Ha pasado un año desde que los Villain Kids, cuatro muchachos diferentes a todos los que les rodean, han decidido quedarse a vivir en Auradon. Su nueva vida cotidiana es interrumpida por el regreso de un joven príncipe, Aziz, quien tiene recuerdos...
El Lunes por la mañana Jay despertó con la desagradable sensación de un liquido resbalando sobre su rostro. Confundido, abrió los ojos, solo para encontrarse con Carlos sosteniendo un vaso vacío.
—¡¿Es enserio?!
Se colocó de pie, agarró la cabeza de Carlos bajo su brazo y, con la otra mano, empezó a frotar el cabello blanco de su amigo con fuerza.
—¡Ya , Jay! ¡Suéltame!
No fue sino hasta que se encontró con la mirada de censura de Evie que lo soltó de mala gana.
—¡Me despertó con un vaso de agua! —se quejó el mayor— ¡¿Qué hubieses hecho tu?!
—Levantarme a hacer el desayuno el día que me corresponde —contestó la peliazul asomándose al hueco en la pared de la casa del árbol y arrancando una jugosa manzana—¿Acaso no has mirado el reloj?
Jay giró la mirada y se encontró con que las manecillas en la pared marcaban las 11 de la mañana. Resopló molesto. Luego volvió a mirar a Evie y su expresión cambió a desconcierto.
—Evie son las 11
—Fascinante, sabes leer un reloj —ironizó el peliblanco ganándose un puño en el brazo
—Exacto y no veo ningún desayuno, Jayson
—Y yo no te veo perfectamente maquillada y con uno de tus increíbles outfits
Evie se sentó en el puff y siguió masticando la manzana
—Me siento bien así —replicó
Jay , todavía extrañado, miró escaleras arriba.
—¿Y Mal?
—En Auradon Prep —replicó Carlos— Tenía clase de refuerzo a las 7 de la mañana. Sus exámenes de recuperación son el viernes.
Jay agitó la cabeza, extremadamente confundido. Era la primera vez en todas las vacaciones que Mal iba puntual y juiciosa a una de esas clases. Pero la gota que derramó el vaso fue cuando vio a Carlos ir a la cocina y en vez de regresar con un plato de chocolates, regresó con una cerveza en la mano.
—¡¿Qué mierda le está pasando a todos ustedes?! Ahora fueron Evie y Carlos quienes miraron a Jay extrañados.
—Sonaste como Mal
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Mal salía de su ultima —y según ella asquerosa— clase de refuerzo de Historia de Auradon. Era un alivio para ella pensar que el viernes sería libre de esos exámenes y estúpidas clases de refuerzo. Pero no había mucho caso, pues igualmente el domingo se le acababan las vacaciones.
«Vaya mierda» pensó mientras se sentaba en las escalerillas de la entrada de Auradon Prep y sacaba el sanduche que Evie le había dejado listo la noche anterior. Desenvolvió el papel y metió un enorme mordisco disfrutando del sabor, escuchando la brisa entre los árboles y el canto de un pajarillo... Cerró los ojos, metió otro mordisco al sanduche y luego uno tercero. Al cuarto un escalofrío le recorrió la espalda
