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Estoy aquí para salvarte, estoy aquí para arruinarte. Tú me has llamado.
—Pied Piper (BTS)


Nació de una concubina, siendo reconocido, se convirtió en el cuarto y último príncipe en la línea de sucesión al trono. Era más que imposible que gobernara el imperio, entonces, ¿cómo se transformó en el emperador Min YoonGi I de Lebil?

Viajemos al pasado que nadie esconde, pero el que tampoco nadie menciona.

Su madre falleció misteriosamente cuando tenía 3 años, luego de ingerir unas galletas que la emperatriz Baek InHa de manera muy afable le regaló. Después, pasó a manos de otra concubina que solo se hizo cargo de él por pura cortesía. YoonGi no la juzgaba por haberlo tratado como un estorbo.

Cuando creció y entendió en el campo de guerra en el que se encontraba, decidió no levantar su espada y vivir una vida tranquila con un título cualquiera. ¿Él quería gobernar? La idea sonaba tentadora, hasta dulce para sus oídos. Pero no quería que el palacio principal fuera un mar de sangre. Para que él tomara el trono, todos los príncipes debían morir y particularmente no estaba interesado en cortar cabezas.

Demasiado trabajo.

Cuando YoonGi cumplió 15 años, regresó al palacio Bae que le pertenecía a su madre.
Habían 3 palacios. En el primero y principal vivían el emperador, la emperatriz y sus hijos. En el palacio Jung residían el segundo príncipe y su madre. Y por último, pero no menos importate, estaba su palacio. De esa manera se dividía el terreno, por ende, solo le veía la cara a sus hermanos en banquetes.

Solo habían 4 príncipes reconocidos. El primer y tercer príncipe, Min YeSung y JiWoo, eran hijos de la emperatriz, un par de cabezas huecas que lo único que sabían hacer era menear su cola cuando escuchaban a su madre. YeSung era el heredero al trono y el favorito, mas solo era un tipejo arrogante al igual que su hermano.

El segundo príncipe, HoSeok, era el más sensato según el criterio de YoonGi. Nacido de una concubina de buen corazón, fue criado con amor y valores. Por eso, sabía que si el imperio caía en manos del inepto de YeSung se iba a ir a la ruina. No dudó en desvainar su espada e iniciar una rebelión, matando en el proceso al emperador y tercer príncipe.

Lágrimas de sangre fueron las que lloró la emperatriz al ver el cuerpo de su hijo, juró que bajo su mano él dejaría de respirar.

Lo que YoonGi justo quería evitar se hizo realidad. En el palacio se respiraba el olor a sangre, cuerpos de sirvientes, guardias, hasta de nobles decoraban el lugar. Y él solo observó todo por la ventana de su palacio.

Baek InHa era una arpía que no debía ser subestimada, y aunque no cumplió con lo jurado, por lo menos de llevó la vida de la madre de HoSeok. Ojo por ojo, diente por diente.

Todo era un caos.

Montones de sirvientes escapaban como podían del palacio principal o pedían refugio en el suyo, esos sirvientes no tenían la culpa de lo que pasaba.
Ellos lloraron y hasta se arrodillaron para darle las gracias por haberlos dejado entrar.

—¡MIN YOONGI!— un grito de una voz dolida.

NamJoon lo observó y negó con la cabeza, no debía salir. Pero la curiosidad lo mataba.
Pese a la negativa de Nam, igual lo acompañó y salió con tranquilidad con su espada.

—Segundo hermano imperial, ¿a qué debo su honorable visita?

—¿Acaso en tus puertas escondes a la arpía que le arrebató la vida a tu madre?— YoonGi frunció el ceño

—En mi palacio solo hay sirvientes que salieron despavoridos del principal debido a la matanza. No vengas a mi casa a hacer falsas acusaciones, Segundo.

—¿Cuándo vas a dejar de ser un maldito cobarde y te unirás a mis filas? ¿No sientes pena por el imperio que iba a sufrir en menos de Primero?

—Tú comenzaste esta rebelión por el bien de las personas según tus palabras, pero, ¿nunca pensaste en los contras? ¿En cuántas vidas se iban a perder por ello? La de tu madre por ejemplo.

—Yo pensé en las pérdidas futuras, y por lo menos hice algo. No como otros que se quedaron viendo todo desde una jodida ventana.

HoSeok se acercó hasta que su respiración se mezcló con la YoonGi. NamJoon desvainó su espada para atacar, pero el cuarto príncipe levantó la mano para que se detuviera.

La armadura que llevaba Segundo lo hacía ver imponente, además la mirada llena de dolor y convicción que poseía lo hacía aun más.

—Cuarto, no, YoonGi.— posó su mano sobre el hombro contrario —Únete a mí, y juntos demos muerte a YeSung e InHa.

—El título de segundo príncipe te da una responsabilidad, ¿verdad? Fuiste criado bajo la mano de una madre amorosa que te enseñó que debías ayudar al indefenso. En cambio, a mí se me enseñó a ver solo por mi persona. ¿Ver por las personas del imperio? Debía ver por lo que iba a comer. No obstante, sé sobre la empatía y la poseo. Por ello, aunque InHa mató a tu madre, primero mató a la mía.— una genuina sonrisa se formó en su rostro y él también apoyó su mano en el hombro contrario —Por eso, debes entender que la emperatriz morirá en mis manos, tú encárgate del imbécil de su hijo.

HoSeok despertó su deseo de venganza que creía extinto.

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Soldados defendían a capa y espada a los príncipes mientras ellos intentaban localizar a la emperatriz con su hijo.
Si de algo estaban seguros HoSeok y YoonGi, es que esos cobardes se encontraban juntos.

El ejército de la rebelión avanzaba rápido, destruyendo a todo aquel que se oponía al ascenso de HoSeok. Cientos de vidas perdidas, culpables e inocentes.

El objetivo era poder entrar a la sala de tronos, donde se sospechaba que se encontraban la facción de la emperatriz, InHa y YeSung.

—¡¿DE DÓNDE SALEN TANTOS SOLDADOS?!

El segundo príncipe no se esperaba que hubieran tantos del lado de Baek. Él, ingenuamente, pensaba que al hacer la rebelión todos se pondrían de su lado, acabando rápido con la emperatriz.
Maldita arpía, tenía más cartas bajo la manga.

Arrasaron un batallón entero para poder abrir las puerta que lo llevarían a los tronos. Esas puerta eran majestuosas, decoradas con las más finas joyas que el imperio poseía. Al final, fueron derrumbadas sin pena alguna por los dos príncipes.

—Por lo menos creí que tendrías más guardias aquí, ¿no que muy lista?— YoonGi se acercaba peligrosamente hacia InHa. Los nobles hicieron una clase de muro humano para protegerla. Eran más fieles de lo esperado.

Lamentablemente, los rebeldes le triplicaban el número a los viejos nobles que ya no podían ni sostener una espada.

Extermínenlos.

—¡SÍ, SU MAJESTAD!

HoSeok era un emperador no proclamado, pero a eso nadie le importaba y le habían empezado a llamar "Su Majestad".

El resultado de aquella orden fue más que obvio. A los pies de InHa, cuerpo decapitados había. Horrorizada, cayó de rodillas y vomitó. Con la cabeza gacha, no se dio cuenta que YoonGi se acercó y alzó su espada.

Una cabeza rodó.

La cara de YoonGi se manchó. Sonrió, le acababa de salpicar sangre de arpía pero poco le importaba, la bruja que envenenó a su madre había muerto y eso le era suficiente.

Pero, ¿y el primer príncipe?

—¡HOSEOK!

Nunca. Subestimes. Al. Enemigo.




+Publico esto mientras escucho una clase, por ende, no lo he revisado. Disculpen las faltas ortográficas.

+Sé que prometí traer este cap ayer, pero estuve realmente ocupada y peor hoy día con el comienzo de mis clases.

Edit: este cap llega a 20 votos y les traigo los 3 caps que les debo antes del sábado

Moon, the storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora