Capítulo 28.

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Addison.

El nudo en mi garganta me estaba matando. Sentí que me estaba asfixiando. No había nadie a mi alrededor, ni Dixie, ni mi madre, ni ese hombre. Estaba en el pasado.

Mi cabeza viajo a esos tiempos donde lo único que hacía era llorar hasta quedarme dormida.

De vueltas a esos meses deprimentes, donde yo necesitaba a alguien. Donde mi madre me hacía tanta falta, donde la necesitaba.

Ella se fue. Ella hizo una nueva vida, sin mi. Sin Sofía. Sin nosotras.

Lo único que podía sentíe por ella, era asco.

Me sentía traicionada. Las lágrimas querian salir, pero no, no le iba a mostrar lo débil que era.

-Ten cuidado. - Le dije al hombre, el me miró confundido.

-¿de que, exactamente?

-puedes morir y ser reemplazado después. Así suele hacer mi madre. - Dije fría. El abrió la boca y Sofía se puso tensa.

-Addison, ¿pero que dices? - Dijo mi madre.

-La verdad. - Dije sonriendole. Sonrisas hipócritas, solo solía usarlas con Madison.

-Calmate, addison... - Dijo Sofía.

-¡No, Sofía! ¡No me voy a calmar! Mientras yo necesitaba a mi madre. Ella estaba entre las sábanas con el primer tipo que se le paso por enfrente. - La mano de mi madre había hecho contacto con mi mejilla. Ella me abofeteo. Las lágrimas que había evitado dejar salir. Hicieron precencia.

Me sentía atrapada. Es como si gritara para que alguien me salve y nadie pueda escuchar nada. Y sigo gritando y gritando hasta que ya no pueda mas.

Sentía un extraño vacío. Como cuando nadas, nadas, y nadas y quieres sostenerte en algo sólido, pero el agua es mucho más profunda y no hay nada allí. Y lo sé. Hay cosas que son mejor no decirlas. Y esas cosas son las que primero salen de mi boca.

-Felicidades, gracias por arruinar esta familia. - Le dije al hombre del cual no quiero saber su nombre. Ni absolutamente nada de él.

Me quite las manos de Sofía de encima. Seque mis lágrimas y subí a mi habitación.

Cerre la puerta de un portazo y me deje caer sobre esta. Ojala las lágrimas ahogaran.

La cara de mi madre no salia de mi cabeza. Era como si yo fuera una maldita intrusa, como si no significara nad para ella. ¿Que estoy diciendo? ¡No significó nada para ella!

Me recosté en mi cama y me escondí debajo de mis sabanas. Pretendiendo que nada había pasado. Tratando de sacar de mi cabeza todo lo que acababa de pasar.

Como si estuviera funcionando.

Tocaron mi puerta. No estoy de humor para hablar con nadie. Con solo imaginar que el. Que tocaba mi puerta, era mi madre o em estupido de su esposo, cogi el reloj y lo lance contra esta.

-¡no quiero ver a nadie! ¡Largate! - Grite.

Habian abierto la puerta. Sabía que era Sofía, ella tenía una copia de mi llave de la habitación. "por si una emergencia". Siempre lo dice.

-Vete, por favor. - Susurre pero ella apartó las sábanas y se recostó a mi lado abrazándome. Me dio un beso en la frente.

-Perdón por mentirte acerca de que estaba con Dixie. No sabía que vendrías yo... - Las palabras "mentir" y "Dixie" en una misma oración y saliendo de su boca, hicieron que me estremecera. Ahora me sentí mucho peor. Que maldita sorpresa.

Eres mía, rubia (dixison) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora