La Respuesta (Mi Decisión I) +21✔

Extra 2 "Entre tijeras y caricias" 🔞

Después de pasar todo el día sin David porque estaba en el trabajo, me aburrí y me puse en mi habitación a cortarme el pelo. Siempre me corté el pelo sola porque nunca me gustó tener que pagarle a alguien por esto… No digo que desde la primera vez que me lo corté lo empecé a cortar bien y prolijo, pero después de practicar unos años ya sale bastante bien.

Me había bajado el espejo grande de mi habitación al piso para poder sentarme y poder verme bien y puse una toalla en el piso.

Después de lavármelo y secarlo para que solo este húmedo, agarré la tijera y empecé.

Cuando ya me había cortado bastante me puse una colita y me fije si quedaban pelitos desparejos y corté un poquito más.

Estaba en eso cuando se escuchó el ascensor y alguien entró.

—¡¿David?! —Pregunté por las dudas.

—SI. —Me contestó y vino a mi habitación. —¿Esperabas a alguien más? ¿Viene tu amante cuándo yo no estoy? —Preguntó y me dio un beso en la cabeza.

¿Qué amante voy a tener?

—No, no, me asusté porque creí que volvías más tarde y pregunté por las dudas, perdón por gritar, señor. —Me solté la colita y me volví a cepillar, para ver si sigue prolijo. —¿Todo bien hoy?

—Si, no pasó nada. —Respondió, me sacó el cepillo y se sentó detrás de mí.

Terminó de cepillar las puntas y me sacó la tijera también. Me cortó la parte de atrás de a poco y sentía como me acariciaba el pelo mientras lo hacía.

—Me hubieras avisado si te lo querías cortar, te lo cortaba.

—Aproveché para entretenerme ya que no estabas, pero no lo tenía planeado ¿Usted también se lo corta solo?

—Si, prefiero que nadie me lo corte, para que no me toquen la cabeza. —Dijo mientras seguía cepillando y emprolijando.

—¿Si le digo que no le voy a tocar la cabeza, un día me va a dejar contárselo?

—… Un día... —Dejó de cortar. —Ya estás.

Me lo corrí adelante para ver y estaba perfecto.

—Gracias, mi señor. Quedó bien.

Se quedó detrás de mí y me corrí un poco para atrás para poder apoyarme en su pecho.

—¿Ya te mejoró la panza?

—Si, señor, ya me siento bien.

Ayer estuve todo el día mal, porque tenía acidez, pero David se quedó todo el tiempo que pudo conmigo y me acarició toda la noche, hasta que me pude dormir.

—Muy bien. —Dijo y se quedó ahí, sosteniéndonos, para que pueda apoyarme tranquila—… ¿Siempre fuiste así de mimosa? —Me reí.

—No, antes era muy arisca, no me gustaba que me toquen... Pero desde esa primera vez que me hiciste sentar arriba tuyo y me acariciaste la cabeza, me gustó. Es lindo sentirse mimado. —No dijo nada y solo nos quedamos así un rato.

Él tenía uno de sus brazos agarrando mi cintura y me miraba fijo a través del espejo. Me agarró vergüenza y corrí mi cara para ponerla en su cuello. Logrando que se ría.

—¿Tenés vergüenza? —Preguntó.

—Si, señor. —Respondí y me besó el cuello.

—Pero yo no quiero que tengas vergüenza… ¿Qué voy a hacer con vos que me volvés loco? —Preguntó, para después volver a besar mi cuello.

Si me pudiera abanicar en estos momentos lo haría… Señor, déjeme si no quiere que le moje los pisos…

—No sé, señor. —Respondí con la respiración un poco entrecortada.

—Yo si sé.

En un segundo mas me dio la vuelta, para besarme y arrancarme la ropa. Solo otros segundos mas fueron suficientes para que yo quede boca arriba en el piso y él baje su boca hasta mi puntito sensible.

—Ahhh.

OH MIER*DA…

Tarde, señor, si no quería… Voy a mojarle TODOOO el piso con muchísimo gusto.

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