Capítulo 12

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Paso un día o dos en el búnker desde el caso de la mujer fantasma que casi lo mata y esta maldita cosa se hacía fuerte rápidamente, estaba venciendo a Dean, doblegando su voluntad. Por momentos parecía perder el control y más aún cuando no hacía nada y su mente volvía a Castiel, sus jodidamente ricos besos o caricias. También por la bastante energía que gastaba con las absurdas discusiones con Sam sobre qué fue lo que sucedio en el último caso.
Su mente comenzaba a nublarse y a raíz de eso, todo lo demás salía.
Dean estaba sentado el la gran mesa de la entrada junto con media botella de whisky cuando Sam entro vio como el mayor se tomo dos tragos de un jalón para servirse el tercero.

-¿En serio, Dean? No es ni medio día.-dijo sentándose frente a él.

- Oh lo siento, mamá. -Dijo tomando el tercero.

-Ya en serio, Dean. Sabes que puedes hablar conmigo.

-Sam, te he repetido que estoy bien. -dijo irritado. Perdiendo la concentración en la marca sintió comenzar a latir más rápido su corazón.

-Si, te he escuchado pero luego lo que sucedio en el último caso y ahora estas tomando demasiado.

-Primero ¿Qué no puedo equivocarme más de alguna vez? Ya olvidalo, Sam y Segundo yo puedo tomar lo que quiera y no significa de este mal ¿Está bien? Sólo déjame en paz.-dijo parandose. Su temperatura se elevaba rápidamente. La sangre hervia y sus mejillas estaban rojas.

-¿Es sobre la marca? -Pregunto Sam sin rodeos.

Por un momento sintió como esas palabras retumbaban en la habitación.
Sam vio a su hermano y su mirada cambio, tal vez había miedo, sus ojos se hicieron grandes de sorpresa, hasta creía ver que estaba ¿sonrojado? Creía que podía ver su aliento salir por su boca como cuando estaban frente a un fantasma, pero también había enojo ante aquella pregunta, irritación y solo hubo un silencio por un momento.
La lejanía de Castiel estaba irritado al mayor, como si fuera un maldito puberto hormonal, la marca se estaba descontrolando y no podía bajar la guardia ya que eso sólo pondría a Dean como perra en celo y sin el ángel eso sería un desastre. Lo necesitaba. Lo quería. Lo deseaba y la espera lo estaba consumiendo.

-"Cas... Cas... Cas..." -daba vueltas en su cabeza.

Tomo otro trago esta vez doble y soltó un pequeño jadeo que esperaba Sam no haya oído. Solo estaba ahí parado viéndolo con preocupación.

-"Cas... Castiel... Casss..."-siguio en su cabeza dando vueltas.

El pecho de Dean subía y bajaba cada vez más rápido, el aliento caliente saliendo por la boca desesperadamente. Su cuerpo se calentaba rápidamente, su mente hecha un desastre y lo unico que podía pensar claro era en Castiel. Hasta podria decir que su maldito trasero se sentía mojado.

-¿Dean? ¿Estas bien? -pregunto Sam con preocupación.

- Yo-omm... - trato de suprimir lo más que pudo un jadeo- Lo estoy, sólo necesito tiempo.

Diciendo esto el rubio camino fuera apresuradamente del lugar con la vista borrosa y respirando pesadamente.

-Deann... DEAAAN esperaa... -Grito Sam pero no logró detenerlo.

Fue detrás de él hasta que se metió en su habitación cerrando la puerta y oyó como el seguro había sido puesto.

- Dean... ¿Qué sucede? -pregunto el menor con desesperación.

Por un momento no hubo respuesta.

-Sólo... Necesito un momento-o a-a solas, Sammy. -Dijo entre jadeos.

En los años que llevaban juntos no lo habia visto así, pero obedeció y se fue esperando para ver si en un rato tal vez quisiera hablar de eso.

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Dean cada vez se sentía peor, todo este calor lo estaba consumiendo y por poco Sam lo ve así. No. Jamás podría con tal cosa.
Estaba tan desesperado, sentía como si se quemara todo su cuerpo, como si gritara desesperadamente por las caricias; específicamente por las de Castiel. Moría por sus besos sobre su piel, estremeciendolo. Por escuchar su ronca voz llamándolo, por sentir su calor cerca, por sentirlo tan desesperadamente dentro de él y llenandolo.

The mark of Caín. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora