Capítulo 10

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Dos semanas...

Ya habían pasado dos semanas y la vida de Park Jimin, como asistente de Jeon Jungkook, no era nada fácil. Para ser más claros al respecto, su querido jefe no se la dejaba fácil.

—  ¿Por qué esa trompa Parker? — preguntó al verlo de reojo.

—  No se qué me enoja mas — suspiro Jimin acomodando mejor las carpetas en sus brazos —  El que me llame por el nombre de mí loro, o que me haga cargar todo esto.

— Es tu trabajo — le recordó Jungkook con media sonrisa saliendo del elevador.

— Eso duele — lo siguió de cerca fuera del edificio.

Ambos se dirigieron al estacionamiento privado de Jungkook.

— ¿Qué haces? — frunció su ceño al ver al rubio acercarse con la intención de subir a su coche.

— ¿Qué más? — dijo obvió intentando abrir la puerta pero esta no cedió.

—  Lo siento rubio — sonrió de lado Jungkook rodeando su coche y montándose en el.

Jimin frunció su ceño cuando vio como en lugar de abrir la puerta para el, bajo el vidrio de la ventanilla.

— No irás conmigo, no es nada en tu contra es solo que no dejo que nadie más que yo o mis conquistas suban — le guiñó un ojo — Pide un taxi y no llegues tarde — sin más que decir, arrancó y se marchó.

— Como lo odio — suspiró Jimin.

En esas dos largas semanas, su amado jefe había hecho hasta lo imposible para que él dejara su trabajo. Entre ellas, como llenarlo de tareas sin sentido ya sea llevar su ropa a la tintorería, prepararle un café, hacerlo mirar el rincón por media hora y pedirle muchos informes sin sentido.
En otras circunstancias, Jimin habría renunciado de inmediato, pero no podía darse ese lujo ahora con lo complicado que era encontrar un buen empleo. Más uno en el cual ganara el triple de lo que solía ganar antes.

— Siga intentando...si hay algo en lo que soy realmente bueno es en no rendirme — murmuró marcando a un taxi.

[...]

Iba con diez minutos de retraso, el tráfico era una mierda. Jimin agradeció que Jungkook no tuviera nada planeado para ese día. Solo debía dejar unos documentos importantes a la señorita Yuna y luego estaría libre de responsabilidades.
Quizás podría descansar por unas horas y dar una vuelta por la empresa, o mejor dicho, acosar a sus ídols.

Debía aprovechar las oportunidades que la vida le daba al trabajar en esa empresa.

— Bien, aquí vamos Jimin — suspiro con una pequeña sonrisa — Déjemos estos documentos en su escritorio y vamos por Taeyang Hyung — sonrió emocionado.

Su intensión era clara, pero el destino lo odiaba.

Cuando abrió la puerta de la oficina de la señorita Yuna, no se encontró con ella, sino más bien con una escena poco agradable.

— ¡Mis ojos! — grito cubriendo estos de inmediato con ambas manos dejando caer las carpetas al piso.

— ¡Maldición, Jirbin! —  regaño cubriéndose cómo pudo.

Jimin quería desaparecer, pero eso fue imposible.

— Virgen santísima — susurro — Yo no vi nada, ¿que vi? Nada, no vi nada de nada— intento salir de la oficina chocando con la puerta ya que aún cubría sus ojos con sus manos — ¡Auch!

Cómo pudo, logro salir y cerrar  rápidamente la puerta a sus espaldas. No era nada grato ver a Jeon Jungkook sentado recibiendo un oral.
Lo peor de todo es que se encontraba en la oficina de la señorita Yuna. Jimin sabía que si ella se enteraba de esto,  definitivamente asesinaría a su jefe.

My star |• kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora