Charla I

146 26 1
                                    

¿Qué hice para estar ahí? ¿Estar vivo? ¿Intentar ser feliz? ¿Ambas cosas?

—Vaya, que buen comienzo, bro!

¡Silencio! ¡Dije que podrías venir si estabas callado!

—But tú...

¡Déjame continuar!

—Okey! Tranquilo...

Hmp, bueno...

No merecía eso, estar en oscuridad infinita. El humano vio una opción alejarse y así lo hizo haciendo que de paso esté sólo. Solo con la compañía de la eterna oscuridad.

Varias veces tenía visiones de mis amistades y familia, con el tiempo me acostumbré a estas como cualquiera, pero el sentirme acompañado hacía que me dejara caer en la tentación de creer en esas alucinaciones.

Les hablaba, a veces jugaba con ellos, corría, me perdía más en la oscuridad en todos los sentidos, mi mente estaba pendiendo de un hilo fino, muy fino.

Ahora está completamente roto. Casi...

Estaba tirado en el piso riendo por las bromas de Toriel y las quejas de mi hermano, mi risa se hizo más débil hasta que se detuvo, estaba volviendo a dormirme de un momento a otro. Al no saber qué horas eran siempre me pasaba despierto de más y de un rato a otro me dormía de forma automática por el cansancio.

Mis cuencas estaban cerradas y mi respiración tranquila ocasionaba un ligero ruido en todo ese espacio vacío. Me acomodé de costado para dormir mejor, pero una luz junto con un ruido extraño me hizo despertar y cubrir mis cuencas con mi antebrazo.

Hijo de puta.

—Tu vo...

¡Que te calles!

Me senté y bajé un poco mi brazo para ver esa luz, provenía de una circunferencia en el espacio que giraba en su mismo eje, en resumen un maldito portal que estaba a unos centímetros más arriba del suelo. En el interior de este había una silueta extraña, esa puta silueta extraña al parecer tenía una capucha por la extraña forma de su cabeza y usaba una especie de túnica, si mal no recuerdo, en una de sus manos tenía una guadaña grande con lo que parecía ser la parte superior de un Gaster Blaster de decorado.

La maldita silueta entró en mi vacío sin cerrar el portal que ahora estaba detrás suyo y me volteó a ver, haciéndome estremecer de sobremanera a decir verdad.

—Geno!Sans... 23 años... Sin nadie alrededor. Esto será sencillo. —se acercó a mí, flotando a unos centímetros del suelo.

—¿Q... Quién...?—me acuerdo que me puse a tartamudear.

Estúpido.

—Soy Sans, Reaper!Sans, cosechador de almas de todo el multiverso. —alzó su guadaña por encima de su cabeza y la bajó de forma rápida hacia mí.

Lo admito, sentí terror.

En mi cuerpo se empezaron a presentar varios glichtes y un dolor fuerte , sentía que me partía en dos de forma lenta y tortuosa. Caí de espaldas hacia el piso y empecé a retorcerme de dolor.

¡Agh! ¡De seguro me veía tan malditamente débil!

Reaper al ver ello solo suspiró y se dió media vuelta para caminar hacia el portal, de seguro pensó que estaba muriendo, ese imbécil, y si sí lo hizo, pues sí lo estaba, me estaba putamente muriendo.

—¡Hey...! ¡T... Tú!... —hablaba entre fuertes ataques de tos con fines de que mi respiración se normalice. —¡Hijo de perra! —¡Ja! Me apoyaba de mi brazo para alzar siquiera mis costillas y cráneo, aún no paraba de toser.

Reaper volteó de forma rápida, mis glichtes disminuían, debiste de ver su cara. Por miedo apretó su guadaña con ambas manos y volteó su cuerpo por completo.

Que cobarde era.

—¡Eso dolió! ¡Estúpido! —poco a poco me puse de pie como todo campeón, tambaleándome, pero al final lo logré.

—Es imposible que estés de pie ante mi después de mi ataque. —dejó de flotar para tocar el suelo con sus pies.

Ugh, qué estúpido presumido.

—¡Pues estoy de pie... Aquí y ahora! —mi  respiración por fin se estaba calmando por completo. —¡Por lo que escuché... Eres el gran cosechador de almas de todo el multiverso! —al decir "todo" alargué la primera "o" para sonar sarcástico y alzé mis brazos, su rostro... Si que estaba enojado.

—No pedí que hablaras. —se me acercó corriendo y volvió a atacarme con su guadaña, ¡esta vez viendo que me atraviese todo el cuerpo, ese hijo de puta!

Volví a sentir dolor pero de forma mucho más intensa, mi voz salió en forma de gritos y quejidos, sentía como mis costillas se dañaban más, algo que sería irreversible por la culpa de ese esqueleto tan estúpido que solo quería sembrar caos en mi mente.

Y si lo logró.

—Aún no mueres... Has de ser una anomalía. —me miraba con el mismo desprecio con el que yo lo miro ahora, conociendo lo ególatra que era, o narcisista, el puto término que le describa, de seguro le causaba rabia que haya encontrado a alguien que lo hacía sentirse el puto inútil que es. —No tienes cura... No tienes salvación.

—¿C... Crees... Que no... ¡Agh!... L... Lo sé?... —seguía en el piso tratando de recomponerme.

Era un puto débil antes.

—Intenté realizar mi trabajo pero es imposible... —se dió media vuelta y volvió a flotar a unos centímetros del suelo como una flatulencia. —Quizás tengas algún tiempo predeterminado en tu código. Puede que mañana estés más débil... Ya me topé con anomalías de ese estilo. —giró un poco su cráneo, mirándome. —No eres la excepción. —pasó por el portal y con un movimiento de su guadaña la cerró, el puto mago.

Estaba sólo otra vez en la pantalla de guardado... En ese lugar tan vacío y con un amargo sabor de boca al respecto de todo lo sucedido ese día de mi anterior molesta e inútil vida.

Juré que si volvía a ver a ese tipo le daría el golpe más fuerte de su vida.

—¿Y si lo hiciste?

Supongo que sí... Si quieres puedes venir mañana, aún me falta mucho que contar.

—Well! ¡Obvio que vendré! Esta muy interesante, nos vemos, bro, debo de ver unas cuantas cosas.

Como sea.

Deranged Mind [Error]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora