Un tierno e inocente Omega descendiente de la realeza, qué pasó 18 años de su vida escondiéndose para sobrevivir; su rutina se ve interrumpida al encontrar un desconocido que parece estar herido y sin siquiera preocuparse por quien es, pone en funci...
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Cómo cada mañana desde que tiene memoria Jimin anda en el bosque cercano al castillo .
A pasos despreocupados camino sin rumbo alguno, solo camina, lleva consigo una bolsa preparada por su Nana, es normal encontrarse algunos animalitos en el bosque, el chiquillo siempre anda a los alrededores pero hoy fue diferente, estaba tan entretenido cantando y siguiendo una hermosa mariposa azul que había encontrado aleteando cerca de si, que se quedó ensimismado, cuando vino a salir de su pequeño transe estaba obscureciendo y muy lejos del palacio.
El nunca llegaba tan lejos, a menos que fuese necesario por lo usual solo daba vueltas hasta la hora de dormir en donde cenaba con su Nana y se acostaba para luego repetir el mismo patrón.
Cuando pensó que era suficiente, iba a dar una vuelta sobre sus pies para volver al palacio pero se detuvo al oír un quejido, buscó con la mirada el causante de aquel sonido, dio algunos pasos hasta poder divisar a un gran lobo platinado, su tamaño era asombroso, pero esto no fue lo que llamó la atención de Jimin sino aquel fascinante olor a café y vainilla, en otra ocasión hubiese corrido pero solo se quedó ahí de pies.
Cuando se armó de valor en dar un paso el gran animal giró su cabeza hasta quedar mirando al pequeño chico, sintió como su olor se hizo más fuerte y cuando intento moverse soltó un nuevo quejido.
Dio algunos pasos más y se agachó ante el imponente animal mirándole de manera curiosa, le examinó unos segundos hasta que vio una gran mancha de sangre en el pelaje plateado, esto le hizo alarmarse y con rapidez abrió la bolsa que cargaba a sus espaldas, sacó algo pero calló en cuenta de que así no podría curarle, así que se acercó un poco más al lobo, este gruñó pero no atacó.
-Solo quiero curarte pero aquí no puedo, hay una cabaña a unos cuantos metros, crees que puedas caminar? -pregunto con voz dulce y melodiosa cosa que hizo al animal caer rendido a los pies del pequeño de cabello blanco.
Usando toda su fuerza y voluntad el animal se sentó en sus patas traseras bajo la atenta mirada cambió a su forma humana, dejando ver una perfecta piel morena y aquel sedoso cabello plateado, con unas fuertes facciones y unos hermosos hoyuelos, al notar que estaba desnudo tapo sus ojitos con ambas manos muerte de la vergüenza, hasta que una voz melodiosa y profunda le sacó de su ensoñación.
-Por dónde? -pregunto el gran hombre.
-Al Norte -respondió con timidez, sin decir nada más y con ayuda del pequeño quien pasó el brazo derecho del más alto por sus hombros para ayudarle a caminar, llegaron a la mencionada cabaña.
Cómo pudo abrió la puerta, caminaron unos metros más hasta llegar a la cama donde fue dejado el peli plateado, este solo miraba en silencio los movimientos del más pequeño, se recostó en el colchón, y cerró los ojos disfrutando del dulce aroma a cerezos y frutos rojos, hasta que sintió como se hacía más intenso indicando que el menor estaba cerca.
