena de frascos, velas, pocillos y hierbas, parecería ser la recámara de una bruja, no solo una curandera de pueblo.

Analizo cada objeto y me detengo en algunos que tienen etiquetas para leer su contenido. Hay una mesa en el centro de la habitación, parece ser el espacio de trabajo de la bruja, donde probablemente prepara sus frascos y otras cosas que ahora mismo no puedo descifrar.

Junto a una estantería, llena de muchos frascos con variedades de hierbas y diversas maceraciones, veo una puerta. Parecía probable que Margo sea una bruja pero, ¿tener una "guarida" de bruja? Agarro uno de los candelabros sobre la mesa para poder iluminar bien el camino al abrir la puerta y diviso que hay unas escaleras que conducen hacia abajo, e igual de oscuro como el primer camino, por lo que no sé cuánto es que desciende.

Escucho un ruido que parece provenir de la casa por lo que apoyo el candelabro en su lugar, cierro la puerta y vuelvo a la casa. Trato de caminar lo más rápido posible sin hacer ruido para que no noten que estuve husmeando por ahí, y al llegar nuevamente a la casa veo a Margo entrando a la casa.

— Hola Zara, disculpa si hice ruido al entrar — dice Margo cerrando la puerta detrás de ella.

— Oh, no te preocupes. ¿Te fuiste hace mucho? — pregunto con precaución para saber si se enteró de mi pequeña aventura por su casa.

— Salí cuando apenas estaban saliendo los primeros rayos de sol, estabas en el quinto sueño — explica riendo suavemente, seguro recordando mi forma de dormir.

— Por los dioses, debo haber estado impresentable — comienzo a reír con la idea de que mi comportamiento no parezca sospechoso.

— Bien, iré a despertar a Anne para que no tarden mucho en volver después — comienza a avanzar hacia los dormitorios pero se detiene a medio camino y gira hacia mí —. Te lo explicaré ahora así Anne no se enoja: le encanta pasar tiempo con Lobo, por lo que te va a pedir de ir hasta su cabaña cuando pares en lo de Aldair. No te preocupes, solo déjala ir y dile que se encontrarán allá.

— Está bien, no me preocuparé. ¿Cómo haré para llegar hasta su cabaña?

— La parte trasera de los establos da justo a una entrada del bosque, si cuentas quince árboles podrás divisar la cabaña. Mientras te mantengas en un camino derecho no te será problema encontrarla. En el caso que te desvíes, encontrarás otra cabaña pero de maderas oscuras, de ahí te diriges a la derecha y caminas hasta que encuentres la cabaña. Procura no hablar con la mujer de esa cabaña...

— Bueno, intentaré seguir las primeras indicaciones. Rézale a los dioses que no me pierda por el amor de Lugh — noto que el semblante de Margo está completamente serio y decido decirle algún chiste para que entienda que le haré caso —. Aunque me pierdo constantemente, mira si no estaría en Stirling — comienzo a reír nuevamente y ella baja la guardia riendo un poco.

Por nada me descubre saliendo de ese pasillo, aunque está ahí a plena vista, no quiero que piense mal de mí. Miro por la ventana y noto que el sol ya alumbra bastante, en cualquier momento casi toda la casa va a estar bien iluminada por los rayos y voy a poder notar si el pasillo se ve bien o está escondido.

Margo vuelve caminando y Anne agarra de la mano a su madre, su cara refleja el sueño profundo del que acaba de despertar. La sienta en una de las sillas y se queda mirando a la nada misma abrazada de su osito de peluche.

— Tuve un sueño muy raro, —comienza a decir Anne — estábamos en una montaña con un señor que nos decía que tengamos cuidado con los monjes o algo así — su voz risueña de niña me derretía el corazón de amor pero sus palabras me dejaron con intriga.

— ¿Ah sí? ¿Cómo se veía el señor?

— Tenía pelo rubio y largo, una corona extraña y una especie de espada en sus manos.

— Belenus — decimos Margo y yo al mismo tiempo.

— Wow... ¿Cómo saben eso?

— ¿La corona parecía como el sol? — le pregunto.

— ¡Sí! — exclama despabilándose.

— Es él — afirma Margo.

— Lo más probable es que se refiera a los seguidores de la Iglesia, de los que hablamos anoche — le digo en voz más baja, como si alguien pudiese escucharme.

— No creo que los dioses vayan a darle ese mensaje a una niña, no es su misión.

— No entiendo nada mami...

— No te preocupes Annie, ¿qué te parece comer algo y ya salir para ir a ver al anciano? — digo cambiando de tema para que la niña se olvide del tema de la inquisición. No que ellas sepan que así se llamaría ese movimiento tan sanguinario...

— ¡Vayamos ya! — exclama con emoción y yo le envío una mirada de "¿qué hago?".

— Si a Zara no le molesta no comer, pueden ir. Pero vayan con cuidado — la tranquilidad de Margo me calma a mí.

— Está bien, vayamos. Llevemos a Mulanu con nosotras, ¿te parece?

— ¡Sí! — Anne va a despertar a Mulanu que seguía durmiendo junto a la chimenea.

Agarro un pan que está sobre la mesa para no tener el estómago vacío y espero a que Margo termine de preparar sus cosas para que podamos partir. De repente se escuchan golpes apurados en la puerta y las tres nos sobresaltamos. Margo se acerca a la ventana para ver quién es, se sorprende y abre rapidísimo la puerta. Un hombre con cara de preocupado y asustado le dice algo a ella pero no logro comprender qué.

— Zara, tengo que irme rápido, una de las mujeres del pueblo está por dar a luz y me necesitan. Nos veremos cuando vuelvan de lo de Lobo, cuidense en el bosque — parece que se está por ir pero se da vuelta y mira a su hija —. Y, Anne, no vuelvan tarde. Ya sé que te gusta estar allá pero es peligroso el bosque de noche.

— Adiós Margo — la saludo con una sonrisa y se va.

— Vamos Zara — me dice Anne tirando de mi pollera y como apurándome.

— Está bien, vayamos.

Luego de haber salido y caminado un poco, pasamos algunas casas y ahora con la luz del día logro ver el lago del pueblo. Parece bastante grande a comparación de lo que me imaginé.

— En este lago, los días que hace mucho calor, mamá y yo venimos a mojarnos los pies y a hablar con los demás que tratan de pescar. Esos son mis días preferidos en todo el año, porque papá después viene con nosotras en la tarde y vamos a pasear por la plaza.

— Que lindo, de verdad que debe sentirse como tus mejores días — digo con nostalgia.

Me mira como confirmando lo que dije pero no dice nada, debe presentir mi tristeza y envidia. En el fondo, aunque sea raro, extraño las cosas que no pude tener, así como un paseo por el lago con mis padres, o tal vez una cena en la que yo me quede dormida y me lleven a mi cama...

— Allí a lo lejos se llega a ver el establo, yo me iré directamente a ver a Lobo — me mira con emoción y no me da tiempo ni para que le diga "mu" que ya fue corriendo en la dirección en la que Margo dijo que Anne iría.

Camino unos minutos más hasta llegar a la tranquera, escucho algunos ruidos que provienen de lo profundo del lugar y entro sin siquiera llamar la atención del señor.

El cofre de sangre: la llave perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora