XXV

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El Sol había despertado muchísimo antes que la demonio y la ángel, emergiendo del horizonte lentamente y en silencio, para no alterar su paz. No se preocupó por asomar entre las cortinas, ni tampoco intentó mantener el aire de la cabaña muy caliente. En su lugar, esperó pacientemente detrás de los árboles, callando a las aves y al silbido de las ramas. Incluso el viento había cesado por el momento. El mundo esperaba pacientemente por ellas.

La demonio despertó primero, siendo placenteramente sorprendida al ver a Yongsun protegida entre sus brazos, aún dormida, imperturbable cuando la mano de Moonbyul se deslizó bajo el suéter que estaba usando— que resultó ser de ella— para acariciar la columna de Yongsun con sus dedos, la piel suave bajo su toque. Era su débil intento de despertar a la ángel del sueño, con cuidado de no hacerlo demasiado rápido. Pero, teniendo en cuenta lo cansada que estaba Yongsun, no parecía que fuera a despertarse, así que, Moonbyul resolvió en contemplarla en silencio, en la tranquilidad y paz en la que dormía la chica más pequeña, su rostro sereno. Suaves, levemente esponjosas mejillas eran tan lindas como siempre, y esos atractivos labios rosas prácticamente llamaban el nombre de Moonbyul. Ella no podía evitar observarlos con especial atención.

En su ensoñación, distraído estado, no se había dado cuenta de que la ángel se estaba despertando, abriendo sus ojos despacio y parpadeando confundida antes de dejar salir un suspiro contento. Fue hasta entonces que Moonbyul notó que estaba despierta.

La tranquilidad del momento no permitió que se hablara, no con el silencio que pesaba sobre ellas como una gruesa cobija. Por lo tanto, Moonbyul solo le sonrió perezosamente a la chica más pequeña, acariciando el costado de su rostro en su mano y dándole un beso suave como las plumas en su frente.

Un gemido de insatisfacción estuvo a punto de escapar la garganta de Yongsun, antes de que ella lo tragara con vergüenza.

¿Qué fue eso?

En su lugar, respondió a la sonrisa de Byul con una amable y jugueteó con el borde de la camisa de la chica más alta, sus dedos rozando ocasionalmente la piel desnuda de su cuello. Yongsun pretendió que la impura imagen de los labios de Moonbyul presionados contra los de ella no se había materializado en su mente.

Minutos más tarde, el silencio fue interrumpido por el llamado mañanero de una paloma a su compañero, un callado cucú atravesó la niebla. Entonces, una rápida respuesta flotó de vuelta. Una señal, eso parecía.

"Ángel," la grave y áspera voz de la demonio envió escalofríos bajo la columna de Yongsun, escalofríos que pudo sentir en las puntas de sus dedos, "¿te sientes mejor?"

Un suave rubor tiñó sus mejillas. No respondió por el miedo a que su voz la delatara, así que asintió entusiasmada.

"Palabras, ángel." La regañó la demonio, deseando escuchar el dulce tono de la voz de Yongsun por la mañana.

El rubor se hizo más fuerte.

"Sí." Respondió con rapidez, mordiendo su labio inferior al perderse en el abismo de los ojos de Moonbyul.

"Bien." La felicitó Byul.

"¿Cómo estuvo?" Preguntó Yongsun tímidamente, aún más perdida en la mirada de la chica de cabello azabache.

"Estuvo... bien." Suspiró Moonbyul, la mentira pesaba en su pecho.

"¿Fue el—um, Diablo, bueno contigo?"

Moonbyul soltó una carcajada suave, y plantó un beso en la coronilla de la ángel.

"La verdadera pregunta es—" Moonbyul hizo una pausa, acercándose a ella para que sus narices estuvieran a milímetros de distancia, "—¿Fui buena con él?"

Holy (Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora