Capítulo 7.-Intentando comprenderme.

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Exactamente ¿Cuáles son las probabilidades de que esto sucediera? Cuatro reencarnados en un espacio tan pequeño del mundo, viviendo en la misma era y lugar, con la misma edad.

Con encontrar a Adrienne, el gran yo estaba más que satisfecho, ya qué el que hubiese alguien más de otro mundo tan cerca resultó un milagro, y las posibilidades de encontrar más en un espacio tan minúsculo en comparación al mundo, desde luego que es un porcentaje muy cercano a 0.

Y sin embargo, ahora mismo ante el gran yo se encuentran dos reencarnados.

—Kazy ¿Qué dijeron? —pregunta Daries, temerosa y sujetando mi brazo.

—Cállate, idiota —Le recrimino a mi hermana.

Y antes de que pudiese decir algo más, Adrienne se colocó delante de ambas, mientras extiende sus brazos y observa con un seño fruncido a las dos personas delante nuestra.

—¿Ustedes son reencarnados? ¿Y que buscan? —pregunta Adrienne, naturalmente usando español.

Ambos se ven sorprendidos, antes de comenzar a hacer un choque de palmas entre ellos cuando menos llamativo.

—He de advertir que solamente la señorita Kazue, y su servidor somos reencarnados, favor de evitar el asunto delante de la señorita Daries —declara Adrienne sin perder la compostura.

—Honestamente, dos reencarnados son más de lo que esperábamos encontrar —declara el peliazul con una risa nerviosa.

Para evitar sospechas, naturalmente me mantuve al margen y dejé a Adrienne encargarse del asunto.

Aunque supongo será demasiado para él, pese a su expresión tan seria, se encuentra temblando de rodillas para abajo.

—Supongo fue suficiente charla, el gran yo quiere sentarse —Intervengo para evitarle molestias a Adrienne.

Por algún motivo, ambos explotan a risas provocando un ligero sonrojo debido a la vergüenza.

—¡¿Qué pasa con esa manera de hablar?! —exclama el pelirrojo riendo.

—¿Huh? —Inmediatamente doy un paso hacia adelante, pero Adrienne y Daries me retienen—. No se preocupen, solamente los dejaré medio muertos.

Un dato curioso sobre mi cuerpo, es que si bien no soy tan fuerte físicamente cómo Daries ni tengo ese talento innato para el combate a mano desnuda, mi estructura ósea particularmente fuerte, y mi piel exageradamente resistente, me permiten propinar golpes realmente devastadores que en efectos prácticos hacen más daño que un puñetazo de Daries.

Y bueno, parece que lo que en un principio era simplemente una ligeramente superior dureza, con el pasar de los años se ha convertido en el hecho de que por ejemplo al estrellarme contra un pared, es más probable que la pared se rompa a yo hacerme daño.

“¿No son todas mis características demasiado similares a las de un tanque?”

Bueno, por ahora no debería pensar mucho en ello y solamente debo concentrarme en los imbéciles delante de mí.

—Los mataré —declaro realmente irritado.

De cualquier manera, no puedo hacerlo, no de momento al menos, ya me las cobraré en algún momento, ojalá no olviden esta deuda ¡Más les vale estar preparados!

—¡Hermana, cálmate! —exclama Daries visiblemente preocupada.

De todos modos no iba a hacer nada, este estúpida hermana mía se preocupa de cosas innecesarias ¿Bajo que concepto me tiene? Nunca soy impulsivo.

De todos modos, tengo que concentrarme en una manera de comunicarme sin que Daries sospeche.

Espera, ¿Por qué tendría que hacer esto? Da igual si esta idiota se entera, no, no da igual, si se llegase a enterar seguramente acabaría diciéndolo a todos nuestros conocidos de manera inconciente.

¿Una Segunda Oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora