Capítulo 3

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—T-Tú —musito con dificultad.

—Es un mal momento para una pelea de hermanas ¿No creen? A menos claro, que no seas ella —dice entrecerrando los ojos hacia Daries.

Daries soltó un suspiro, antes de que sus brazos comiencen a regenerarse.

—Será mejor que dejes sus estúpidos juegos, gusanos —declara cruzándose de brazos y mirándonos con aires de superioridad.

Misma superioridad que por lo visto está más que justificada, todo el daño que le hice arriesgando mi físico acaba de demostrar haber sido inútil.

—Kazue, espera —Dijo Némesis.

—Sólo céntrate en luchar, nosotros nos encargamos de curarte y asistirte —dice Sophía.

Y pese a que volteo, no está ninguna atrás de mí, por lo que nuevamente intento ponerme de pie.

Mis heridas comienzan a sanar, si bien a una velocidad ni siquiera remotamente cercana a la regeneración mostrada de Daries, es lo suficiente para ponerme de pie.

—¿Por qué? —Fue lo único que pude preguntar a la Infinity, sin dejar de ver a Daries.

—Ya lo hablaremos luego, al menos hasta que el mundo esté a salvo, puedes contar conmigo —declara la albina.

—Una Infinity ¿No? Realmente molesto —Daries prepara otro puñetazo.

«Bloquea»

Una voz en mi interior dijo aquello y rápidamente me coloco frente a Felicia, mientras aquella honda que divide el cielo 3s arrojada nuevamente contra mí.

Un aura roja cubre mis manos desnudas y con la misma soy capaz de bloquear el impacto, aunque comienza a arrastrarme pese a toda la resistencia que intento poner.

Felicia me ayuda empujando desde mi espalda y con da mi fuerza lo desvío hacia el cielo.

Una gran explosión iluminó el cielo durante unos escasos segundos, ambas jadeamos, mientras Daries mantiene una sonrisa arrogante.

—Te dices llamar todopoderoso y ni siquiera eres capaz de acabar con un par de chicas —musito.

—…

Felicia no dijo nada, yo después de aquello solamente pienso en como superar esto, después de todo, con un simple ataque fue capaz de llevarnos al límite, inclusive mis piernas están temblando.

Felicia no está mucho mejor.

—Bien, ¿Empezamos? —musita Felicia entre jadeos.

Una raíz se erigió debajo de mis pies, entendí de inmediato la idea, y quizás usar sus poderes como punto de apoyo no sea mala idea, el problema es que si me impacta uno de esos puñetazos directamente, será irremediablemente mi fin.

Daries, eres una hermana verdaderamente problemática.

—¡Bien!

Me abalanzo con un cabezazo contra Daries, quien pese a bloquear con su brazo restante después de lanzar aquel golpe, penetre su guardia y le golpeé directamente.

Aunque intentó moverse, las raíces aprisionaron sus piernas, inmovilizandola y viendo la oportunidad ataque con una ráfaga de puñetazos.

Debido a la falta de uno de sus brazos, le fue cada vez más complicado detener mis puñetazos, por lo que llegó a un punto dónde con su guardia totalmente rota únicamente recibió mis ataques.

Otra raíz le perforó en su abdomen.

Finalmente logra interrumpir mi ataque con un rayo de luz salido de su boca.

¿Una Segunda Oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora