Yo más te adoro

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— Lo siento Alejo. —dije apenado mientras tocaba aún el ukelele.

— No te preocupes, al menos a Simón se le da increíble el canto.

Asentí y seguí tocando, debo de concentrarme en esto y no en perderme en mis pensamientos. De imprevisto, Simón comenzó a tocar una parte que nunca había leído en la letra que nos había dado, parece ser cómo un reclamo hacía alguien, y ese alguien soy yo.

¿Cómo contar, cómo contar?, con los dedos de mi mano
Las veces que te pierdes en la calle, los tantos "quédate, no será malo"
Los miles de " ya vete" y "no me falles"
Podría apostar a que en cualquier esquina, ya te conocen, hasta de memoria

Y que con cada cuento que terminas, le vas restando un poco a nuestra historia
Pero el tiempo es terco y el corazón condena
Hoy te quiero decir, con todo y eso, una vida sin ti
¡No vale la pena!

Me quedé sin voz por unos momentos, agarré el micrófono con una mano y con otra el ukelele, comenzando a improvisar cómo si fuera magia. 

Me tienes loco, loco por verte
Duele entender que es tan fácil perderte

Y continué con la parte que si estaba escrita.

¿Cómo te explico?, yo me enamoro
Entre más huyes, yo más te adoro

Me tienes loco, desesperado

Cantamos Simón y yo esa parte.

¡Desesperado!

Gritó Isaza cantando.

Pues tus problemas son complicados

Cantó Martín desde su lugar, sonreímos y continuamos.

¡Son complicados!

Grité cantando como Isaza.

¿Cómo te explico?, yo me enamoro
Entre más huyes, yo más te adoro

Cantó Alejo sonriendo.

¡Yo más te adoro!

Grité para finalizar la canción y la gente comenzó a aplaudir, nos sonreímos los cuatro y continuamos tocando hasta ya entrada la noche, fuimos un éxito en el lugar.

Nos encotrabamos guardando los instrumentos cuando un hombre se nos acercó llamando nuestra atención.

— Buenas noches.

— Buenas noches. —respondimos los cinco mirando a el hombre.

— ¿Se llaman Malta, no? —preguntó mirándonos con curiosidad.

— Así es, ¿Necesita algo? —preguntó Simón algo desconfiado.

— Perfecto, soy Pedro Malaver, un gusto —seguidamente le dio la mano a Simón, rápidamente el estrecho su mano con la del hombre llamado Pedro—, ¿Cuáles son sus nombres muchachos?

— Como ya había dicho soy Simón Vargas, el chico de ahí —apuntó a Isaza—, su nombre es Juan Pablo Isaza, el de ahí —apuntó a Alejo—, es Alejandro Posada, el de ahí es mi hermano —apuntó a Martín que estaba sentado al lado del sintetizador—, Su nombre es Martín Vargas, y éste chico de ojos verdes —me atrajo jalando levemente de mi brazo—, se llama Juan Pablo Villamil.

— Hola —saludé nervioso.

— Es un gusto, de casualidad,  No todos son mayores de edad, ¿cierto?

Simón asintió para seguidamente hablar.

— Así es, los únicos mayores de edad somos Alejandro y yo, pero por Martín no se preocupe, él aún no está muy interesado en la banda.

— Está bien, veamos... Les tengo la propuesta de ser su manager con esto del mundo de la música, Les veo mucho futuro, aunque sus letras aún no me convencen del todo. En eso están fallando gravemente.

— Las letras son buenas... Sólo nos falta practica, no nos pida demasiado, aún somos jóvenes, lo sentimos —hablé yo mirando a Malaver.

— Está bien, pero aún no estaría muy dispuesto a cerrar contrato.

— Yo realmente no estoy interesado — habló Simón cruzado de brazos y con una pequeña mueca.

Miré a Simón sorprendido y negué.

— ¿Qué dices?

— No estoy dispuesto aún a cerrar un contrato, lo siento.

— Está bien, cuando estén dispuestos llámenme, pero tendrán que tener una canción que realmente me sorprenda como para aceptar — dijo mientras de su saco sacaba una tarjeta con su número—, hasta luego. — se dio la vuelta y se fue caminando.

Giré hacía Simón con el ceño algo fruncido.

— ¿Por qué rechazaste la oferta? — pregunté con algo de enojo.

— Porque ¿qué pasa si es un farsante, mmm? 

— Joder, Simón, estamos desaprovechando una oportunidad, además, sé que no es por eso, seguro es porque tú te vas, ¿no?, ¿no es cierto? 

Simón me miró sorprendido, con una de sus manos acarició su nuca.

— Yo... Bueno... Yo... — se lamió los labios nervioso y soltó un suspiro.

— Responde — apreté mi mandíbula mirándolo.

—  Si, es cierto... — me miró triste y de su sudadera sacó un sobre ya abierto, me lo entregó y apartó la mirada nervioso—, leelo, y por favor, perdóname.

Abrí el sobre y saqué un papel confundido, con la ceja arqueada, comencé a leer el contenido de éste y me dí cuenta de dos cosas, uno, es de la universidad Stanford de Estados Unidos, y dos, es una carta de aceptación de la universidad, con cada palabra que leía mi corazón iba latiendo más y más rápido, el último párrafo decía:

"Thanks for being part of the family!"

Miré a Simón y lágrimas comenzaron a resbalar de mis ojos verdes.

— Villa... No llores — dijo Simón mientras me miraba preocupado.

— ¡Villa! —gritó Alejo mientras corría hacía mi seguido por Martín.

— Simón, ¿qué pasó? — preguntó Martín preocupado.

— Yo... — respondió Simón nervioso.

Alejo tomó aquel papel que aún seguía en mi mano y comenzó a leerlo junto Martín.

— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo que te vas a Estados Unidos?! ¡¿Por qué no me dijiste nada?! —gritó Martín alterado.

— Lo siento... —Simón me miró y me abrazó fuertemente—, perdóname, en serio, perdóname.

Correspondí inmediatamente a su abrazo, yo pensé, yo creí que... Que no lo aceptarían, pero fue todo, lo contrario... Lo aceptaron, y se irá, y se alejará de mi lado, me dejará solo de nuevo, como hace años, yo creí que nunca más se iría pero estaba equivocado, completamente equivocado, yo quería estar con él en la universidad, reír los dos mientras caminábamos por los pasillos tomados de la mano, pero estaba equivocado, eso no pasará.

No quiero perderlo otra vez, porque yo lo amo.

953 palabras.

Mañana capítulo, subí dos para poder tener un capítulo que concordara con la fecha 👀


Causa Perdida || Original VersiónWhere stories live. Discover now