Idiota

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Había pasado un tiempo ya desde aquel incidente en el bar, no había visto a Simón en todo ese tiempo, tampoco le había mandado mensajes y no respondía a sus llamadas que eran diarias, estaba molesto con él, fue un idiota, o al menos así yo lo veo.

Era de mañana, las vacaciones habían acabado y tenía que regresar a la escuela.

Ugh, la escuela.

Volteé mi mirada hacía mi mesita de noche donde estaba mi teléfono; solté un suave suspiro y me senté en la cama mientras comenzaba a mallugar mis ojos. Solté un bostezo y me levanté, comenzando a cambiarme de ropa para ir a la escuela; cuando terminé tomé mi teléfono y mi mochila, salí de mi habitación y bajé las escaleras, pasé por la cocina tomando una manzana y ahora si, caminé hacía la puerta de mi casa dispuesto a salir.

Abrí la puerta, salí de mi casa y comencé a caminar hacía la escuela, pensando en que hacer para evitar a Simón o algo, no quería verlo, no quería sentirme miserable por lo ocurrido.

seguí metido en mis pensamientos que no me dí cuenta cuando ya estaba en el patio del colegio sentado en una banca.

Debo de dejar de estar tan metido en mi mente.

Tocó el timbre y entré al instituto, caminando hacía mi salón, cuando entré, noté que el pupitre a mi lado se hallaba vacío.

Ese era el pupitre de aquel Vargas.

Caminé hacía mi asiento y me senté, aunque aún seguía enojado y yo sabía que no quería ver a ese idiota.

Muy dentro de mi sabía que realmente si quería verlo y que me moría por hacerlo.

Todos entraron al salón, todos menos él, miré su pupitre y solté un pequeño suspiro, miré hacía el frente notando que el profesor entraba y dejaba sus cosas, así, comenzando la clase.

Las horas pasaron, sintiendo este un día muy pesado y triste, notando demasiado la ausencia de Simón, él alegraba mis días de escuela.

No lograba concentrarme en las clases, mis pensamientos solo iban a porque Simón no había ido al colegio, ¿Le habrá pasado algo?

No, no le debió de pasar nada, o no lo sé, Dios mío, Vargas, ¿Por qué tengo que preocuparme tanto por ti?

Claro, porque te amo tanto, ugh, Dios mío, me matas, maldito erudito.

Maldito erudito que capturó mi corazón.

No me fijé cuando ya habían acabado las clases, tomé mi mochila y salí del salón, mientras caminaba por los pasillos del instituto me dí cuenta que estaba Martín a lo lejos.

Me acerqué hacía él algo serio y a la vez nervioso, cuando me vio apartó la mirada nervioso, cosa que noté rápidamente. 

— Hey, Martín — saludé mirándole, él me miró a los ojos y dejó escapar una pequeña sonrisa.

— Hola Villa — saludó también, acomodando su mochila en el proceso.

— Mira, voy a ser directo, ¿Si? — él asintió levemente mirándome —, ¿Dónde está Simón? N-no es como si me importara mucho pero...

Martín me interrumpió soltando una pequeña risita, cosa que causó un pequeño sonrojo en mis mejillas.

— Cuñado, Simón se intoxicó con una cosa podrida, pero ya está mejor, solamente está en observación en el hospital, ¿Si?, aunque... Le haría bien si usted lo va a ver, así arreglan sus cositas — soltó una risita traviesa mirándome —. En fin, tengo que irme, tengo clase de Francés, adiós, cuídate, ya me dirás como te fue.

Causa Perdida || Original VersiónTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang