Segundo libro de la trilogía Cuidado.
Historia independiente del primero.
Ava pensó que su vida iba a ser diferente.
Aún no sabe quién es el autor de su desgracia, pero está segura de que acabará encontrándolo.
Pero...
¿Qué pasa cuando uno de tus er...
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Una de las cosas que más me gustaba de los Valls era el buen ambiente que había entre ellos, nunca había conocido una familia tan unida y agradable como esta. Hoy era el cumpleaños de la madre de Jinx y nos encontrábamos decorando el salón de su casa con globos y algo de confeti, nos quedaba tan solo una hora para que ella regresara junto a su nieta del parque.
— Por cierto, ¿acabaste de decorar la tarta?. — pregunto mientras acabo de poner las bebidas sobre la mesa que habíamos sacado fuera.
— Kai se ofreció a acabarlo. — responde Ava.
— Me estás jodiendo. — afirmo con un tono de burla en mi voz— ¡Tía pero si ese hombre apenas puede cocinarse un plato de pasta!.
— No seas exagerada, es solo poner un poco de nata y fresas.
Dejo lo que estaba haciendo y camino directo hacia la cocina. La música electrónica sigue sonando en el lugar y dada la situación parecía que se lo estaba pasando de maravilla. Cualquiera diría que la cocina era lo suyo lo cual estaba más que claro que él y la cocina no se llevaban bien.
— Ya me parecía que estabas tardando.— grita a través de la música, está concentrado en poner los trozos de fresa en los bordes.
Me acerco hasta la encimera para ver más de cerca su trabajo. Había decorado la tarta con algo de fresas y virutas de chocolate caían sobre la nata que había untado por encima.
— Hombre, Kai, me sorprendes. La última vez te cargaste mi tarta...Como para no preocuparme en venir a ver lo que estabas haciendo. — me llevo una de las fresas a la boca. — ¿Podrías ponerte alguna camiseta por lo menos?
— ¿Desde cuándo te importa que no lleve?
— Sé por dónde vas y ya quisieras. — sonríe en mi dirección — Es el cumpleaños de tu madre por lo menos ponte una de esas camisas que compraste la semana pasada.
— ¿Es necesario?
— Mira bomberito, aquí nadie quiere ver los abdominales que hayas podido sacar las últimas semanas en tus entrenamientos, así que si me haces el favor...— rodeo la cocina y empujo su cuerpo lejos de la tarta y la cocina, había rastro de sudor en el— vete a duchar y ponte algo que no sea esos pantalones cortos de dormir tan horribles que llevas.
— ¡Pero como estamos hoy! Espero que no te comas las fresas que dejé en la nevera, los tengo todos contados.
— ¡Tacaño de mierda!
— ¡Lo mismo digo!
Suelto un bufido y acabo de poner un par de fresas más en la tarta que espero y les guste a todos porque me esforcé mucho esta vez. Digamos que mi fuerte no eran los postres precisamente.
