La nueva Sanmy

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Un mar de llantos, gritos y lamentos desgarradores inundaban todo el lugar, era de noche y el ambiente estaba lleno de un fetido olor a carne podrida y en algunas partes carbonizada. Muchedumbres de personas corrian despavoridamente por todos lados de la enorme Ciudad por las muchas explosiones que habían, causando terror en cada uno de ellos.

Y entre la multitud, un joven hombre corría a dirección contraria en donde iba la gente, cargando consigo un pequeño vulto muy aferrado entre sus manos protegiendolo a toda costa. Un enorme relampago que sentelló en el cielo hizo detener a todos, pero no al joven que aprovechó el pare para cruzar más rapido el camino. Gracias a ello logró llegar a su destino, un enorme castillo blanco que las explosiones y baños de sangre volvieron gris. Ni bien llegó a la entrada comenzó a tocar con el puño la enorme puerta de madera, al instante se abrió y no dudó ni un segundo en entrar.

Un pequeño hombrecito de piel roja como la sangre cerró la puerta poniendo seguro en ella, este respiraba entrecortadamente igual que el joven quien no había parado de caminar hasta hallarse en el lugar indicado del emorme castillo, donde lo esperaban ellos.

Al entrar a la sala, pateando la puerta para poder abrirla, fué recibido por el calido abrazo de una bella mujer, quien con lagrimas en sus ojos expresó lo preocupada que estaba, el hombre no hizo más que sonreirle con las pocas fuerzas que le quedaban y lentamente se apartó un poco para mostrarle la valiosa carga que llevaba entre sus brazos, la mujer ahogó un grito entre sus manos al mirar, y pidiendo el permiso del hombre cargó el pequeño vulto con total cuidado llevandolo a su regazo.

- ¿Y dónde está ella? - preguntó la dama con preocupación en sus ojos.

- Tranquila, está asalbo con los demás, el parto la dejó devil... pero logró despedirse...

- ¿Ambos están seguros de esto? - volvió a preguntar la dama, unas pequeñas lagrimas corrieron por sus mejillas mientras veía denuevo el pequeño vulto - No la verán por un largo tiempo...

- Estamos de acuerdo... - respondió el hombre, con delicadeza apartó el pedazo de tela que cubría el pequeño rostro del bebé recien nacido - Será lo mejor para ella... hasta que todo esto acabe...

Le dió una tierna caricia a las mejillas rosadas, pero no era suficiente, con cuidado retiró a la bebé de los brazos de la mujer para abrazarla tiernamente juntando sus frentes, las lagrimas corrían por su rostro, pero ya todo estaba decidido. Todas las demás personas en la habitación se acercaron lentamente para no incomodar, dando a conocer que ya todo estaba listo y era el momento de comenzar.  El hombre al darse cuenta de que la hora había llegado, se apartó un poco de la bebé y viendola a los ojos le susurró...

《Yo te juro... que no habrá lugar en la Tierra donde no pueda allarte... siempre estaré cerca... y algún día de estos volverás a mí... mi querida Sörsha... mi pequeña angel gris》

Con delicadeza la devolvió a los brazos de la mujer quien con tristeza la resivió, pero al ver el gesto del hombre que ya no portaba ni una pizaca de dolor, se tranquilizó y respiró profundamente. El momento había llegado, y todos sabían que tenían que ser fuertes para eso, para que todo resulte bien.

La pequeña comenzó a llorar cuando la mujer poco a poco se apartaba alejandose del joven que estaba bañado de sangre, su padre, quien no le apartó la mirada de sus hermosos ojos negros hasta que ella y la dama desaparecieran entre una espesa neblina gris, por completo.

《Te prometo... que no dejaré que nada te pase, Sörsha...》

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¡¡¡¿ QUIÉN $#%#$ ERES TÚ ?!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora