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Mi cabeza, siento que está por estallar, duele increíblemente fuerte.

Poco a poco voy abriendo mis ojos y me doy cuenta que este lugar definitivamente no es el colegio.

¿Dónde estoy?

Miró a todos lados y me doy cuenta que me encuentro en un hospital, que ya conozco, no es la primera vez que vengo.

Solo me acuerdo que Unity y su pandilla me estaba molestando y apareció el, luego se vuelve borroso todo. Si que soy un miserable. De todas las personas en este mundo ¿Tenía que aparecer el?

Al parecer el universo está en mi contra, como siempre.

— Ya despertaste, que alivio.

Aparece alguien que me es familiar.

— ¡Asmista!

Es el compañero de trabajo del señor Degel, ha sido uno de sus mejores amigos desde hace mucho antes de que yo llegara a su vida y también es uno de los mejores doctores de la ciudad. Es lo que sé de él.

— ¿Sabes cómo llegue aquí? Solo se que estaba en el colegio y no recuerdo más.

— Creí que ya lo sabías

Lo miró con cierta intriga. Su tono es calmado y sincero.

— Un amigo tuyo te trajo, ¿Cómo me dijo que se llamaba?.... ¡Ah! Su nombre es Milo y te est-

— No es mi amigo.

— ¿Qué?

Se acerca con una libreta.

Debí de haber tratado de correr, así no me encontraría en esta situación.

— No es mi amigo y tampoco se quién es.

Lo miró directamente a los ojos, el me ve con preocupación y tristeza, Asmista es el único que sabe que no tengo muchos amigos o gente de confianza, desde lo que sucedió hace un par de años.

— Bueno,—ahora habré su libreta y se pone a escribir algo en ella—pero deberías darle las gracias a ese "desconocido"

— ¿Eh? ¿Por qué debería? ¡Yo no le pedí que me trajera!

— Si no lo hubiera hecho no me hubiese enterado que has bajado de peso y estabas apunto de sufrir un derrame cerebral —mi cara cambia enseguida, en realidad si me sorprende un poco—Camus, también los datos de tu examen han mostrado que tienes hematomas por casi toda la zona de tu abdomen y espalda ¿Hay algo que quieras decirme?

— ¿Solo era eso? Si es así ya me voy ¿Debo tomar alguna pastilla para el dolor de cabeza...?

Me bajo de la cama en la que me encontraba, veo como Asmista sigue viendo su libreta, tratando de buscar las palabras para detenerme.

— Camus, tu padre...

— El no es mi padre, ¿Cuántas veces debo decírtelo?

— El lo es, aunque no lo aceptes, claro que no eres de su sangre, sin embargo el te ama como si fueras suyo.

— Si me amara no me dejará y se fuera quien sabe por cuánto tiempo a otra parte. Es un adicto al trabajo, no tengo idea que pensaba al adoptarme.

Sin tiempo para que Asmita me de un sermón le cierro la puerta dejándolo adentro. Afuera veo a la persona que me trajo hasta aquí, en una de las bancas, al parecer se quedó dormido.

No me interesa si me ayudo o no, así que decido irme de ahí lo más pronto posible ya que tengo algo más importante que hacer.

(...)

¡¡¿Por qué lo hiciste?!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora