Camino de la sede

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-¿En la sede lo están preparando todo ya para la llegada del Cárdeno?-preguntó Arydeen al mensajero que acababa de llegar de la montaña –lo que menos querrá cuando vuelva de su viaje será tener que preocuparse a preparar su propio banquete de bienvenida.

-Sí, sí, señora Arydeen –en la sede están todos como locos preparándolo todo, también están preparándose para la demostración de la cura…

-¡¡¡Shtttttttttt!!! No debe saberlo aun –dijo Arydeen en voz baja –no puede saberlo nadie. ¿Cómo se te ocurre decirlo así? Podría haberlo oído cualquiera. Imagina que hay alguien del Rayo Partido detrás de estos árboles al lado del camino, lo abrían oído y tu serías el culpable de nuestra perdición –Arydeen rió al ver la cara cadavérica y de terror que había quedado en aquel mensajero. Se alejó de él y fue hacía el resto del grupo que estaba hablando al lado de los carros. El menajero se había quedado solo y apartado pero se encontró más aliviado al ver que la capitán se alejaba de él. Dejó ir un soplido.

Arydeen se unió al grupo y comunicó al Cárdeno que todo estaba en orden en la sede y que ya se estaban preparando para su llegada. Después se dirigió a uno de sus hombres.

-¿ves al mensajero? –el hombre asintió –cargároslo. Ha dicho algo que no debía.

Aquel hombre no dudo ni un momento de cumplir esa orden. En el fondo venía de Arydeen, tenía un puesto mucho mayor, ideas de tortura retorcidas y sobretodo: estaba loca.

El Rayo PartidoWhere stories live. Discover now