Epílogo

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Un año después

—¿Realmente lo vamos a hacer? ¿Lo dices en serio?— Serena preguntó con los ojos encendidos de emoción.

—Así es amor. El edificio es nuestro si lo queremos— susurré mientras envolvía mis brazos alrededor de mi esposa. Estábamos celebrando nuestro primer aniversario y la llevé a un almacén vacío que habíamos encontrado en nuestra última ronda de visitas a la inmobiliaria.

—Darien ¿Podemos pagarlo?— preguntó en voz baja mientras yo arqueaba una ceja.

—¿Está bromeando señora Chiba ¿Acaso ha olvidado su último extracto bancario? Tenga por seguro que tenemos más que suficiente para comprarlo, hacer todas las reparaciones y acondicionarlo sin ni siquiera hacer uso de nuestra cuenta de ahorros— le dije con una pequeña risa mientras ignoraba su ceño fruncido.

Serena todavía tenía problemas con el hecho de que no quise firmar un acuerdo prenupcial en el que se separaran nuestros bienes, incluso tuvimos una pequeña discusión en su momento porque no creía que deberíamos tener una cuenta bancaria conjunta.

Ella solo quería vivir de lo que ganáramos en nuestros trabajos actuales, hasta que compramos nuestra casa. En ese momento, ella se dio cuenta de que si podíamos pagarla de contado en lugar de tener una hipoteca a treinta años que colgaría sobre nuestras cabezas, probablemente sería la forma más sabia de usar mi herencia.

—¿Cuándo podemos tomar posesión?— ella preguntó.

—Mañana, tan pronto como firmemos el papeleo, la venta será definitiva— respondí, y la vi procesar todo a su manera.

—¿Estamos realmente listos para hacer esto? ¿Para enfrentarnos a algo tan grande?— preguntó una vez más mientras yo asentía con la cabeza
—¿Sabes que tu mamá va a tener un ataque cuando le demos esta noticia y no sea la que ella desea escuchar?— Serena se rió y me pellizqué el puente de la nariz ante la mención de ese tema de nuevo.

—Serena, NO vamos a tener hijos solo para complacer a mi madre. Además, ¿no es NUESTRA decisión el tener hijos, cuántos y cuándo? ¿Desde cuándo la abuela puede dictaminar nuestra procreación?— dije, pero traté de mantener la frustración fuera de mi voz.

Desde que regresamos de nuestra muy activa luna de miel, mi madre había comenzado a dejar caer pistas sobre el deseo de tener nietos.

Mientras Serena y yo lo habíamos discutido pero todavía no estaba listo. Después de todo lo que había pasado, después de todos los planes que ella y yo habíamos comenzado a hacer, solo necesitábamos más tiempo. Especialmente porque nuestra nueva empresa definitivamente retrasaría ese período de tiempo al menos por otro año.

—Bueno, esta vez serás tú quien se lo diga durante la cena. Cuando les digamos que tenemos noticias para compartir, simplemente SABES que los bebés serán exactamente lo que ella está pensando— dijo Serena riendo mientras caminaba. el espacio vacío del almacén.

—Yo me ocuparé de mi madre, aunque probablemente debería advertirle a papá, para que pueda estar atento si se desmaya— dije entre risas —Además, tal vez Amy regrese de su luna de miel embarazada— dije en broma.

Serena me miró con los ojos entrecerrados —¿Crees que sea así?

Aunque Serena había acordado esperar hasta que yo estuviera listo,  ella también estaba un poco ansiosa por formar una familia. Por lo tanto, había surgido una nueva competencia entre ambas parejas. Pero sabía que Amy todavía tomaba la píldora porque me dijo que tampoco estaba lista todavía. Ella vino a mí y me pidió que hablara con Zafiro sobre eso antes de la boda porque él no la estaba escuchando.

Habíamos tenido una larga conversación al respecto, y Zafiro finalmente se dio cuenta de que necesitaba darle a Amy un poco más de tiempo mientras ella trabajaba en construir su propio negocio. Aunque, ninguno de nosotros le había dado pistas a Serena sobre este pequeño secreto todavía... porque había sido demasiado divertido verlas intentar enfrentarse entre sí sobre sus hijos falsos.

—Puedo asegurarte, mi adorable esposa, que mi hermanita no quedará embarazada en su luna de miel— Finalmente cedí.

Lo principal para nosotros por ahora, era nuestro nuevo proyecto, debíamos concentrarnos ese almacén que converiríamos en el hogar y centro de ayuda de muchos.

Cuatro años después

—"Refugio el ángel" mi nombre es Lita ¿cómo puedo ayudarte?— escuché a mi asistente decir mientras contestaba las interminables llamadas telefónicas afuera de la puerta de mi oficina.

El teléfono de mi escritorio sonó
—Señor Chiba, la señora Galaxia está en la línea tres, tiene una consulta sobre una mujer joven.

—Gracias Lita— dije después de contestar el teléfono.

Veinte minutos más tarde miré hacia arriba para ver a mi esposa muy embarazada y muy gruñona parada frente a mi escritorio —Quiero pay de queso otra vez— se quejó, y luego se dejó caer en la silla.

—¿Otra vez?— le pregunté con pesar cuando vi las lágrimas brotar de sus ojos excesivamente hormonales.

—Es culpa de tu hija, por alguna razón eso es lo que me sigue diciendo que coma— dijo mientras se limpiaba las lágrimas de las mejillas.

—¿Mi hija? Oh, ¿ahora es mi hija?— me reí entre dientes y caminé para agacharme frente a ella mientras mis manos se dirigían automáticamente a su vientre.

—Hoy lo es. Ha tomado residencia en mi vejiga y continúa dándome patadas en las costillas— dijo Serena mientras cerraba los ojos y yo frotaba mis manos de una manera suave sobre su piel estirada.

—Niña, tienes que darle a mami un poco de descanso... no puedo estar aquí todo el tiempo— dije con una voz suave y tranquila mientras sentía a nuestra pequeña bebé moverse dentro de mi esposa.

—Siempre es a ti a quien quiere. Es casi como si ella prefiriera estar dentro de ti, en lugar de mí— dijo Serena mientras un sollozo se le escapaba de la boca.

—¡Oh bebe!— me incliné para tomar su hermoso rostro —Vámonos a casa para que pueda cuidar de mis niñas.

—Señor Darien, no puede irse,  tenemos tres personas sin cita y la referencia por la que llamó la señora Galaxia está en camino— Lita me recordó.

—Llama a Zafiro y al Doctor Taiki, ellos se encargarán de todo. Mi esposa y mi hija me necesitan en este momento— dije mientras ayudaba a Serena a levantarse de la silla para dirigirnos a nuestro auto después de reunir todas sus pertenencias y mi maletín.

Veinticuatrovhoras después, Usagi Chiba Tsukino, o Rini, como la llamó mi madre, llegó a este mundo. Sus pulmones estaban sanos y mi corazón le perteneció desde el momento en que la pusieron en mis brazos.

—Ella es la viva imagen de ti— susurró Serena mientras yacíamos juntos en su cama con nuestra hija entre nosotros.

—Gracias Serena— le susurré mientras miraba a nuestra perfecta creación.

—¿Por qué Darien?— Preguntó mientras la miraba, incapaz de contener las lágrimas en mis ojos.

Tuve que tragarme el nudo en la garganta para poder hablar —Por rescatarme... por darme amor, una vida... y una familia—ella tomó mi mejilla y se inclinó hacia adelante para colocar suavemente sus labios contra los míos.

—Nunca vuelvas a agradecerme por eso Darien— Serena sonrió con sus propias lágrimas en los ojos.

—Me has dado todo lo que nunca pensé que tendría. Estoy bendecido sin medida.

Sabía que las palabras que dije eran la verdad. Estaría agradecido todos los días de mi vida de que Serena se hubiera fijado en mí, se hubiera preocupado por mí y me hubiera ayudado cuando daba pequeños  gritos silenciosos.

Ella me rescató. Al igual que yo continuaré haciéndolo con todos aquellos que todavía gritan pidiendo ayuda.

Por todos aquellos que no se cansan de decirle al cielo —¡Por favor, rescátenme! "¡NECESITO UN ÁNGEL"

Necesito un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora