Capítulo III

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3 - Manos

Buenos días —saludé a Miya al llegar a clase —¿Tienes los deberes hechos? Me los he dejado en casa...

—Corrijo —me miró con obviedad —Te dio pereza hacerlos y tuviste la maravillosa esperanza de que yo te la pasara y es lo que mo voy a hacer porque soy un buen amigo.

—Los cojones. Si eres un buen amigo me los prestarías. !Ni que sea un ejercicio para que parezca que lo he intentado! —le supliqué juntando las manos.

—Eres odiosa, ¿lo sabias? —me tendió su libreta —Y a la próxima los haces que para algo servirá que sepas inglés.

—Te debo una Miya —le di un sonoro beso en la mejilla.

Fue de manera burlona pero su rostro terminó colorado y sobrepensé aquello toda la mañana.

—¿Estas bien? —llegó a preguntarme en un punto del día.

—¡Totalmente! —y después procedí a desaparecer.

Por suerte, al llegar a casa se me pasó la tontería. Hasta la hora de la carrera de Adam y Reki.

Estaba relativamente emocionada por ver aquel tipo en acción. Era alguien curioso y muy raro por lo que comentaban.

Quedamos con Shadow para que nos recogiese para poder ir a Crazy Rock. Allí me encontré a Miya, pero estaba de un humor extraño.

Pensé que tal vez había malinterpretado mi desaparición repentina esa mañana.

Intenté alcanzarlo al llegar al sitio para poder explicarle, pero él se detuvo antes.

—Dejémoslo —aquello me asustó. Por un momento me quedé sin respiración. Pronto me di cuenta que no se trataba de eso —No es necesario que él se disculpe conmigo. De todos modos, que me dijera que estoy vacío no es una mentira —sus puños estaban apretados y temblaban.

Extendí mi brazo para poder agarrar su mano como había hecho anteriormente y el envolvió mi mano fuertemente.

—Nunca estarás vacío si estás con nosotros, eres mucho más que un patinador —le dije viéndolo a los ojos. Un atisbo de sonrisa se asomó en sus labios.

—Para mí, justo ahora, solo quiero patearle el trasero a ese Adam —confesó Reki.

—No hay forma de que puedas hacer eso —rebatió Miya.

—Importa que lo hace porque quiere hacerlo —defendió Langa.

Los ojos verdes de Miya brillaron con admiración.

Aquello por fin empezó. Adam estaba burlándose de Reki y lo alcanzó a los pocos segundos de empezar, incluso dándole ventaja. Cuando parecía que Reki se rendía, lo pasó haciendo la curva de la manera que Miya la había enseñado. El aludido sonrió orgulloso.

Poco duró la esperanza cuando Adam hizo el famoso Love Hug y Reki terminó en el suelo.

Por suerte, Langa los había seguido en una scooter y llegó a su altura rapidamente. Preocupados, decidimos llevarlo a que lo viera un médico.

Al ser altas horas de la noche y que no había ningún paciente, lo atendieron rápidamente.

Me senté en una de los bancos de la sala de espera, viendo en el teléfono un artículo que hablaba sobre patinar cuesta arriba.

—Pensé que era un mito —dijo Miya sentándose a mi lado y, como si nada, agarrando mi mano.

Me giré pasmada y lo vi bebiendo tranquilamente de su botella. Se dio cuenta de que lo estaba y me miró.

Next To You - Miya ChinenWhere stories live. Discover now