Capítulo 44

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Me desperté horas más tarde en un aula de Hogwarts, aunque estaba yo sola. Deambulé por los pasillos en busca de alguien hasta que llegué al Lago Negro, una muchedumbre rodeaba una mesa de mármol donde yacía Dumbledore, me acerqué todo lo que pude mientras las lágrimas descendían por mi rostro. Los gemelos se levantaron de sus asientos y se dirigieron hacia mi.

-Becca no puedes estar aquí-dijo George

-¿Cuándo?-pregunté entre sollozos-¿Quién fue?

-Ayer-contestó Fred-Fue el profesor Snape

Las piernas me fallaron durante unos segundos, Snape siempre había sido fiel a Dumbledore y trabajó como espía para la Orden, no podía creer que le hubiera matado. Empecé a perder la vista, las lágrimas ocupaban todo el espacio en mi rostro, solo pude sentir una cálida mano que me las apartaba para que pudiera ver el camino de regreso al castillo. Los dos hermanos me sujetaban para que no perdiera el equilibrio, cuando llegamos al aula donde me había despertado antes George volvió al funeral.

-Puedes volver si quieres-sugerí al ver a Fred parado a mi lado

Fred negó con la cabeza y se tumbó a mi lado.

—¿Alguien sabe por qué le mató?—pregunté con la voz temblorosa

—Nadie lo sabe—respondió—Y Harry no ha dicho ni una sola palabra

Entró otro pelirrojo en la habitación.

—¿Que tal te encuentras Bill?—pregunté mirando al mayor de los pelirrojos

—Perfectamente—sonrió—Ya ha terminado el funeral de Dumbledore y me han mandado otra vez reposo, ¿y tu que tal?

—Con enfermera propia—burlé mirando a Fred, este se rió sarcástico

—Ya lo veo—rió Bill desde su cama

Me tumbé e intenté dormir un poco antes de que todos volvieran e hicieran un alboroto.

[●●●]

Estaba dormida junto a Fred en el sofá de la habitación que le habíamos hecho a Ophelia, me desperté de golpe corriendo al baño y dejando la cena de esa noche.

—Beck, ¿estás bien?—preguntó Fred viniendo hacia donde estaba yo—Llevas días así

—Si estoy bien—contesté sentándome en el suelo

—Mañana iremos al médico—declaró

Le miré enfadada pero acabé aceptando y largandome a mi cuarto a dormir.

Cuando ya estábamos los dos listos para ir a San Murgo me dirigí hacia la puerta pero Fred me paró.

—Va a venir alguien a cuidar de Ophelia—me informó

—¿Quién?

Alguien llamó a la puerta y cuando abrí ahí estaba el otro gemelo con una sonrisa enorme.

—George—contestó Fred

—¿Donde está mi pequeña sobrina?—preguntó sonriente

—Durmiendo, así que no la despiertes aún—respondí

—Que gruñona por la mañana—me regañó George—Controla a la fiera un poco Freddie

Fred rió divertido y le tiré una mirada asesina.

—Si necesitas algo están por aquí los elfos domésticos—informó Fred a su gemelo

—Perfecto—George hizo un gesto de aprobación—Ya os podéis marchar

Le miré desconfiada pero no pude hacer nada ya que Fred tiró de mi hasta aparecer en San Murgo. Nos dirigimos a recepción donde había una bruja de mediana edad mirando unas listas.

—Buenos días—Fred llamó su atención—Tenemos una cita a nombre de Rebecca Black

La recepcionista miró las listas hasta parar en mi nombre.

—Despacho 7 planta 5—contestó la bruja

—Gracias—agradecí dirigiéndome al ascensor

Antes de que Fred pudiera entrar se cerró la puerta y reí divertida.

—¡Esperame aquí!—grité riendo

Cuando entré en la consulta había una mujer morena mirando hacia otro lado.

—Cuanto tiempo—solté mirando sonriente hacia ella—¿Verdad Johnson?

Angelina me miró y corrió hacia mí abrazándome fuerte.

—¿Como estás Becca?—preguntó

—Muy bien—contesté—Veo que tu nada mal

—No me puedo quejar—dijo burlona

—Y dime, ¿algún novio o ligue?

—No todavía, ¿y tu?

—He vuelto con Fred

—¡Felicidades!

—Gracias, y, hay algo que todavía no sabes

—¿El qué?

—Tenemos una hija

—¡¿Como?!

—¿Hace falta que te lo explique?

Angelina me dió un ligero codazo y las dos reimos. Pasó un mago por delante de la consulta de Angelina que la miró seriamente haciendo que copiara su misma postura.

—¿Que te trae por aquí?—preguntó mirando a la puerta

—Llevo unos cuantos días con mareos y náuseas—expliqué

Angelina cambió su expresión seria a una sorprendida, cogió una cajita de la que sobresalía una pequeña aguja y me la clavó en el dedo.

—¡Ah!—me quejé—¡¿A ti que te pasa?!

Angelina me ignoró y se quedó mirando la cajita. A los pocos minutos gritó de felicidad.

—¿Que pasa?—pregunté asustada por la respuesta

—¡Estás embarazada!

Las 3 noches [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora