Como si nos hubiéramos amado 3

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¡Bonjour!

¡Buena lectura!

- Creo que es momento de que me cuentes la historia, niñita.

-¡No quiero! -exclamó tapándose el rostro.

-Aquí no se trata de que quieras o no -recriminó furioso- casi me metes en un gigantesco problema.
¡Yo te he salvado esta noche, por ende, exijo saber y quiero la verdad!

- Es que, no es fácil -intentó desligarse del asunto- es una historia muy larga...

- Necesito al menos una versión resumida esta noche, para ver qué hacemos mañana para remediar tu situación.

- De acuerdo -accedió a regañadientes- Mi padre, antes de casarse con mi madre tuvo una relación con otra mujer, de tal relación tuvieron una hija llamada Vivían. Esa desgraciada es mi hermana mayor.

-No hay nada como el amor de hermanos -la interrumpió sorprendido ante la manera en que se refería a su hermana.

- Por favor, no interrumpas -pidió dando a entender que la próxima vez ya no volvería a cobrar la historia- bueno, la relación de ambos no duró, mi papá siempre se hizo cargo de Vivían. Luego conoció a mi mamá, se casaron y fruto del amor más bello que pude percibir en mi corta vida, nací yo.

María hizo una pausa, su voz se quebró y lloró desconsolada.

- Necesito que continúes... -susurró comprensivo, queriendo saber más.

- Fuimos de vacaciones un verano a una casa en la playa, mi padre tenía mucho dinero gracias a su empresa constructora y bueno, también llevamos a Vivían. Yo tenia unos 6 años y ella ya iba por los 10. Todo marchaba bien, hasta que regresamos de las vacaciones un accidente se cobró la vida de mi madre inmediatamente y mi padre quedó paralítico. Lastimosamente nunca se recuperó de la pérdida de mi madre, yo quedé ciega por el impacto de mi cabeza en ese accidente. Entonces mi papá entró en una profunda depresión, él o tenía forma de volver a caminar y yo tampoco parecía tener esperanzas de recuperar la vista.

- Lo siento tanto...

- Eso no fue lo peor, mi padre decidió volver con la madre de Vivían. Afortunadamente no se casaron, pero dada la condición mía dejó a mi hermana como accionista mayoritaria de la empresa, a mí me dejó una parte más pequeña y la casa que tiene mucho valor por la ubicación y tamaño del terreno. Unos años después mi padre murió en extrañas circunstancias, yo podría jurar que lo mataron, no me creo eso de que se suicidó. La condición para que yo reciba mi herencia es que sea mayor de edad y que me case, cosa que mi hermana ya me dejó en claro que nunca pasará.

-¿ Por qué lo dices?

- Amigo, esa mujer y su madre me hicieron la vida imposible. Estoy segura de que mi situación lo demuestra, quedaron a cargo de mí, se comprometieron a seguir ayudándome con mis estudios, pero fue todo lo contrario. Me destinaron a un cierto inhumano, me dan de comer cuando se les antoja, nunca recibí más educación y Dios santo, he tenido que aprender a defenderme del jardinero que ha entrado a mi cuarto con intenciones de abusar de mí.

- ¡Qué barbaridad! -exclamó perplejo y dolido por la terrible historia.

- La madre de mi hermana falleció hace un par de años de un infarto, desde ahí las cosas fueron a peor. A partir de eso, ya me ha golpeado e humillado aún más, no tienes idea de todas las cosas que me dice. He imaginado tantas veces que morir es la mejor solución para acabar con este suplicio al que parece estoy condenada.

- ¿Acaso nunca han ido a verte otros familiares? ¿Alguna entidad que tiene que serciorarse de tu bienestar?

-Han ido un par de veces los de servicio social, pero con un buen soborno hacen de vista ciega y oídos sordos.

- Entonces no tienes más familiares.

- Lastimosamente no.

Continuaron hablando un poco más, pero María se quedó dormida a causa de su débil estado y de los medicamentos que le suministraron.

Esteban fue a hablar con Leonel para mantenerlo al tanto de la situación. Ambos acordaron que sería mejor buscar un abogado antes de dar parte a la policía. Ya tenían como prueba el estado físico de María, sin embargo era necesario reunir algo más en contra de la hermana malvada. Cualquier paso en falso podría recaer sobre María, que luego de tanto tiempo de oscuridad, parecía encontrar una pequeña luz.

Esteban volvió a la habitación junto a ella, la observó dormir y un cosquilleo le llegó al alma. Pobre muchacha, pensó a la par que se prometía ayudarla en lo que pudiese. Estaba seguro que saldrían victoriosos de esa situación. Se juró a sí mismo que lucharía a su lado para obtener justicia.

Esteban pensaba que él le cambiaría la vida a María y que ahí acabaría con un final feliz, lo que él o imaginaba era que ella también lo cambiaría totalmente, haciendo que todo a su alrededor se vuelva minúsculo ante el sentimiento que empezaba a surgir en ambos.

Continuará...

Imaginarios Tekila (Victoria Ruffo y César Évora)Where stories live. Discover now