04

2.2K 315 226
                                    





El museo antropológico de Seúl.

¿Qué mejor lugar que ese para pasar mi apreciado domingo? El último día de descanso que tenía en la semana antes de volver a la jungla. Pero por alguna razón, la Garrapata, parecía feliz de estar ahí y ver todo aquello. ¿Qué tenía de interesante aquel sitio?

Mirar el lado bueno de esta extraña "cita de estudios" me estaba resultando difícil y agotador. Pero Sunghoon parecía un niño encerrado en una tienda de golosinas sin vigilancia. Bien feliz él y yo todo amargado. Se notaba la diferencia de estados de ánimo de dos personas totalmente distintas.

 —¿Dónde está la diversión, Garrapata?

—En todo el lugar...¿no te gusta?

Rápido, Sunoo, dile que te aburres y si hace falta le propones ir a otro sitio como al cine o a comer una hamburguesa.

—No, está bien. No te preocupes.

¿Qué pasa conmigo? Supongo que la expresión de su rostro hizo que me ablandara un poco. Sí, debió de ser eso.

Comenzó a darme un tour por todo el museo. Explicándome las diferentes etapas de la evolución humana y todo lo que ahí se encontraba sobre el hombre. No sé si era el lugar, el profesor, el día o yo, pero me comenzó a resultar interesante. No divertido, pero si fue fácil de entender lo que este chico me explicaba sobre lo que había a mi alrededor.

Y pasamos la mañana y un poco de la tarde hasta que sentimos hambre. Descubrí que Sunghoon tenía unos gustos realmente infantiles, era todo azúcar y en grandes cantidades. Observando su espalda podía darme cuenta de que no era un tipo simplemente delgado, si no que se cuidaba, pero viendo su dieta solo creció en mi la envidia de querer ser como él. Pero no, yo tengo barriga de bebé.

Nos habíamos sentado en un McDonald's Café, él se comportó como un buen anfitrión y fue a pedir por mí mientras yo me quedaba mirando a las personas de mi alrededor. Había familias y algunas parejas, grupos de amigos y algunos señores mayores. Era un lugar agradable y se notaba que habían situado muy bien el local ya que estaba relativamente lleno, pero no de un modo desagradable en el que ni puedes caminar, pero si se notaba la buena clientela.

Fuera del establecimiento, en las terrazas, había un grupo de chicos que no me inspiraron ni la más mínima confianza. Y no es que estuvieran fumando o con tatuajes. No, nada de eso. Era su forma de actuar, tan revoltosos, como un corral de gallinas.

Uno de ellos volteó su vista hacía a mí, a lo que no pude evitar dar un pequeño bote en el asiento, asustado. Soy un miedica, desde tiempos inmemorables que lo soy. Pero...¿quieres dejar de mirarme, estúpido? Aparta tú la mirada entonces, subnormal. Así mejor.

Me concentré en mirar la pantalla de mi teléfono móvil, en un intento de actuar naturalmente distraído. ¿Qué demonios podía mirar en mi teléfono? Nada, no tenía Internet pues los datos se fueron a la mierda hace dos días y... me quedaba escuchar música o hacer como que elijo una canción.

—¿Estás solo?

Levanté la vista del aparato para encontrarme con el chico que antes me observaba desde fuera.

Se estaba sentando frente a mi el muy descarado, ese sitio no era suyo, estaba reservado para Sunghoon. Mi primer instinto fue cambiarme de lugar sin hacer un escandalo y tan solo ignorarlo pero me daba que no sería tan fácil de hacer cuando su mirada se clavaba con demasiada intensidad en mi cara. ¿Tendría que agachar la cabeza y dejarme intimidar? No.

—¿Se puede saber por qué me diriges la palabra? —Pregunté mirándolo molesto y, por la cara que puso ante mis palabras, seguro que se sorprendió.

Orgullo vs Orgullo  [Sungsun]Where stories live. Discover now