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En medio de un juego de «UNO» en el patio lleno –el cual era el centro social de St. Jude–, la pelirroja notó como el chico nuevo del que todos hablaban se acercaba a ella.

–Hola –le dijo Gilbert.

–Hola –respondió ella, sin despegar la vista de su baraja.

–Soy Gilbert Blythe, ¿Podemos hablar?

Ella lo miró un segundo, luego a sus cartas. Las puso sobre la mesa y se levantó.

–Soy Anne, y más te vale que sea en serio, porque iba ganando cinco dólares en el partido.

Él carraspeó.

–Me enteré que sabes cómo conseguir cosas... –comenzó él.

–Así es –respondió sin darle vueltas al asunto– ¿qué quieres?

–Quisiera saber si puedes conseguir un pico para piedras –ella lo miró extrañada. El chico continuó hablando–. Mira, mide unos diez o quince centímetros, soy aficionado a hacer figuritas de piedra –sacó algo de su bolsillo. Unas fichas de ajedrez en miniatura, hechas con un material extraño–. Es sólo para distraerme. Las noches en este lugar son muy largas. Allá afuera ese era mi pasatiempo.

Ella asintió. Pensaba que era algo muy tonto. Creía que él se le había acercado con el objetivo de hablarle, no que necesitaba ese estúpido aparato del que recientemente se había enterado que existía. Pero igual, iba a conseguirlo, porque algo de dinero no estaba de más para sus necesidades personales dentro del lugar.

–Oye, Blythe –le dijo antes que éste se marchase–. ¿Es cierto lo que se dice de ti? ¿Que mataste a tu novia en el bosque tras el internado?

–Soy inocenterespondió con serenidad.

–Claro –dijo ella con sarcasmo, encendiendo un cigarrillo.

–¿Disculpa? –preguntó con el ceño fruncido.

Anne exhaló el humo.

Aquí todos somos inocentes –sonrió, burlándose de él. Señaló a uno de los chicos con los que jugaba en la mesa–, ¡Oye Moody! –él se volteó– ¿Por qué estás aquí?

–Soy inocente –respondió con la misma sonrisa burlona de la chica–. Mi abogado jugó en contra de mí.

Gilbert parecía no entender.

Anne trató de nuevo.

–¡Oye, Ruby! ¿Por qué llegaste hasta acá?

–Soy inocente –dijo la chica, con el mismo tono–. La otra persona era de familia poderosa y prefirieron encerrarme a mí.

La pelirroja soltó una carcajada.

–¿Ya ves? Todos somos inocentes. Cobro el 10% más por artículo. Pero por ser nuevo, te cobraré el 5%. Ya sabes. No me conoces, no sabes que consigo cosas. No me gustan las personas boconas y si me llego a enterar que te descubrieron algo, no te volveré a vender y te mandaré a los chicos para que te golpeen hasta que dejen tu lindo rostro morado.

El chico sonrió.

–Lindo. ¿Me dijiste «Lindo»?

Anne dio dos pasos al frente, lo miró a los ojos y tiró el cigarrillo al suelo.

–Estoy hablando en serio cuando digo que los enviaré a golpearte, pero si se me da la gana, lo haré yo misma.

–No veo ningún problema con eso –respondió con el mismo tono coqueto.

–Cuida tus palabras, Blythe –estuvo a punto de irse, pero se giró–. Por cierto, bienvenido a St. Jude.

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¡Segundo capítulo!
Bien rebelde la Anne. JAJAJAJAJAJA

¿Opiniones?

Amor y luz;
~Cass.
🧚🏻‍♀️✨🧡

「𝐆𝐞𝐭 𝐟𝐫𝐞𝐞 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐚𝐧 𝐄」Where stories live. Discover now