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- Sizhui, él es Lan Xichen, alfa de la manada del este - el mencionado se aproxima dos pasos hacia él como gesto amistoso- él es Jiang Cheng, su pareja y por último, su cachorro de seis años, Jinling.

El mundo de Sizhui se detuvo.  No escuchaba a su padre ni quiere hacerlo. Algo en su interior se mueve con fiereza y un olor exquisito llega a su nariz, vainilla acaramelada con un toque de jazmín. 

El aroma es tan potente que lo tumba y el lobezno, en un intento por detener esas extrañas sensaciones, empieza a retorcerse en la tierra lanzando aullidos y gemidos. Un sentimiento desesperado y lleno de ansiedad lo embarga. 

- ¿Sizhui? -susurra Wei Ying- Lan Zhan ¿qué le pasa? 

- No puede ser –susurra Lan Zhan al ver la imagen del cachorro esnifando. 

Jinling está atónito, totalmente shockeado ante la escena y clava sus garritas fuerte en los muslos de su mamá, temiendo que el supuesto Sizhui se descontrole y termine por lanzarle un zarpazo. 

Tiene miedo, primera vez que lo ve y ya quiere salir corriendo para esconderse en el primer rosal que vea, los pensamientos de Jinling solo hacen que aumente el nervio y terror que le tiene.  Aunque, a pesar del aspecto salvaje que caracteriza a Sizhui, no puede evitar que sus mejillas se calienten, obligándolo a sentirse más sumiso de lo que su olor profanaba.

Solo por esa razón, no quiere estar cerca de él, quiere desaparecer entre las piernas de su mami, cerrar los ojos y ya estar en casa. Era ajeno a lo que su cuerpo le hace sentir.

Baja sus grisescas orejas pero sus ojos no se separan del asunto, nunca había presenciado algo así en su corta vida, es más, no sale nunca de su casa y se mantiene enterrado en el mismo rosal, sabía que pronto iba a sorprenderse por algo así. 

- Mami, ¿qué le pasa? 

- No lo sé cariño, pero mantente alejado, solo mantente alejado -le advierte en tono autoritario. 

- ¡Sizhui, por favor! ¿Qué pasa?  - Lan Zhan se abalanza hacia su cachorro junto con Wei Ying. 

- ¡A- Yuan, mi vida!  –La desesperación de Wei Ying era palpable, casi capaz de llorar.

Lan Xichen se queda estático, sabiendo perfectamente lo que ocurre más teme anunciarlo, mira perspicaz la escena y luego pasea sus ojos hacia su pareja y su cachorro, advierte que Jinling está bien y empieza a dudar de sus suposiciones.

Lo que en ese momento se desarrolla en el interior de Sizhui está descontrolándolo en todos los sentidos.  Se siente perdido, como si nunca hubiera vivido realmente y fuera ahora que quisiera pasar el resto de su tiempo con aquella persona proveniente de tan maravilloso olor. Sus padres le habían hablando de que alguna vez conseguiría una pareja, aquella que junto a él se encargaría de la manada. 

-¿Qué sucede, amor?  -le susurra Jiang Cheng pero este niega e ignora la pregunta, gira hacia Lan Zhan. 

- Wangji, suéltalo. 

- ¿De qué hablas?  No puedo ...

- Hazlo, deja ver qué quiere. - Wangji mira anonadado al otro alfa y se percata de las insinuaciones. Parpadea varias veces y suelta un poco el agarre de su cachorro, aún con el miedo de que este ataque de forma muy agresiva a Lan Xichen o a su familia y se forme un riña entre ambas manadas. Sin embargo, la reacción del pequeño lo desconcierta, pues aunque las manos de su padre lo retengan alza su nariz y olfatea el aire, buscando algo.

- A-xian, apártate un momento -Wei Ying lo ve con ojos aterrorizados pensando en cómo le pide que se aleje de su pequeño cuando está en esa situación.  Niega con sus orejas gachas- amor es solo un momento, tenemos que ver qué es lo que quiere su lobo. 

Es imposible que Sizhui se comporte de esa manera por cuenta propia, es más que obvio para todos los presentes, a excepción del más pequeño, que es controlado por el lobo.  Los cachorros a esa edad requieren a ser dominados por su otra parte, se manifiestan para jugar, correr, hurgar y olfatear cualquier cosa por muy desagradable o espléndida que sea. 

Cuando Lan Zhan logra que Wei Ying se separe de Sizhui, el cuerpo del cataño se sacude violentamente, rodando en la tierra al tiempo que queda sobre sus rodillas y manos, un color almendrado se pinta en las rasgadas aberturas de sus ojos.  Camina con parsimonia inhalando suave y profundamente el aire, pasando la mirada desde sus progenitores hasta los tres extraños parados en frente de él.

Mira al prominente alfa de grandes orejas, al delicado y sumiso peligris detrás de él y por último, el celaje de algo escondido en las piernas del omega. El olor proviene de allí, lo sabe.

- Xichen, tengo miedo.

- Cálmate, Wanyin. Es solo un cachorro -pero Jiang Cheng no teme por él sino por su cachorrito que está hecho un nudo en sus piernas de lo asustado que se encuentra.

- No estarás pensando lo que creo que piensas, ¿no, Xichen?  -le pregunta Lan wangji sin despegar la vista de las pisadas en cuatro patas que hace su hijo.

- Es exactamente lo que pienso. Pero serán puras suposiciones hasta que se demuestre lo contrario. 

- ¿Qué sucede? -se desespera Wei Ying.

- No nos adelantemos a los hechos, Xichen.

Nadie dice nada después de eso, no se sabe si es porque ya no hay nada que aportar o porque Sizhui está olfateando la mano de Lan Xichen fascinado, tal como si fuera lo más magnífico que ha olido en su corta vida.

- ¿Qué hace? -pregunta Jiang Cheng a su pareja. 

- Está buscando el olor que le agrada -rie ante la coquetería que hace Sizhui con su mano- Pronto se acabará la esencia y seguirá por intentar encontrarlo.  Solo se distrajo un poco.

- Esto está mal, muy mal -se queja Lan Wangji meneando la cabeza. 

- No debemos interferir y lo sabes -advierte Lan Xichen y su igual asiente. 

El castaño gatea hasta estar enfrente de Jiang Cheng, alza su mirada y se sienta agitando su colita mientras espera algo. Suspira unas tres veces y ladea su cabeza al tiempo que baja una de sus orejitas, se aproxima más y pega su nariz por todas las partes que alcanza de Jiang Cheng. 

Cosa que hace que este se siente inquieto, empieza a oler su mano, su antebrazo, sus pantorrillas, sus muslos hasta que ... descaradamente, abre y se mete entre sus piernas dejando un Jiang Cheng sonrojado y muy incómodo. 

Tres personas gritan. 

Jiang Cheng chilla de sorpresa.

Sizhui de emoción. 

Y Jinling de miedo.

Sizhui había encontrado lo que buscaba, un pequeño cachorro peligris omega, con las orejas bajas y la cola escondida. 

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𝐂𝐚𝐜𝐡𝐨𝐫𝐫𝐨𝐬 | ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora