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El tiempo se me está haciendo eterno. 

Habíamos llegado a un hospital cerca de Italia, en las afueras. 

Este no contaba con el equipo necesario para reanimar y tratar a Degel. Apenas y pudieron darle una máquina para que respire, volvimos a subirnos en el helicóptero y venir hasta Grecia para que sea tratado por el mismo doctor que me dijo de su estado. 

Estoy afuera de la sala de emergencia esperando que salga alguien y me diga que ya puedo entrar. 

— Kardia, ¿Vas a seguir así? Ni siquiera has dejado que traten tus heridas. 

El que llega es Milo, ya lo trataron y está con un yeso en su brazo izquierdo, su cara está con cintas. Ahora que lo veo más detenidamente parece una momia. 

— ¿y tu? ¿Acaso no deberías estar en una camilla? 

— Si...pero era aburrido, además ya le dije al doc que estoy bien. Por cierto, ¿Sabes dónde está Camus? 

Con que para eso salió. 

— Creo que se lo habían llevado a la parte de arriba para hacerle un chequeo completo, lo ordeno el general. También está con su hermano, así que no te.... preocupes.

Me doy cuenta que Milo ya no estaba escuchando y solo salió corriendo en dirección a las escaleras. 

— Este niño...

— Señor Kardia —regreso a ver y es el doctor encargado de Degel, está serio y acaba de salir de la sala— Ya puede pasar, el señor Degel resistió lo suficiente como para proceder a tratarlo, su estado podemos decir que es establece pero aún no despierta. 

Cuando pronunció la palabra Degel mi corazón empezó a latir como si tuviera miedo de saber lo que ocurrió. 

Le doy las gracias al doctor. Me tiemblan las piernas mientras voy entrando en donde está Degel. 

¡¡¿Por qué lo hiciste?!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora