❝ El alfa de la manada del este, Lan Xinchen, tenía que cerrar un tratado con el alfa de la manada del oeste, y por primera vez decide llevar con él a sus omegas preferidos: su esposo, Jiang Cheng y su hijo Jinling. Sin embargo, no se esperaba que...
⸙• Esta historia se ambienta en la antigüedad y por las jerarquías en las manadas de lobos por lo que algunas tareas están estereotipadas.
▻ Escribo esto porque me canse de borrar comentarios diciendo que esta historia no les gustaba del todo o que era mala, por favor si van a comentar que sea para bien y no para mal. Si no, me veré en la obligación de borrar de manera definitiva esta historia.
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La manada del ala oeste y el ala este del bosque eran de las pocas manadas que mejor se llevaban, los alfas jefes fueron grandes amigos cuando apenas eran unos cachorros que correteaban los límites de ambos sectores, haciéndose los más sinceros compañeros de aventuras.
Claro que esos tiempos cambiaron cuando a Lan Xichen le delegaron cantidades de tareas por ser el próximo alfa, supuso que al tiempo las mismas tareas embargaron a Lan Wangji ya que ambos eran los alfas descendientes del líder.
No volvieron a verse en varios años, pero Lan Xichen prometió ir a visitarlo en pronto hubiera más estabilidad en su manada.
Sin embargo, la llegada de Jiang Cheng lo descontroló todo. Aún no había conseguido pareja para ese entonces, tampoco le preocupaba el hecho, era muy selectivo en cuanto a ese tipo de cosas y su lobo lo era mucho más.
Nadie en su manada le llamaba la atención, si era sincero. De manera que un día, revisando los límites del sureste, un olor exquisito llegó a su fosas nasales, enloqueciéndolo, sus orejas blancas se agitaron emocionadas tratando de captar algún sonido que lo llevara hacia el intruso.
El aroma era dulce, como granos de café, miel y a sabia fresca, sin embargo y a pesar de lo excitado que estaba su lobo, se vio también que estaba muy preocupado pues las feromonas que expulsaba el omega reflejaban miedo y tristeza. Se apresuró, junto con sus otros dos compañeros, al lugar donde provenía el olor.
Hasta que lo halló.
Un delicado omega lleno de sudor y tierra, escondido en uno de los arbustos cercanos a un río. El pequeño levantó su mirada y bajó sus orejas gris igual que su cabello.
Lan Xichen supo inmediatamente que era su omega, su pareja, su perfecto amor. Se agachó sujetando sus manos a las del contrario para retirarlas de su rostro, el peligris lo miró con lágrimas en los ojos sin decir nada.
Lan Xichen sonrió.
- Jefe, hay que llevarlo como rehén –dijo una voz a su espalda pero este al ver que no le respondía volvió a intentar- Jade, vamos a llevar...
Calló asustado por el gruñido tan inhumano que lanzó el Lan. Se dio cuenta de lo que estaba pasando y decidió dejarlo junto a su compañero para dejar un momento a solas al alfa y su ahora descubierta pareja.
Y básicamente a partir de ahí su historia creció. Lan Xichen se enteró que se escapó de su manada, una muy pequeña por cierto, en la que su padre quería ofrecerle como objeto sexual. Lan Xichen sintió su sangre hervir cada vez que tocaban el tema, pero Jiang Cheng siempre sabía cómo restregarse al cuerpo de su alfa para hacerlo calmar.
Agradecía que nunca llegaron a lastimarlo porque como buena pareja iría a vengarlo.
Poco tiempo después lo marcó, dejándole una fina mordida en su cuello. Jiang Cheng la presumía con altivez y estaba súper contento con ella, nada lo hacía más feliz que estar en una manada que le quería y más ser el omega del alfa jefe.
Había pasado año y medio cuando el peligris le dijo a Lan Xichen que llevaba en su interior un cachorro, fue el momento más feliz del alfa, después de su boda.
El Lan levantó a su chico por los aires al tiempo que sus lágrimas se escurrían por sus mejillas. Jiang Cheng reía con ojos cristalizados por las vueltas que su esposo le daba. Finalmente cuando lo bajó, Xichen estaba tan contento que aulló de felicidad, cosa que se oyó por toda la manada, estaba seguro. Se besaron por una eternidad entre sonrisas pícaras, mordidas de labios y vagas promesas.
Aunque, no tan vagas. Xichen le prometió que no movería ni una oreja pues debía guardar mucho reposo. Jiang Cheng no le prestó atención en aquel momento debido a la inmensa emoción pero cuando este no lo dejaba pararse de la cama las veces que quería, le molestaba y se quejaba haciendo pucheros, mohines y gruñidos.
Tuvieron un hijo. Un hermoso omega al que llamaron Jinling, un cachorro muy parecido a su mamá, peligris y muy pálido. Ambos lobos adultos lo cuidaban con su vida, eran algo sobre protectores con él, Ya que debido a la condición omega, él era muy sensible.
Jinling no era travieso ni escandaloso, sinó todo lo contrario; era tranquilo, callado y muy sumiso. Se la pasaba escondido y olfateando las flores del jardín, no tenía muchos amigos y tampoco le importaba, prefería su soledad o en dado caso con sus padres y con un cachorro beta de su edad, JinChan.
Así pues, con todo eso, a Lan Xichen se le olvidó por completo su compañero de la manada oeste. Ni siquiera le comentó a Jiang Cheng, cosa de la que se arrepiente pues, poco después que Jinling cumpliera los cuatro años, Lan Xichen y Lan Wangji se reencontraron por equivocación, las feromonas de celos se desprendieron de Jiang Cheng como fuentes cuando regresó a casa con el olor del otro alfa.
Y a pesar de que los alfas solo se acoplaban con un omega, sus celos eran inevitables. No lo culpaba, era su falta por no prevenirlo. Sin embargo, su omega aceptó al amigo de infancia, aclarándole que se verían de nuevo en un tiempo no muy lejano.
Volvieron a ser buenos amigos, Lan Wangji y Lan Xichen hablaban frecuentemente acerca de tratados y acuerdos políticos, asuntos que solo ellos entendían. Lan Wangji le contó de su omega, Wei Ying y de su hijo Sizhui, quien era dos años mayor que Jinling. Lan Xichen también platicó sobre su familia y acordaron un día presentarlos a todos.
Finalmente, pasaron dos años más para que por fin se fijara la reunión de ambas familias, no era una fiesta, solo iban a aprovechar que debían reunirse para discutir un tema de importancia, como lo era la escasez de alimentos del arroyo cerca a sus manadas.
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