Pierce se despertó temprano; en realidad no había dormido mucho. Tomó el teléfono que se encontraba encima de su mesa de noche para revisar los diarios, algo que siempre hacía. Un mensaje sorpresa le dio los buenos días:
"Hola, este es mi número. ¿Qué tal si hacemos eso de desayunar juntos? Liz".
El mensaje había sido enviado una hora antes y apenas eran las siete. Al parecer, ella tampoco había podido dormir.
"Hola, qué sorpresa. Lo siento, pero ya desayuné. ¿Puede ser otro día?"
La respuesta le llegó en el acto, Liz debía estar pegada al teléfono.
"Claro, no hay problema".
Pierce podía incluso percibir su decepción. Dios, no podía torturarla así...
"Era broma. No he desayunado y tengo muchos deseos de verte. Paso a recogerte en media hora, ¿está bien?"
Liz sonrió cuando recibió aquel mensaje. Por un momento creyó que había hecho el ridículo al escribirle ese mañana para desayunar juntos. Lo había meditado toda la noche y la inquietud no le había permitido dormir bien. Finalmente, había decidido hacerlo, pero tuvo miedo cuando leyó que Pierce rechazaba su invitación.
"Ok, te espero. Respecto a la broma, vas a tener que compensarme con doble ración de pancakes".
"Definitivamente, vas a engordar" -respondió él de vuelta.
Liz se echó a reír en lo que abría su armario para escoger qué ponerse. Se decidió por algo sencillo: una blusa, jeans y un suéter encima.
-Cariño, ¿no vas a desayunar con nosotras? -La voz de su abuela llamó su atención.
Liz se encaminó a la cocina para darles un beso a ambas. Kimberly la halló de mejor ánimo que en la víspera, pero no quiso ser indiscreta.
-Voy a desayunar fuera con Pierce -les informó.
-Me alegra mucho, corazón. ¡Pásenla bien! -le dijo su madre.
-Saluda a Pierce de mi parte -apoyó Tess.
Liz les lanzó un último beso y salió al exterior. Ya Pierce estaba allí y la esperaba recostado a su auto con una sonrisa un tanto tímida. A pesar de las bromas de la mañana, ambos recordaban muy bien lo que había sucedido el día anterior, pero debían seguir adelante.
-Hola -le saludó ella.
-Hola -respondió él, dándole un breve beso en la mejilla-. ¿Nos vamos?
Ella asintió.
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Bradley's Dinner era un excelente lugar para tomar el desayuno. Su decoración vintage, transportaba a los comensales a los años cincuenta. Pierce y Liz se sentaron en una mesa discreta, a un costado del lugar. Sobre sus cabezas había una lámpara y en la pared, un anuncio antiguo de coca cola.
Enseguida una chica se les acercó para tomar la orden: dos cafés, unos pancakes para Liz -una sola ración- y unos huevos con bacon para Pierce.
-Tendré que compensarte de alguna otra manera -comentó Pierce cuando la chica se marchó.
-No entiendo...
-Pediste solo una ración de pancakes -le recordó él con una sonrisa-, así que debo buscar otra manera de compensarte después de la broma que te hice.
-Cierto -contestó Liz sonriendo también-, respecto a la broma, ¿querías disgustarme tan temprano?
Él se rio, sabía que ella no lo decía del todo en serio.
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Vestidos de novia ✔️
RomanceLiz huye a un lugar tranquilo lejos del acoso de los medios de comunicación. La mirada del ojo público regresa con la aparición de Pierce, un guapo productor televisivo. *** Liz Wellington, renombrada diseñadora de vestidos de novia, huyó de Nueva Y...