La Fiesta

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ABANICO DEL PASADO

PARTE IV

TRES AÑOS DESPUES DE LOS SUCESOS DE LA ROSA MORADA

TRES AÑOS DESPUES DE LOS SUCESOS DE LA ROSA MORADA

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Desde aquel entonces, Mal no volvió a ver o a hablarse con Jay, Carlos o Evie. Incluso las reuniones de Maléfica, Cruella de Vil, Jafar y Grimhilde dejaron de realizarse, pues los villanos se habían resignado, después de muchos intentos, a que destruir la barrera era imposible.

Los años pasaron y durante todo ese tiempo, Mal no volvió a hacer amigos o a relacionarse con nadie a no ser que fuese en forma de alianza. Con el tiempo, y necesitada de atención, Mal empezó a comportarse muy parecido a su madre con el fin de que la hechicera se sintiese orgullosa de ella. A decir verdad, a Maléfica le encantaba que su hija fuese su pequeña copia, y por ello le exigía cometer crímenes que iban desde envenenar comida, hasta robarle los medicamentos a una familia enferma. En un inicio a Mal no le gustaba hacer aquellos crímenes, pero con el tiempo, llegó a disfrutarlos y a reírse de ellos, tanto como antes se reía de los estragos que causaba con sus examigos...

Una tarde lluviosa, como casi todas en la Isla, Mal regresó a casa. Cerró de un portazo, como era costumbre, y se dirigió a la cocina para buscar algo de comer. Únicamente encontró una manzana podrida, así que la tomó , se sentó en una silla, y, sin quitarse los zapatos embarrados, colocó los pies sobre la mesa mientras mordisqueaba la fruta mirando al techo. Repasaba en su mente los crímenes cometidos aquel día... el recuerdo del último le dibujó una sonrisa en los labios: Había secuestrado a la hija pequeña de Shang yu y la había encerrado en una casa abandonada. Era cuestión de días para que Shang yu se percatase de la ausencia de su hija y la empezara a buscar... o cuestión de días para que ella muriese.

Mal rio macabramente mientras saboreaba el corazón de la manzana, pero la precipitada entrada de su madre a la casa la asustó. La gran hechicera cerró de un portazo, como era costumbre, y colocó su bastón en la pared. Su cuervo, Sam, revoloteó por toda la habitación.

—¡TENGO LA SOLUCIÓN! —exclamó Maléfica caminando de lado a lado emocionada— ¡MAL! ¡TENGO LA SOLUCIÓN!

—¿Solución a qué? —preguntó Mal aun recuperándose del susto que le había causado su madre—¿De qué hablas?

—¡DE LA BARRERA, YA SE COMO DESTRUIRLA!

Mal rodó los ojos. Si bien era cierto que Maléfica había renunciado a las reuniones clandestinas con Grimhilde, Cruella y Jafar; nunca había dejado de fantasear con destruir la barrera. Solo que, últimamente, los planes de su madre eran realmente ilógicos debido a la desesperación. Ya era costumbre para la pelimorada que su madre tuviese una "SOLUCIÓN PERFECTA" pero, cuando la hechicera narraba su nuevo plan en voz alta, se daba cuenta de que no tenía sentido, por lo que volvía a su estado frio y taciturno.

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