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Emma

Después de ver la cara de estúpida que se me quedó y que no decía nada, se metió en uno de los baños individuales para vestirse.

- ¿Se puede saber de que cojones vas? ¿Tú que sabrás de las veces que me han piropeado? - le pregunté enfadada y cruzándome de brazos.

Christina y William me miraron sorprendidos y pude escuchar reír a Dylan. Dos minutos después salió con una camiseta blanca, que se ajustaba a la perfección a su torso, haciendo que se le notase cada músculo. La combinó con unos pantalones negros y unas AirForce blancas.

Siempre dije que lo simple es precioso, pero en él quedaba muchísimo mejor. Por dios, ¿qué estaba diciendo?

En ese momento, entró el hombre que estaba vigilando la entrada y le entregó a Dylan un sobre.

Sin decir nada, se marchó.

- Ni tan mal - dijo sonriendo mientras lo abría y sacaba un fajo de dinero.

A simple vista pude contar que había alrededor de 500 dólares. Apartó 200 y se los dio a William.

- Oye no... No puedo aceptarlos, eres tu el que se ha partido la cara ahí arriba, son tuyos.

- Me las he partido gracias a que me has entrenado y ya hablamos de los porcentajes la última vez.

- Yo tengo mis negocios y este mes vas tú mucho peor que yo. La siguiente te prometo que vamos a medias.

A regañadientes, Dylan acabó cediendo y guardándose el dinero.

Me fijé en que encima del banco, había una chaqueta de cuero con el logo de Nirvana en la parte de atrás y era preciosa, además, gracias a Derek conocía el grupo a la perfección. Crecí con sus canciones.

Cuando levanté la vista, Dylan la cogió y se la puso. El capullo tenía buen gusto musical.

Se echó un poco de colonia y tras guardar todo en una taquilla, nos miró.

- Visto que he ganado y he cobrado, vámonos de fiesta, necesito despejarme un poco.

- Oh si, por favor, Emma es un muermo cuando quiere. Enséñala lo que es una buena noche - dijo mi amiga.

- Se lo puedo demostrar de muchas maneras.

Le dediqué mi mejor mirada de asco y le saqué el dedo. Si se pensaba que me iba el rollo badboy estaba muy equivocado.

Dylan podía ser condenadamente guapo, pero también era un gilipollas. Vi como se estaba aguantando la risa.

- Venga Cenicienta, era una broma, no te lo tomes así. ¿Vienes con nosotros verdad?

- Voy porque no me queda más remedio, pero como vuelvas a decir una tontería así o a llamarme Cenicienta, pido un taxi y me vuelvo a la universidad.

Salimos del local y vi como Christina y William se subían en la misma moto. Era de un color azul eléctrico precioso y hacía juego con los cascos de ambos.

- ¿Estáis de coña no?

- ¿Qué pasa Cenicienta? - preguntó Dylan - ¿tienes miedo?

- ¡Que no me llames Cenicienta! ¡Y por supuesto que no tengo miedo!

- Tienes miedo - afirmó riendo.

- Ya te he dicho que no.

- Genial, entonces sube.

Le miré y vi como se abrochaba un casco negro metalizado.

Me sorprendió no ver ninguna calavera adornando alguno de los lados, pero dejé pasar por alto la curiosidad para recordar a la chica que me había arrastrado hasta aquel infierno.

UPPERCUT || Amor Y Muerte #1Onde histórias criam vida. Descubra agora