III

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Moonbyul se levantó de repente tras estar sentada en su sala por una hora, durante la cual invirtió la mitad de su tiempo en observar a la ángel dormir, y la otra mitad en mirar la televisión, sin mucho éxito.

Se cambió de ropa —siempre con sus outfits monocromáticos y negros— y salió del apartamento. Estaba al borde del colapso por pasar tanto tiempo con la ángel, y además, se estaba muriendo de hambre.

La ciudad permanecía en un tranquilo silencio aquel domingo, significando que no habría trabajo para ella, para su disgusto. Sabía que si había algo que la podía calmar, sería asesinar a alguien, pero la oportunidad no aparecería durante el día, así que le tocaría esperar.

Voló hasta el café más cercano, tomándose su tiempo para expandir sus grandes alas azabache, brillantes como su cabello e imponentes como su aura, sino hacía eso la presencia de la angel haría que no pudieran estirarse nunca más.

La cafetería olía maravillosamente bien, frecuentada por personas y el aroma de los granos de café. Ordenó un café negro y un sándwich de desayuno, convenciendo a la chica de la caja registradora que fuera cortesía de la casa con un simple guiño, los humanos eran demasiado fáciles.

Se sentó en la esquina más lejana de las personas posible, para poder observar a los humanos correctamente. Era demasiado divertido para ella ver cómo se quejaban y hacían muecas al quemarse la lengua. Los observó por un tiempo, sin ganas de volver a su apartamento.

Antes de irse, la chica de antes se acercó a ella con una mirada seductora; le dio una cajita pequeña con un cupcake de vainilla dentro, cubierto de chispas de arcoíris. Moonbyul observó la cajita por un segundo con asco, pero la aceptó de todos modos, quizás podía dársela a Yongsun.

Cuando llegó a su apartamento lo único que podía escuchar era la tos de Yongsun, incluso detrás de la puerta. Entró a su casa, encontrando a la ángel sentada en el sofá, sus rodillas tocando su pecho, sangre saliendo de su boca con cada tos. Parece ser que el calor solo fue una solución temporal.

Moonbyul observó como la chica se tornaba cada vez más pálida y empezó a entrar en pánico.

Yongsun necesitaba ponerse bien— Moonbyul no podía imaginarse el problema en el que se metería si aquella chica no se ponía bien.

Le dio la cajita con el cupcake a la chica rubia, tal vez la comida la ayudaría, aunque para ser sincera, no estaba segura de su efectividad.

"Comételo."

Yongsun tomó la caja cuidadosamente, y cuando lo hizo las puntas de sus dedos tocaron a las de Byul; la ángel pudo sentir el calor de la mano de la demonio por un segundo, aún estaba demasiado fría.

Abrió la cajita con cuidado, el dulce aroma le recordó su casa. Tomó un poco de crema en su dedo índice dudosa, el pensamiento de que Moonbyul pudo haber envenenado el cupcake la golpeó. Sin embargo, pensó que, si la demonio quería matarla, ya lo habría hecho, así que lamió la crema de su dedo, sonriendo abiertamente cuando el azúcar llegó a sus papilas gustativas.

Moonbyul la miró atentamente con curiosidad, nunca había comido algo dulce como aquello, y se preguntaba si dicha comida era tan buena como los ángeles la hacían parecer. Además, la sonrisa de Yongsun eran tan angelical que la chica de cabello azabache no podía apartar sus ojos.

"Gracias." Pronunció Yongsun, su tono un poco más fuerte que antes, haciendo que Moonbyul saliera de su trance.

"Mhm." Contestó la más alta, de manera incómoda y rara, caminando hacia su habitación. No tenía nada más que hacer, así que decidió practicar con el violín.

Holy (Moonsun)Where stories live. Discover now