Elegantemente Audaz #2

Capítulo 3

— Relájate, estás muy tenso.

1,2,3.

No sé cuántos disparos había realizado con la cámara desde que llegué al pequeño estudio de Damián y Leo pero la verdad es que lo había disfrutado mucho. Habían pasado varios meses desde la última vez que utilicé mi cámara para hacer una sesión.

—¡Gracias por venir chavales!— exclama Damián acompañando a los dos chicos que contrató como modelos por un par de horas hacia la salida— Ya os avisaré cuando subamos las fotos a la página.

— ¡Hasta luego!— dicen ellos.

Yo me limito a despedirme con la mirada de ambos, estaba agotada y lo único que quería era llegar a casa y tomar un baño. Venir hasta aquí no estaba en mis planes pero no podía negarme a socorrerlos, se podría decir que eran los amigos más cercanos que tenía después de Liberty y Jinx. Nos conocimos hace tres años en un casting de ropa deportiva, los tres éramos novatos y no nos escogieron ese día pero por lo menos logramos entablar una conversación e intercambiar números.

Me siento frente al ordenador y le doy un vistazo a las fotos que habíamos sacado. Por alguna razón el nombre de Kai viene a mi mente en forma de reclamo por no tenerlo en cuenta dentro de la lista de mis amigos cercanos, eso me hace querer reír. Digamos que me cae bien pero no podemos estar en la misma habitación sin pelearnos por lo menos un par de veces.

— Toma, bebe esto.

Damián extiende hacia mi una botella de agua, la recibo sin ningún problema y le muestro las fotos para saber su opinión ya qué al fin y al cabo es él quien tiene que quedar satisfecho con ellas.

— No sé mucho de fotografía pero supongo que también te habrás dado cuenta de que el chaval es bueno.— señala al chico más alto de habitación— Es la primera vez que aparece por aquí, creo que necesitaba el dinero, ni siquiera le importó saber cuánto recibiría a cambio.

— Supongo que no habrás abusado de su ingenuidad.

— ¡Claro que no! También trabajé en esto, no iba a jugarle sucio. En ese mundo o eres listo o te muelen.

— Dímelo a mi.— murmuro y me levanto sin ganas de la silla— Bueno, me largo.

— Dentro de un rato va a oscurecer. ¿No vienes a cenar con nosotros?— pregunta Leo mientras se apresura a recoger todo.

— Me encantaría pero tengo cosas que hacer.— me pongo el abrigo con prisa — Adiós.

Camino hasta la salida sacudiendo la mano de espaldas en su dirección.

— Ya sabemos que eso significa que no tiene nada que hacer...