Lazos De Sangre (1° Libro De Saga Destino)

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Era la mejor decisión y lo sabía, dadas las circunstancias no podría dar lo mejor de sí en aquel absurdo concurso de modelaje y por ello decidió abandonar la competencia; no obstante, Ainoa estaba furiosa por desperdiciar una oportunidad como aquella. Si bien era cierto, ella su representante legal y la mujer que logró hacer ascender vertiginosamente su carrera como modelo, también había un hecho innegable, aquella era su vida y su decisión indiscutible, algo totalmente diferente al egoísmo o al orgullo - como le recriminó la mujer horas atrás, al comunicarle su decisión de no continuar con el cronograma estipulado por la agencia - claro que muy pocos conocían la razón que lo llevó a tal postura y a decir verdad, muy poco le importaba lo que pudiesen o no pensar sobre él. Ahora lo más importante en su vida era lograr llevar a feliz término el embarazo de Irina.

Ingresó a la propiedad con paso certero, propio de quien no le debe explicaciones a nadie, bien podría el mundo venirse abajo y solo le importaría saber que ellos estaban a salvo, junto a él. La casa estaba sumida en un silencio tranquilizador, lejos de los reflectores o el incesante acoso de la prensa, allí estaba seguro, era su pequeño remanso de paz, su lugar y no existía otro lugar en el mundo donde quisiera estar. Douglas estuvo a su lado durante todo el complejo proceso por el que Irina pasaba, si bien su mayor responsabilidad era protegerlo ambos habían acordado que su prioridad eran madre e hijo y así lo hicieron, no estaría tranquilo sabiéndola bajo el cuidado de otras personas, sin importar lo preparadas o atractivas que fueran. Avanzó hasta llegar a la habitación del pequeño, aquella que ella personalmente decoró con tanto esmero y allí la vio, tan serena y feliz como nunca recordó verla.

Irina rápidamente notó su presencia, era una especie de imán que los atraía cuando estaban cerca, sonrió como gesto de bienvenida y dejó de lado su tarea de ordenar por millonésima vez las pertenencias de Dean, como decidió se llamaría el pequeño.

-Un día pesado ¿No? - Sonrió la rubia con algo de preocupación - ¿Estás seguro de esto? Tal vez...

La silenció con su índice y se abrazó a su menudo cuerpo como a una tabla de salvación, lo cierto era que estaba agotado por el ritmo exigente de la competencia, sumado al resto de responsabilidades dentro de la agencia y la empresa familiar - de seguridad informática -, no obstante, lo único realmente importante y que lograba quitarle el sueño era saberla sana y salva en sus brazos. Permanecieron en esa posición hasta que el pequeño exigente decidió le era incómoda y sonriendo por la interrupción del bebé, se acomodó a su lado donde finalmente se quedó profundamente dormido luego de pronunciar: "I'm Tired".

***

La mañana siguiente fue bastante tranquila, de hecho decidió acompañarles en el desayuno para sorpresa de todos, claro está bajo las constantes burlas por parte de Douglas sobre su verdadera edad. Y no era para menos, no recordaba haber descansado lo suficiente por lo menos en la última semana y después de recostarse un poco durmió hasta el día siguiente.

-Creo que es un excelente día para tomar el sol - propuso Korina, la especialista que Saroyan había seleccionado para ser la titular en cuanto al cuidado de Irina, no obstante, pese a mantener una relación más o menos cordial, era evidente que en ambas existía cierta reserva.

-¿Tal vez quieras compañía? - Sugirió la castaña.

-De hecho, no será necesario - reviró Irina drásticamente - Después de todo tendremos el día por delante y una charla de chicas nos vendría bien - acotó con una sonrisa fingida.

-Estaré en el gimnasio por si me necesitan - Guiñó Douglas, mordiendo una manzana - tal vez también debamos tener una charla de chicos ¿Eh? - espetó con gesto de suficiencia.

-Cállate ¿Sí? - Respondió Irina con fastidio - andando, en realidad si anhelo dar ese paseo - guiñó a Douglas.

- Excelente, entonces nos vemos en cinco minutos en la salida - Concordó Korina.