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Definitivamente, no.

Sunghoon, tus intenciones por intentar acercarte a mí estaban siendo de lo mas fastidioso y tengo ganas de borrarte la sonrisa de tu rostro. ¿Por qué a mí?

La semana está siendo la peor desde que llegué. Vale, sí. Nunca me ha gustado la atención que la gente ponía pero el hecho de que ahora nadie me diera ni la hora, salvo unas pocas personas, me estaba comenzando a enfadar y a hacerme sentir mal. ¿Saben ese sentimiento de querer algo solo cuando sientes que te esta siendo arrebatado? Pues así estoy.

Siento que me estaban sustituyendo... quiero a Jungwon conmigo. Él me entiende y seguro que jamás me reemplazará. Pero él tampoco es que últimamente me esté haciendo mucho caso lo cual es algo triste teniendo en cuenta mi situación. ¿Qué situación? Me diría. Pues en la que estoy siendo un consentido y quiero tener a un amigo para golpear a gusto a sabiendas que no querrá devolverme los golpes con intención de matarme.
YungJi, mi admiradora número uno a pasado a ser mi ex admiradora. ¿He dicho que es una simia? Ahora se la pasa detrás de Sunghoon y a mí ni me mira, aunque tampoco es que me importe pero se pone entre ambos para darme la espalda. Ew.

O sea no, no da asco. Es una chica y es bonita y blablabla, pero soy tan selectivo con las mujeres que ninguna me ha resultado lo suficientemente buena para mi, no sé ni qué demonios estoy diciendo. Ah, si tan solo Jungwon fuera mujer... qué pensamiento más gay, Sunoo.

¿Pero qué es lo mas molesto? Que se le dan bien los deportes a la maldita Garrapata. También ha demostrado innumerables veces en estos días lo "inteligente" que es y los talentos que oculta. Es tan estúpidamente perfecto que me cae cada vez más mal. Insoportable, eso lo definiría.

—Hagan parejas en cinco minutos. Haremos partidos de uno contra uno. ¡Vamos!—Acabando bien la semana con el profesor de deportes.

Otra cosa que odio: los trabajos en equipo. Si, si. Odio muchas cosas. Soy un maldito amargado y no me importa.

Me fui a sentar a una esquina alejada del gimnasio mientras los Simios salvajes gritaban como los animales que son. ¿Alguna vez alguien se ha sentido como yo? ¿Rodeado de gente estúpida? Yo así me siento. ¿Pero que quieren que haga si son personas que creen que Mozart era escritor? ¡SI-MI-OS!

 —¿Qué haces aquí tan solito, Ddeonu?

—Lárgate.

—Siempre tan amable.

Pude escuchar la leve risa de Sunghoon, que se sentaba a mi lado sin invitación. Intenté alejarme de él ya que se había ­acercado tanto a mi costado y yo amo mi espacio personal. Nos quedamos callados, o por lo menos yo no iba a decir nada mientras observaba al zoológico que tengo por clase.

—Oye, principito. Sé mi pareja para el uno contra uno...¿Sabes jugar al baloncesto, verdad?—Inquirió en un tono burlesco el cual consiguió alterar mi orgullo.

—Claro que se jugar. ¿Y tu puedes jugar?. Mira, no me caes bien. Así que te agradecería ­que me dejes tranquilo.

—Si me ganas, lo haré.

¿Se ha vuelto loco?

—¿Qué?

—Si ganas ahora en el partido, te dejaré tranquilo. Pero si no lo haces, ya puedes ir acostumbrándote a mi presencia. —Respondió la garrapata de lo mas tranquilo.—Hagas lo que hagas, no consigues caerme mal, Ddeonu.

—¡No me llames así!

Cuando volvieron a llamarnos para comenzar con el partido, se podía palpar la creciente rivalidad que había crecido entre ambos. Estos días, Sunghoon, intentó llevarse bien conmigo, sin inmutarse ante mis sarcasmos, pero ahora parecía realmente decidido a hacerme perder en esta absurda actividad.

Orgullo vs Orgullo  [Sungsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora