Capitulo 24

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

No tienes idea de las ganas que tenia de hacerte el amor mi ángel—Hashirama continuó envistiéndola acostado tras ella sobre la suave cama del hotel donde se hospedó. Aferrado a los senos de su mujer siguió hablándole al oído. Estaba feliz de tenerla como la tenía y escucharla gimiendo lo volvía loco de amor.

—¡Lo amo mi Hokage!—repuso ella al mismo tiempo que el castaño depositaba besos en su cuello y espalda.

—No responderé por mis actos, si continúas llamándome así—bajo una de las manos para acariciar la intimidad de la joven, mientras que la otra continuó alternando en cada seno.

—No quiero que responda por ellos—lo provoco, logrando que el Senju reaccionara. Con avidez la volteó totalmente hacia abajo y él se hincó posicionándose tras ella justo en medio de sus piernas. Levantó las caderas femeninas para adentrarse de nuevo en el interior de su amada. La Hyuga soltó un fuerte gemido de placer y se dejó hacer lo que él quisiera, después de todo, confiaba ciegamente en Hashi y sabía que no haría nada para lastimarla.

Hashirama remembró los días en la cabaña y se dedicó a mirar como su miembro entraba y salía dentro del delicado cuerpo de Hinata. Echaba de menos esa sensación tan excitante, embriagadora y a la vez, placentera.

—¡Te amo ángel! Nunca me cansaré de decírtelo—reitero en el oído femenino, cuando se agacho para morderle el cuello—has hecho que mi cordura desaparezca... te amo, te amo...—las frases fueron silenciadas por los labios de la ojiperla que giró su rostro para besarlo. Ese hombre también a ella logró hacerla enloquecer, estaba completamente enamorada de él, como nunca pensó que podía ser posible estarlo de alguien.

El Senju continuó hincado tras ella y la levantó dejando la espalda femenina pegada a su pecho. Ella se aferró a él, colocando sus delicados brazos sobre su cuello, en una forma de no caer, pero Hashirama la sostenía posesivo sobre la cintura y con la otra manó se dedicó a acariciarla por todos los lugares estratégicos, en lo que sabía que ella disfrutaría. Los hermosos senos quedaban muy expuestos en esa posición y el castaño no dejaba de apretarlos. Si no podía degustarlos con la boca, como más le gustaba, lo haría con la mano, después de todo, escucharla gemir mientras se adentraba en su pequeño cuerpo, era la mejor satisfacción que hubiera podido experimentar.

—Ha-Hashi... Hashi yo...—los gemidos de Hinata eran más audibles. Pronto llegaría al climax y comenzó a moverse al compás de su amado. Las manos que tenia en el cuello del castaño, comenzaron a moverse por todos lados, era claro que estaba en su punto máximo de excitación.

—Pide que te de más mi ángel, pídemelo, quiero escucharte—ella se estremeció en mas placer al escucharlo, pues no era un pedido, era una clara orden y viniendo de él, sonaba jodidamente caliente.

—Más Hashi... fuerte, no se detenga, ahhh más—Hashirama sonrió complacido y comenzó a moverse de manera ruda, salvaje y al mismo tiempo la apego a él, con ternura—¡Así mi Hokage así!—en segundos, ambos amantes alcanzaron un arrasador orgasmo, que los dejó exhaustos y satisfechos, al menos, por el momento.

El castaño se tiró sobre la cama y la llevó junto a él para recuperarse juntos. La amaba tanto, que aún teniéndola a su lado, creía que se esfumaría como le sucedía en sus sueños. Ella en lugar de permanecer con la espalda pegada a él, optó por encararlo. No quería perderlo de vista y estaría admirándolo todo el tiempo que pudiera. Si iban a hablar, lo harían mirándose mutuamente.

—¿Mi cuerpo te lastimó?—cuestionó con burla, para verla sonrojada.

—No, yo estoy bien—tal como lo pensó, ella se sonrojó y con dificultad, logró sostenerle la mirada durante unos pocos segundos. Lo enloquecía la forma de ser de su ángel.

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