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—¿Tú, sólo...?— Koushi trató de formular una pregunta coherente, ambos estaban dentro del auto del mayor frente a la casa del peligris envueltos por un silencio algo incómodo.

Todo el camino fue de esa forma, Oikawa no se animaba a decir palabra alguna, se notaba la atmósfera cambiada y los nudillos de Sugawara parecían tan blancos casi transparentes de sólo apretar las solapas de su chamarra con nerviosismo y es que esa conversación que había escuchado sin intención lo había descolocado

Si Iwaizumi lo había descubierto tan rápido ¿Que tanto tardarían los demas en percatarse de la química que había entre él y el productor? Sinceramente no quería tener malentendidos con sus compañeros

—¿Sólo te quieres acostar conmigo?— Sugawara por fin se había armado de valor para soltar la pregunta a la que tanto le temía

Oikawa suspiró y pasó sus manos por sus hebras castañas

—No le hagas caso al imbécil de Iwa-chan, no suele ser delicado al momento de decir las cosas— respondió

—¿Entonces no me ves de esa forma? ¿Sólo aprecias mi talento?— la voz de Koushi se quebró

—¿Qué?— eso había tomado por desprevenido al productor —Pense que había quedado claro cuando dije que eres jodidamente ardiente cuando bailas. Lo que siento no sólo es devoción a tu talento— lo miró con interés

¿Esas explicaciones era las que quería?

—Y...yo no he estado nunca con alguien— susurró mientras se mordía el labio inferior con nerviosismo

—Lo sé— Oikawa asintió, era obvio que el Cisne frente a él era tan puro que dudaba que haya experimentado ciertas cosas

—¿Quieres hacerlo conmigo?— preguntó con timidez mientras se sonrojaba fuertemente

—Y...yo— Tooru dudó, pero era importante ser honesto en todo momento —Sí— admitió

—Enseñame— Suga alzó la mirada enseñándole su determinación en su iris avellana —Quiero que tú me enseñes—

—¿Estás seguro?— volvió a preguntar el productor antes de proseguir y como respuesta Sugawara asintió dándole su permiso

Oikawa alzó una ceja con espectación, pero se acercó al peligris y lo tomó del mentón mientras lo acercaba a sus labios para besarlo con suavidad, Koushi no dudó en recibir ese contacto tan anhelado y empezó a seguir el ritmo que había impuesto el mayor. Tooru decidió que debía profundizar el beso y con su lengua pidió permiso para entrar a la cavidad bucal del Cisne Blanco que seguramente nadie había probado. El peligris con timidez le permitió aquello mientras sus lenguas se tocaban por primera vez y se reconocían en una danza armónica y lenta.

El castaño usó su mano disponible para acariciar con suavidad la pierna del menor. Los asientos del auto eran algo pequeños lo que limitaba el movimiento, pero Tooru se las arregló para palpar con suavidad sus muslos, la piel le quemaba y anhelaba mucho más, casi como una ambición por querer poseerlo ahí mismo. Koushi soltó un leve jadeo en los labios del mayor al sentir esa mano curiosa ir subiendo más allá de lo permitido y su presencia se estremeció hasta el punto de que empezó a temblar por la emoción y nerviosismo de su inexperiencia.

Oikawa notó esta actitud y alejó su mano y labios del Cisne Blanco quien tenía los labios ligeramente enrojecidos por el beso que habían compartido

—No necesitamos presionarnos— comentó Tooru— Tenemos todo el tiempo para disfrutar nuestra compañía — volvió a decir y eso pareció calmar los nervios de Koushi quien relajó los hombros visiblemente

—Lo siento— se disculpó

—No tienes que hacerlo, no quiero presionarte. Todo a su debido tiempo mi bello Cisne— sonrió con sinceridad

—¿Cuando fue la última vez que te acostaste con alguien?— Está vez Koushi fue directo y preguntó sin titubear o dudar de sí mismo

—Y...yo no lo recuerdo. Fue hace mucho— mintió, la última vez que estuvo con alguien fue hace seis meses dónde en un bar se había enredado con un pelirosa que ya había olvidado su nombre

—El profesor Iwaizumi mencionó que ya te habían roto el corazón. Tú...—

—Fue hace mucho tiempo, yo aún era un adolescente hormonal y bastante estúpido que se dejó manipular por las palabras de su primer amor— suspiró con pesadez. Suga lo miró fijamente sin decir palabra alguna y Oikawa negó con la cabeza mientras soltaba una bocanada de aire —Sinceramente no puedo decirte que no— admitió —Esta bien, te contaré— cerró los ojos y Koushi tomó una de sus manos —Cuando tenía quince años iba a la misma academia que Iwa-chan, no había duda que siempre tuve más carisma que él— bromeó— Yo era un novato en la vida, un estúpido novato que se había enamorado de su maestra de ballet. Ella era realmente maravillosa para el baile, pero sólo me uso— dijo casi con melancolía —Ella solía decirme que tenía mucho más talento que los demás, que llegaría muy lejos y yo le creía ciegamente— sonrió con amargura —empezo a coquetearme después de clases y poco a poco me fui enamorando más de ella hasta que caí fuertemente ante sus encantos. Ella se llevó mi primera vez— negó con la cabeza —Yo sólo era un novato lleno de ilusiones y pensé que ella sentía lo mismo— hizo una pausa — Me equivoqué— suspiró— ella sólo me uso para su beneficio y cuando encontró alguien más que era novedad me desechó sin siquiera pensarlo—

A Sugawara se le estrujó el corazón al escuchar la historia y decidió que era mejor no preguntar los detalles, ese no era un tema que le fuera fácil sacar al castaño. Tal vez más adelante y podría preguntarle, cuando sus heridas hubieran sanado por completo.

Para ser un hombre de venticinco años, Oikawa se veía realmente frágil y desprotegido

—Iwa-chan siempre me advirtió que lo que teníamos era un error— soltó una carcajada amarga— odio que tenga razón— bufó

Había una duda que no dejaba de rondar la cabeza del peligris, una duda que le carcomía el pensamiento y lo enfermaba en tan sólo pensar que la respuesta fuera algo que él no quisiera saber

Y... se decidió a preguntar

—¿Aún la amas?—

CisneWhere stories live. Discover now