22.

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— "¡estoy desesperado!"

esas son las primeras palabras que el castaño le grita a su maestro al día siguiente cuando abre la puerta, el rizado frunce su ceño al pasar y camina hacia la cocina.

— "¿por qué?"— pregunta sin entender sacando su hoja de evaluación, la cual se encontraba con una horrible línea, debido a que cierto alumno asustado y desesperado la había doblado y metido al portafolio.
¡y la linea ni siquiera estaba derecha!

— "porque yo enserio quiero aprender a cocinar."

— "umh... ¿y?"— responde con desinterés sentándose en una de las altas sillas.

¿cómo alguien tan estúpido puede besar tan bien? pregunta la subconsciente de louis mirándolo serio.

— "que no he avanzando nada."— explica sacando su cuaderno.

— "en realidad... tenía preparado algo para este clase."— la sonrisa que le da el rizado lo hace desconfiar.
poquito.

— "¿de qué se trata?"— pregunta emocionado y lo observa sacar una carpeta y sacar una hoja, el más chico las acepta luego de que se las extiende y las observa con detenimiento.— "¿tomates a la prove... qué?"

— "tomates à la provencale."— sonríe con un lindo tono francés. — "es una receta que estoy ansioso a que prepares."

— "¿!yo!?— pregunta ligeramente nervioso.

— "bueno, acabas de decir que no has avanzado nada. aparte... esta receta es muy facil y traje todo lo que pensé que no tendrías en tu despensa."

vuelve a buscar en su portafolio y saca algunas especies, pan rallado y perejil.

— "¿quieres intentarlo o seguimos dictando?"

el más bajito suelta un gran suspiro y asiente dándole una sonrisa. ¡estaba listo!

— "cualquier cosa me tendrás aquí, supervisando tus movimientos."

— "puedo hacerlo, no te preocupes."— levanta el dedo pulgar a su dirección y lee la receta con lentitud.

cortar los tomates por la mitad, salarlos y darles la vuelta en un plato para que se escurran 15 minutos.

lava sus manos y saca de su refrigerador cuatro tomates y tras lavarlos y colocarlos encima de la tabla para picar, los corta tal como dice la receta, los pone en un platito y frunce su ceño mirando los dos tarros completamente iguales que poseía.

— "¿ocurre algo?"— pregunta cuando lo observa quedarse quieto mirando a la nada.

— "¿umh? ¡nada! no ocurre nada."— le da una sonrisa para tratar de tranquilizarlo y toma uno de los tarros, lo abre y comienza a salar las mitades.

mezclar finamente el perejil, el ajo, las hiervas provenzales y el pan rallado.

asiente con una gran sonrisa y tras terminar de unir aquellos deliciosos ingredientes (y cortar el perejil, porque cierto rizado no lo había hecho.) siguió preparando todo.

el rizado, por su parte, seguía los movimientos de su alumno, a pesar de no saber cocinar se movía muy bien en la cocina, incluso lo consideraba tierno. baja su vista a la hoja de evaluación, donde había una pequeña lista de aspectos, los cuales el más bajo tenía que seguir:

limpieza.

una de las más importantes, pues una comida con manos e ingredientes sucios era como un golpe duro en el estómago.

maestro de cocina. →ls.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora