Capítulo 31- Sin final

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Noté su sonrisa victoriosa, mientras se recostaba a mi lado, intentando regular mi respiración.

- Apenas sean las doce, corre porque me vas a rogar para que pare después de todo lo que me hiciste.- Hizo un puchero inocente, mientras dejaba su cabeza en mi pecho.

- Solo tienes que aceptar quien manda aquí y vaya que disfrutarás.-

- Eso es porque no sabes las compras que hice.- Alzó sus cejas.- Y vaya compras.-

- Mientras no aparezcas con otro dildo y que me vibren hasta las tetas, todo va a estar bien.- Reí junto a ella.

- Compré algo con punta.- Tragó en seco.- Y vas a levantar tu culito otra vez para simplemente...-

- Quiero el divorcio.- Saltó buscando su ropa, lanzando una carcajada al aire.

- No firmaré.- Corté sonriente.- Y sé que tampoco lo quieres.- La besé suavemente, sintiendo como ella me seguía con un puchero.- Quieres que empiece antes?-

- Será menos castigo?-

- Si.- Rápidamente se giró, levantando su trasero.- Que lindo.-

Besé su omóplato, caminando hasta mi bolso, sacando rápidamente una fusta, notando como se giraba de tal forma que se cayó de la cama.

- Ni siquiera lo pienses.- Saqué una bala.- Mala, Makis mala.-

- Te va a gustar.- Me acerqué a su lado, acorrandola para besarla.- Tendrás un premio.-

- No quiero.- Se quejó sin dejar de mirar el cuero de la fusta.

- Solo un orgasmo.- Me miró incrédula.- Y mañana te dejo empezar.- Parecía gustarle.- Y puedo usar lo que más te guste y puedes sacar cosas como estas.- Se dejó caer nuevamente, levantando su trasero.- Buena chica.-

- Mala.- Dejé la bala en su centro, haciendo la prueba para ver como su cuerpo se contorcionaba.- Makis mala.-

- Makis te ama.- Besé su nalga, antes de pasar el rígido cuero por su espalda, dándole nalgadas para simplemente terminar por tomar su clitoris para que termine de llegar, tomando su cintura cuando sus piernas flaquearon.

- Otro.- Volvió a empinar su trasero, quitando la bala.- Chupa.- Le di una nalgada con mi propia mano, notando su sonrisa, mientras tomaba las sábanas fuertemente, girandola para acercarme a besarla, mientras movía mis caderas para que mi muslo y el suyo choquen con nuestros sexos.

- Te amo.- Susurre sonriendo sobre sus labios, escuchándola gemir, mientras sus uñas se clavaban en mi espalda.

- Yo también te amo.- Gimio mordiendo su labio inferior, bajando a besar su cuello.

- Cuánto me amas?-

- Más que el sexo.-

- Hacer el amor.- Tiré de su pezon, escuchando una queja de su parte.

- Eso.- Meneo sus caderas.- Como lo quieras llamar.- Seque su sudor, mientras ella cambiaba las posiciones, sentándose para frotar nuestros sexos, siendo imposible aguantar el calambre, mientras ella caía del otro lado de la cama, completamente rendida.

- Si no pensaras en bebés, podríamos tener esto cada noche, todas las noches, sin ningún bebé que nos interrumpa o que nos deje agotadas.-

- No es negociable, mi amor.- Me miró fijamente.- Quiero todo contigo y eso incluye bebés, nietos y si llegamos, bisnietos.-

- Tengo miedo de ser mala madre.- Me abrazó fuertemente.- Tengo miedo de que no sea algo para mi.-

- Yo ni siquiera pensaba en bebés, estaba demasiado negada.- Conectó nuestras miradas.- Pero sé que contigo lo podré hacer, me vas a enseñar y que entre las dos aprendamos sobre pañales y que lloremos con el bebé por no dejarnos dormir.-

- Ese panorama no es alentador.- Ambas reímos.- Pero me gusta que lo imagines conmigo.-

- Imagino todo contigo.- Besó mi mentón.- Todo.- La besé suavemente, escuchando perfectamente como comenzaba a llover, dejando mi cabeza en su hombro.

Busqué una camiseta que estaba sucia junto con mis bragas, saliendo al balcón, cerrando por si ella le molestaba, dejando que las gotas hagan que por alguna extraña razón, me ría, mirando hacia adentro para notar su sonrisa, mientras buscaba otra camiseta, saliendo para reírnos como unas idiotas.

- Nos vamos a enfermar.- Alcé mis hombros.

- No importa.- Susurre sobre sus labios.- Esto es maravilloso.- Me besó con cierta delicadeza, dejando mis manos en su cintura, pegando nuestros cuerpos, hasta que un relámpago hizo que me aferre a ella.

- Te gusta la lluvia pero no lo que viene con ella.- La volví a besar.- Vamos a la tina.- Entramos rápidamente, mientras ella llenaba de jabón y dejaba que el agua llene la bañera con vistas a la ciudad, entrando rápidamente, notando como ella simplemente se quedaba en el otro extremo, tomando mis pies para hacer masajes, acercandome a besarla, quedándome en su pecho.- Alguna vez te dije que me podría acostumbrar a esto?-

- Y alguna vez te dije que también lo puedo hacer?-

Aprender A Quererte- (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora