8

110 18 2
                                    


Estaba llorando mientras iba a verlo, tal vez para él lo nuestro no significo nada, pero para mí fue algo importante y perderlo me ponía triste.

Llegue a su casa, pero Eric ya iba de salida.

-Espera un minuto- fue lo primero que le dije.

-¡Oh! Hola Heidi, ¿Qué necesitas?- me dijo tranquilo, sé que el sabia desde el principio a lo que iba, pero por alguna razón se porto cortés.

-Se que no te importa, pero ¿puedes escucharme?- mi voz se empezó a quebrar y solo así Cartman me presto atención - Sabes, yo estaba comprometida con esto, con nosotros y supongo que lo hice en exceso.

¿Vas a terminar conmigo?- Me dijo de la forma más seca posible, claro que rompí en llanto.

¿Es que no entiendes de que se trata?- dije entre lagrimas, resignada di un gran suspiro -creo que mejor me voy-

-No espera- me tomo del brazo - no creo que sea lo correcto.

En un fugaz movimiento me solté de su agarre, no quería que me tocara.

-Realmente nunca supe que hacer contigo y además me miras como si no estuvieras mirando nada, cuando antes me mirabas como si fuera la única en el mundo-

-¿Cuando te he hecho eso?- se defendió.

-¡Justo cuando llegue!- me altere - Pasas de mi presencia como si fuera invisible.

Eric no me contesto nada, sabía perfectamente de lo que hablaba.

Respire profundo y más calmada.

-Simplemente nunca se como te sientes o si por lo menos sientes algo-

Ahora yo escuche suspirar a Eric.

-Por supuesto que siento cosas y a ti te aprecio-Vaya mierda de palabras pensé - y te aprecio porque no me hiciste daño.

Esa frase llamo mi atención, no recordaba aquella promesa, fue el día que comenzamos a andar, me pidió que no le hiciera daño y lo dijo tan tristemente que hice lo mejor que pude.

-No lo hice pensando que me hubieras dejado con gusto- conteste tajante.

-No lo hago-

-Pero no lo sientes, de todos modos ¿Por qué deberías hacerlo? no es tu obligación- ya no lo miraba - ¿Quién soy yo para estar enamorada?

Iba a volver a llorar, pero una mano en mi hombro llamo mi atención.

-No estábamos enamorados- dijo y yo sentí la honestidad en su voz.

-Supongo que me voy a ir- respondí resignada.

Eric ya no me dijo nada, ya no había nada que decir, regrese a mi casa y lloré.

Lloré mucho.

Lloré tanto.

Lloré como nunca.




No moreOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz