Sábado, día de la búsqueda

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Pov. Issie

Mi mamá me dejo al frente de la casa presidencial. Me dijo que no podía quedarse conmigo, pero que siempre la mantuviera al tanto de todo. Está será mi cara más actuada. No me agrada la idea de vender mi virginidad, pero prefiero eso a que me alejen de mi mamá y luego ponerme a pensar que sí pude moverme para que eso no sucediera.

- Buenos días señorita -saludo con un movimiento de cabeza a uno de los guardias del presidente.- Pase por aquí.

Me guía a una puerta blanca hueso con bordes dorados. Me da la bienvenida para entrar y murmuro un "Con permiso".

- Hola señorita -me da la bienvenida un señor alegre, algo gordito, no mucho, sólo un poquito.- Mi hijo te espera en su cuarto.

Ah genial, pensando que se ve adorable con su emoción y es el causante de que venda mi virginidad a un desconocido. Suspiro mentalmente. Estuvo apunto de agradarme.

Me guía el mismo guardián de antes, pero está vez a una puerta azul marino. El señor hace lo mismo que hizo antes de que conociera al presidente. Me adentro en el cuarto y veo a un chico sentado a la orilla de la cama.

Suspiro mentalemente de nuevo. Empieza el show.

- Hola.

- Hola. -Responde rápido.

- Y, ¿cómo te llamas?

- ¿No te han dicho a qué veniste? -Me observa detenidamente y niego. Haciéndome la tonta.- Ya veo.

- Me dijeron que primero tenía que agradarte.

- Me agradas.

Bufo mentalmente. No quiero agradarte sólo quiero que me veas como "qui aco" y así poder irme con mi mamá. Aunque, ahora que lo pienso, ¿si le desagrado, aún así nos darían el dinero?

- Que bueno es escuchar eso.

Camino hacia la ventana. Sus cortinas son de color dorado con beige. Me giro y cruzo miradas con él.

- ¿Tu primera vez? -Lo veo esbozando una sonrisa picarona. Se sonroja.

- Algo así -se acomoda en su cama. Me llama y me río un poco.

- Eso quiere decir que sólo te han hecho oral, ¿no es así? -Me acerco un poco y me detengo al frente de él. Se pone nervioso y sorprendido a la vez. Es cierto que soy virgen, pero ser el call center sexy del porstíbulo me está ayudando.- A ver, hijito del presidente, -me lamo el labio inferior mientras lo veo directamente a los ojos- estás demasiado bueno -me termino por morder el labio que humecte antes mientras lo veo de abajo a arriba. Me acerco a sus piernas y me siento en ellas. Él se curva un poco hacia atrás. Sonrío traviesa- esto será interesante. -Me estoy divirtiendo.

Sonaré segura y sí me estoy divirtiendo, pero ya estoy llegando a mi límite de actuación.

- ¿Cuánto es lo que te pagarán? -Intenta aguantar los pequeños movimientos que hago en amago de acomodarme, pero que a la vez provoca que las telas de nuestra ropa rocen, de cierta forma, intena no excitarse con esto.

- Sería, aproximadamente, veinte mil oriones -Él me observa aceptando, inclina su cabeza hacia atrás. Él está en su límite de cordura.- Te estás poniendo ansioso -reacciona levantando rápido la cabeza y niega nervioso, por instinto, comienzo a menear mi trasero en contra del pequeño vuelto que está creciendo en sus pantalones. - Es satifactoria la sinceridad de tu amigo, -lamo entre mis labios mientras concentro mi mirada entre sus labios y sus ojos- es excitante. -Empujo con un poco de presión mi trasero contra su pene y veo como reprime un jadeo. Se muerde el labio negando un poco divetido y sonrío picarona.

Y eso no es mentira. Sí me estoy excitando.

- Espera, espera. -Me toma de la cintura y me levanta. Me coloca a la par de él. Doblo un poco el rostro como para verlo de forma divertida como cuando un perro mueve su cabeza hacia un lado. Me acerco a su oído.

- ¿No te ha gustado? -Suspiro en su oído y se mueve como si le hubiera dado un escalofrío.- No quieres hacerme tuya -hablo suave y le doy un beso en el lóbulo de la oreja. Él se voltea y nuestros labios quedan casi pegados.

- Espera. Eres linda, qué digo linda, hermosísima, pero no quiero esto. Ni para mí ni para ti. -Me explica y sólo lo observo con detenimiento. Me desconcentra un poco que estemos tan cerca.

- Pero necesito el dinero -hago un puchero inconsciente. Él sonríe y puedo sentir su respiración. Cada vez lo siento más cerca.

- Y eres tierna, ¿cómo es que paraste en esto? -Me acaricia el rostro y no lo dejo de ver.- Te pagaremos y hagamos como que lo hicimos -le sonrío. Me gusta el plan y ambos ganamos. Me separo de él y él me sujeta la mano.

- ¿Estás listo para actuar? -Él asiente divertido y sonrío con la misma emoción.

Comenzamos a simular un somatón. Él me explico que él ha tenido el deseo sexual de que su primera vez sea bien apasional. Sólo me reíre. Cada vez que golpeabamos algo, me aguantaba la risa y él hacía lo mismo. Luego de somatones, simulamos los golpes de nalgadas con dar la misma palmada, pero en los brazos. Luego los gemidos y los textos.

- Ah, Ah, esto es... -Comienzo yo y él se impresiona.

- Mhm, mhm, se siente muy bien -eleva la voz y suena creíble.

- Ah, no tan duro, me vas ah, ah, ah, ah -hago respiraciones entre cortadas.

- Esto es -respira profundo y hace un gruñido algo ronco- me voy a venir, hmm, ah -gime un poco ronco- me vengo -hace unos sonidos extraños y termina con una respiración profunda.

- Ah, ah, a afuera -hago un último grito, algo agudo, cuando él dijo "me vengo". Hago mi última respiración profunda.

- Esto fue genial -me guiña el ojo y se acerca a mi oído- eres demasiado buena en este acto.

Me encojo de hombros, sino seremos nada, no tiene porque saber mucho de mí.

Él me jala a su cama y me dice que debo quitarme la ropa.

- ¿Perdón? -Alzo mis cejas y, algo incosciente, agrando los ojos.

- Tienes que hacerlo, todo este show no se lo creerá si voy a abrir la puerta y tú estás vestida. Así que, desordena un poco tu pelo, quedate en ropa interior, podemos decir que te lo pusiste cuando escuchaste que tocaron la puerta -asiento. Tiene un punto, pero no me gusta que me vean en ropa interior.

Empiezo a quitarme las zapas, luego la falda y de último mi blusa polo. Sí, vine vestida como si fuera a hacer algún deporte como badmintón en alguna casa club. Él se quita su camisa rápido y los pantalones junto con los calcetines. No llevaba zapatos.

- Bueno, ahora a poner bien la escena.

Movemos las sábanas y las colchas para ponerlas algo arrugadas. Nos acostamos y me acomodo en su pecho. Ya desordené mi pelo y justo unos minutos después tocan la puerta.

- Ya voy -eleva la voz y le doy una señal de"todo bien".

- Espera, tienes el pelo arreglado aún, y si fue apasional, no tienes ni un rasguño mío.

- Buen punto y los chupetones. -Agrega y agrando los ojos. Eso se nos olvido.

- Cierto, ven.

Se acerca a mí. Le desordeno el pelo, le hago unas pequeña líneas rojas en la espalda con mis uñas y, por último, cada uno le hizo como dos chupetones en el cuello al otro.

- He, fuiste muy lejos -me toco uno de los chupetones que me dio y sonríe algo sexy.

- No lo pude evitar, una vez que te probé, no pude no hacerlo sólo una vez.

No puedo hacer nada más que tirarle una almohada antes de que llegará abrir la puerta. Maldito, no pude reaccionar con normalidad. Me sorprendió ese cambió de aire.

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Chupetones: Singular_chupeton; es una marca que se hace con lamer, succionar y morder las áreas de la piel, dejando una marca rojiza.

El Hijo del PresidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora