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Lo primero que recuerda es estar muriéndose de hambre en un oscuro callejón maloliente. Sus párpados pesaban en demasía, lo único que quería era abandonar ese lugar con apuro.
De ese día pasaron muchos más en la misma situación, ocasionalmente salía en la noche a buscar comida en la parte de atrás de algunos restaurantes, rezaba por que hayan algunas sobras.

En incontables ocasiones fue golpeado por ser acusado de haber robado. Le es imposible contar cuantas veces amaneció con un sabor a sangre en su boca, para él desde una corta edad vivir fue una pesadilla.

Mas apareció alguien que parecía ser su salvación, con palabras bonitas y demasiadas promesas lo llevó hasta el que se convertiría en su hogar. Ya ahí, le dieron comida; en todo su miserable vida no había visto tanta comida como en ese día. Todo parecía ser felicidad hasta que lo bañaron.

Las sirvientas pegaron un grito al cielo cuando descubrieron que el chico que había recogido su amo no era ni más ni menos que un niño en vez de una niña. Con rapidez se lo informaron y su presencia no se hizo esperar.

—Tienes una cara tan bella como la de una niña, en serio me has engañado. Ahora dime, ¿cómo vas a poder pagar mi hospitalidad? Pensaba venderte cuando crecieras, pero lamentablemente eres un sucio niño.

El niño no sabía que responder, pensaba que desde ahora todo iba ser felicidad; sin embargo, otra vez se había equivocado.

—Y-Yo puedo servirle e-en lo que sea. — su voz era tan fina como la de una niña, ¿cómo rayos puede ser un muchacho? Se preguntaba el barón.

—Con esa cara tuya podría sacar unos cuantos beneficios en algún futuro.— exclamó — Creo que no he presentado, soy el barón Choi Ki Ho. ¿Tienes un nombre, pequeñín?— en infante negó —Ya veo, como regalo de mi hospitalidad te voy a dar un nombre.

El chico se emocionó, había oído que los nombres eran una muestra de amor de los padres hacia sus hijos.

El barón después de pensarlo por unos momentos, se decidió por un nombre.

—¿Qué te parece SeokJin? Significa "gran tesoro". Tómalo como un buen presagio.

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—¡SEOK! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no salgas sin mi permiso?!— los gritos de ese hombre lo perturba hasta sus entrañas.

SeokJin había salido de la residencia porque había oído que estaban haciendo un festival para recibir la primavera. Ahí se había enterado que el rey haría un banquete para todos los nobles, incluso para los que estaban a punto de irse a la quiebra como era el caso de quien lo había acogido.

—Lo siento, mi señor. Pero le traigo noticias.— aseguró. Si decía lo que había escuchado tal vez el castigo que le podrían no sería tan severo.

—Escúpelo, ¿qué esperas? ¿Una invitación?— espetó borde, el barón.

—El rey realizará un banquete para todos los nobles, mi señor.

—¿Absolutamente todos?

—Sí, así lo leí en el cartel que estaba en la plaza.— mintió.

El barón lo examinó con la mirada, sentía que podía ver a través de él. Pero no flaqueó, mantuvo su expresión neutral y una postura recta, justo como le había enseñado.

SeokJin había recibido la educación de un noble sin ser él uno, mas nunca se le dio un apellido. Eso solo era para los hijos de los nobles y/o adoptados.

Choi Ki Ho, aunque lo había educado como un hijo más nunca le dio su apellido. Cuando era más joven, ingenuamente pensó que con el paso del tiempo el barón lo adoptaría y reconocería como su hijo; sin embargo, eso nunca pasó.

Moon, the storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora