CAPÍTULO XIII

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Regresó a su hogar con el pelo alborotado y la ropa llena de arena, con cansancio se dirigió a su cuarto.

—Vieja, ¿estás bien?

—Lima —se acercó aún somnolienta — Pensé que estabas jateando.

—Estaba pero me acordé de algo. —sonrió nervioso.

—¿Qué cosa?

—El señor Rusia vino a hablar contigo y cómo no estabas me dijo que te comunique su aparición.

—¿Rus? —su rostró se iluminó quitando todo su sueño —Hace tiempo no lo veo. ¿A qué hora vino?

—A las 2.

—¿Que le dijiste?

—Que estabas en Estados Unidos por trabajo.

"Trabajo" ahora así se le llama.

—Bueno, luego me comunicaré con él. Tenemos mucho por hablar.

—Ya veo, ma'.

Se despidió de su madre y subió a las escaleras para ir a su habitación, dejándola sola otra vez. Suspiró sin ganas y se fue a bañar ya que toda ella olía a mar.

—Pensándolo bien, me hubiera quedado en su casa —susurró a la vez que se reprochaba a sí misma.

(🌟)

Una semana después...

—El pibe está enamorado de vos, se re nota.

—¡Hasta la visita en su casa!

—Practicamente nos botó la weona.

—Admítelo, puré —Habló esta vez el mexicano — ¿O me vas a negar lo que ví ese día?

—¡Mexico ya nos contó! —dijo emocionada la colombiana — ¡Te gusta!

—Causas, porfa ya no sigan con esa vaina —meneó la cabeza.

—Ay wey.

—Además, he salido de una relación y no quiero volver a cometer el mismo error.

—El error fue de China, tú no hiciste nada malo.

—No quiero darle mi confianza a otra persona para que después me engañe y me lastime. Ese fue mi error.

—Deberías darte una oportunidad.

—No me interesa.

—¿A quién crees que engañas? —cuestionó con ironía el boliviano — Aunque trates de ocultarlo, es hermoso lo que sientes.

—Si quieren que diga que me gusta pues están mal.

—No lo niegues.

—y si así fuera, no creo que sea correspondido.

El chileno quién en todo momento no dijo ni una palabra, habló.

—¿Bromeas, no? Se le nota en su mirada cada vez que te ve. Además, cuando fui a cerrar negocios con él, me preguntó por ti y tus gustos.

—¿Enserio? —sonrió sin querer.

Bolivia notó su cambio de humor.

—Y luego dice que no pasa nada con el gringo.

—Okey, lo admito. —dijo rendida —Me gusta mucho, ¿contentos?

Todos asintieron gustosos.

—Pero no le diré nada...—los miró y  antes que abrieran la boca dijo — se terminó el tema.

Kuyana kusun (Usper)Where stories live. Discover now