Capítulo 31

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Sam espero a que el ángel regresará para por fin poder ir con Dean, no podía negarlo, estaba nervioso de lo que podría pasar o como podría reaccionar su hermano o si las cosas no salían como esperaba después de todo era Dean, y si era cierto lo que habia dicho Castiel, era Dean controlado por la marca y era peor con sólo recordarlo con los ojos negros de nuevo que hasta se le herizaba la piel. Tenía que arriesgarse, estaba decidido a hablar con Dean y hacer lo que fuera por traerlo de vuelta.

Pasaron un par de horas hasta que el ángel apareció en la puerta del bunker.- Lo encontré, Sam pero no te gustará... -advirtió.

Sam lo miro.- Eso no importa, Cas. Llevame con Dean. Necesitamos hablar. -Cas pudo escuchar como Hannah lo llamaba, pero decidió ignorarla, ahora lo único que le importaba era traer de regreso a Dean. Sé acercó al menor y puso su mano en su hombro y desaparecieron.

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Después del encuentro con el ángel, paso lo que supuso Dean. La marca estaba más fuerte, inquieta. Pidiendo que fuera sasiada y no sólo por la sangre, pero eso ahora era posible asi que le dio lo que si podía. Sangre. No fue difícil encontrar un caso y rápidamente encontró el monstruo, lo cazó y lo mato disfrutando cada momento y asegurándose que la marca también lo hiciera, y cuando por fin lo mato, sintió ese placer al quitarle la vida pero no fue suficiente, la marca pedía aun más y se hacía más demandante.

Sin pensarlo siguió buscando más casos y matando monstruos, después de todo ya no cumplía por completo el protocolo de buscar pruebas o lo que sea sobre la criatura, solo investigaba que era y como matarla y lo hacía, así que tomaba menos tiempo cada caso de lo habitual.
Conforme mataba cada criatura sentia el alivio pero no como el que debería, pues siempre terminaba pidiendo más y más, sentía como la influencia de la marca era más fuerte, más intensa y trataba de controlar a Dean cada vez más hasta el punto de no saber lo que hace y no era lo que necesitaba. Una cosa era matar a los monstruos para saciar a la marca y no se resistía a aquello, pero ceder completamente había el riesgo de matar a humanos normales o quien se cruzará en el camino.
Era duro luchar por ese poco control que le quedaba porque la marca sabía cómo doblegarlo, pero no se lo dejaría tan fácil.
Siguió de caso en caso, matando cada criatura pero sin sentir que complacia del todo a la maldita marca, estaba de mal humor y cansado. Llegó a Dénver, Colorado por un caso, hizo lo de siempre, investigar que pasó, qué criatura se podría tratar, encontrarla y lo hizo. Un pequeño nido de vampiros en una cabaña que estaba abandonada en el bosque. A lo mucho 4 vampiros. Llegó al lugar de noche y se escuchaba como hablaban entre ellos, él se acercó en silencio esperando en momento de atacar.

Uno de ellos salió por la puerta porque creyó escuchar algo cuando Dean lo tomo por sorpresa y le cortó la cabeza cayendo al suelo, inmediatamente alertó a los otros tres y Dean decidió actuar. Los vampiros se le echaron encima y en cuanto pudo inyectó a dos con sangre de muerto, pero con el tercero no tuvo tanta suerte, pelearon, forcejearon y fue lanzado una que otra vez a la pared con fuerza hasta que lo puso contra la pared y puso su machete en su cuello, el vampiro aun luchando para que no le cortaran la cabeza, pero finalmente perdió, el machete atravesó su cuello haciéndolo crujir y cayó al suelo.

Dean siguió con otro de los que estaba debil por la sangre de muerto tratando de huir, por un momento sintió la presencia de alguien más, observó a todos lados buscando, pero nada así que siguio y le cortó la cabeza por atrás sin pensarlo, pero la marca pedía más.
Fueron tres vampiros ya y nada parecía saciarla. Ya no sabía que mas hacer, había estado cazando sin parar y nada era suficiente y Dean estaba llegando al límite. Vio al cuarto vampiro tirado, imdefenso y se puso sobre de él, pero esta vez dejo su machete por un lado y saco una navaja de su bolsillo, miro al vampiro que lo veía con miedo y sonrió. Tal vez tenía que detenerse a disfrutar más el momento, abrió la navaja y la puso contra el cuello del vampiro y comenzó a cortar lentamente mientras la criatura debajo de él se retorcia y gemia de dolor. En cuanto sintió la hoja de la navaja cortar la piel, el rubio perdió casi por completo la conciencia y se dejó llevar por las sensaciones de la marca, se descuido y ella aprovechó la oportunidad para hacer su voluntad.

The mark of Caín. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora