Capitulo 6

266 31 1
                                    

La cena con Fernando estaba marchando bien, no me sentí incómoda en ningún momento, es más logro hacerme olvidar, tan solo por un momento, de lo mal que lo estaba pasando en casa.

-Está bueno ¿no?- pregunto con la boca llena, ya íbamos por el postre y elegimos uno que estaba riquísimo.

-Está delicioso.- puse un poco en mi boca y deguste despacio, era una explosión de sabor en mis papilas.

-Y dime, ¿hace mucho estás casada?- sabía que este tema iba a surgir en algún momento.

-Cuatro años.- volví a poner postre en mi boca.

-¿Y la estás pasando mal?

-No...-hablé dudosa y alzó una ceja.- nos seguimos queriendo si esa es tu duda.

-Está bien.- volvió a concentrarse en su plato.

-Él... su trabajo es complicado.- seguí hablando aunque no me lo pidió.

-¿A que se dedica?- pregunto curioso.

-Eso no importa, solo es complicado.- me observo tratando de descifrar algo de mi rostro pero al no poder, volvió a concentrarse en su plato. No iba a decirle que Jairo era policía y que estaba en el medio de un caso, mucho menos porque ese caso era confidencial.- ¿Y tu? ¿hace cuanto te has divorciado?

-Dos años.- indicó.- También teníamos problemas con su trabajo, era adicta a él, tanto que ha conseguido a alguien nuevo allí.- una molestia se instaló en mi pecho, no quería que eso sucediera con Jairo.- fue complicado.- sonrió melancólico y volvió a comer.

Mi móvil comenzó a sonar y me disculpe por ello, no tenía idea de quién podía ser a esta hora.

El nombre de Jairo apareció en la pantalla y me paralice, si descubría que estaba con otro hombre aquí probablemente no me lo perdonaría jamás.

-¿Vas a atender?- pregunto Fernando, asentí en silencio, de un momento a otro me había puesto nerviosa.

-Jairo ¿Que sucede?- pregunte tímida.

-¿Jairo? No me has llamado así en años.- reclamó desde el otro lado.- ¿Donde estás?- pregunto nervioso.

-He terminado de comer recién ¿Que pasa?

-Dime dónde estás, una patrulla irá por ti.

-¿De que hablas? Claro que no, tengo mi coche aquí.

-Stella.- me llamo por mi nombre, como yo había hecho con él y lo entendí, se sentía feo.- Las cosas se han puesto feas y tú no estás aquí, colabora conmigo y dime dónde estás.- su voz llego a temblar en algún momento.

-Iré a casa de inmediato, no te preocupes por mi.

-Por favor, no me pongas así de nervioso cariño. Dime dónde estás, iré yo si te molesta subirte a una patrulla. 

-Tranquilo, estoy saliendo para casa.- saque mi billetera de la cartera y la puse sobre la mesa.

-Ten cuidado, por favor ten cuidado, estaré esperándote afuera.- indicó y termine con la llamada. Había logrado que mis nervios aumentaran el triple y comencé a mirar hacia todos lados en busca de alguien que quiera hacerme daño.

-¿Todo bien?- pregunto Fernando curioso.

-Si, yo tengo que irme.- puse dinero sobre la mesa y volví a guardar mi billetera.

-¿Pero te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda?- Fernando me observo extrañado.

-No, no necesito ayuda, todo está bajo control.- volví a mirar a mi alrededor por las dudas y me levante de mi lugar.- ha sido divertido cenar contigo esta noche, gracias por todo.- le saludé con un beso en la mejilla y no deje que dijera nada más, tan solo me marché.

Me senté en mi coche totalmente nerviosa, no podía dejar de mirar a mi alrededor, tenía miedo de que alguien me atacara en cualquier momento. Abrí la guantera y saqué de allí el arma que Jairo me había regalado para cualquier situación de emergencia. Todo este tiempo he aprendido a usarla correctamente, mi esposo se había dedicado a enseñarme para evitar a que dispare por error como la última vez.

Puse el arma en mi cintura y respiré profundo, no necesitaba ponerme más nerviosa de lo que ya estaba. 

Encendí el coche lo más tranquila que pude y comencé a conducir, siempre vigilando que nadie me siguiera.

Encendí la radio, tal vez un poco de música no vendría mal, las calles por las noches suelen ser algo aterradoras. Seguí conduciendo con la esperanza de no ser atacada.

Me detuve frente a unos semáforos en rojo y espere, media hora atrás no tenía siquiera ganas de ir a mi casa, pero ahora sentía la necesidad de hacerlo, quería ver a Jairo, necesitaba saber cómo estaba y tranquilizarlo.

Escuche una fuerte frenada detrás de mi y después de eso un fuerte golpe. Quise controlar mi cuerpo pero tan solo no podía, esto escapaba de mis manos, mi cabeza golpeó la puerta y solo me agarre del cinturón de seguridad y espere a que el coche dejara de moverse. Me habían chocado desde atrás, típico de conductores distraídos.

Después de que todo quedó en silencio tome el móvil que estaba en mi cartera y me decidí a llamar a Jairo. Una mujer comenzó a gritar desesperadamente y me asusté, podría haber alguien herido de gravedad allí afuera.

-Stella, dime que estás llegando.- su voz era de pánico.

-No.- respire fuerte, los nervios habían aumentado, no quería que esto sucediera pero no había más nada que hacer.- necesito una patrulla y una o dos ambulancias.

-Joder ¿En dónde estás? Voy para ahí.- sentí como se movía de un lado a otro, probablemente buscando sus pertenencias para salir.- Háblame, ¿Que ha pasado? ¿por qué hay gritos? Dame la dirección.

-No hables tan rápido.- indiqué algo mareada, ese golpe en la cabeza no había sido para nada bueno.

-Lo siento, estoy nervioso. Dime en dónde estás, ya estoy arriba del coche.- hablaba muy rápido y me costaba entenderlo.

-Jairo...-comencé a ver borroso y me asusté aún más. Algo pasaba con mi cabeza.

-Cariño, dime dónde estás por favor, no me asustes.- comenzó a desesperarse.

-Tranquilízate, te llamaré en cuanto descubra en donde estoy. No te asustes, estoy bien.- logre decir mientras tapaba uno de mía oídos, la mujer de afuera no dejaba de gritar, debía estar en alguna especie de shock. 

-No me cuelgues, por favor.- rogó.

-Tengo que hacerlo cariño, te llamo luego.- termine la llamada antes de que comience a reclamarme cosas de nuevo. Abrí la puerta de mi coche e intenté salir pero cuando trate de hacerlo otra vez me mareé.

-¿Estás bien?- un hombre se acercó a mi totalmente aturdido por los gritos. Asentí cuando pude y me ayudo a salir del coche. Observe mi entorno, había personas tratando de descubrir qué sucedía por todos lados. Observe la parte de atrás de mi coche, no estaba prácticamente, había quedado destrozado.- las ambulancias vendrán en breves minutos, ¿Quieres sentarte?- negué, quería saber en dónde estaba para avisarle a Jairo.- oye, estas sangrando, necesitarás sentarte.- fruncí mi ceño extrañada, yo no sentía ningún dolor. Toque mi cabeza justo donde me golpeé y pude sentir el líquido caliente que salía de allí, inmediatamente volví a marearme.

Solo sentí como aquel hombre me rodeaba con sus brazos en cuanto yo perdí el equilibrio, algo estaba mal conmigo. Algo sucedía.

La chica del expediente IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora