Capitulo 12

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


—Mi ángel—musitó Hashirama aun en los labios femeninos, para regresar de nuevo a fusionarse con ellos.

—Esto-esto, no e-esta bien—atinó a decir la ojiperla sin poder contener la oleada de calor, que nacía en todo su interior. Nunca antes había sentido algo tan agradable, ya que, la sensación de culpabilidad por no estar haciendo lo correcto, la llenó de más satisfacción.

—No pienses en nada—Hashirama bajo de los labios hasta el cuello y la sensación fue mucho más buena, de lo que había podido imaginar, definitivamente Hinata era su perdición. Los días después de la boda, los paso ignorándolo. Lo supo de inmediato, pues cuando lo veía acercarse, buscaba cualquier pretexto para huir. Lo dejó pasar, queriendo darle tiempo para asimilar lo que sintió durante el beso y quería pensar, que también ella había sentido el mismo calor en el pecho que sintió el.

Luego llegó esa misión que aparentemente era sencilla, pero que de inmediato se complicó, dejándola a ella y a sus compañeros, en el ojo del huracán. Pasó días queriendo ir en su ayuda, pero Tobirama logró hacerlo desistir, argumentando que ella y sus compañeros, eran totalmente aptos para controlar los imprevistos y su presencia, demostraría que no confiaba en ella. Tuvo que hacer un gran esfuerzo, pero logró aguantar.

Ese día era el festival y no tenía mucho humor de hacer nada, pero era su obligación, así que realizó algunas tareas en la torré y cuando estaba saliendo la miró dirigiéndose hacia el. No soportando por mas tiempo, se fue contra ella, sin darle tiempo a resistirse a sus besos y el resultado, no pudo ser mejor, ya que también ella le estaba correspondiendo con melodiosos gemidos, que no hacían mas, que exitarlo a niveles muy peligrosos. Sabía que debía calmarse pero ¿como hacerlo cuando finalmente tenía a Hinata entre sus brazos? Lo peor era el volumen que se formó en su entrepierna y que en poco tiempo, ella comenzaría a sentir.

—Hashi—lo llamó entre jadeos y gemidos, que perturbaron aun más, al ya fogoso Hokage.

Ambos se dejaban llevar. Se besaban con hambre, como si no hubiera un mañana, hasta que el carraspeo de garganta los paró en seco. Hinata enrojeció y de inmediato bajó sus piernas de las caderas masculinas. Muy a regañadientes, Hashirama la fue soltando, para enfrentar al intruso.

—Siento mucho la interrupción, pero los cuatro Kages, vienen hacia acá y supuse que querrían saberlo para poder recibirlos.

—Yo...debo irme—la ojiperla le hizo un reverencia a Tobirama y también al Hokage. Entregó el pergamino, sobre la misión y prácticamente, salió corriendo para no tener que enfrentar al hermano menor del Hokage. Se fue por todos los techos, para regular la respiración y para que nadie notara la enorme conmoción, por lo que acababa de hacer. Eso había sido increíble, Hashirama era tan apasionado y lo mas extraño, era que nunca lo imaginó. Pensó que el era calmo, dulce y delicado, pero en su lugar, se encontró con un hombre lleno de fuego, uno que logró encenderla también a ella.

Todavía con la respiración acelerada, llegó al distrito Uchiha, ignorando a todas las personas que la veían, sin atreverse a decir nada. Entre todas las miradas se destacaba, un par de ojos negros, iguales a los de todos, con la única diferencia, que esos ojos la veían con el mas grande y puro odio.

Suki la miró desde uno de los comercios. Sus orbes la escudriñaron por completo y la espada dentro de la funda colgada en la espalda, fue lo que logró dibujarle una sonrisa cargada de maldad. Días atrás logró encontrar el Jutsu prohibido y lo copió completamente, para poder regresarlos, sin que nadie se diera cuenta. Aunque se necesitaba de mas tiempo para lograr perfeccionar la eficacia en el resultado final, de todos modos ella moriría, sin remedio.

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