¿Qué harías si descubres, lo peor de tu propio mundo? Ese mundo perfecto que tanto habías idealizado, en donde están las personas que más amas y las cosas que aprecias.
¿Qué harías si solo te queda una opción, para proteger lo que amas?
Enid soñab...
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Enid
—¡No lo permitiré!
La exclamación que escuché provenía de Allen. No tenía duda de eso, podía reconocer su voz claramente, no en vano pasé la mayor parte de mi infancia a su lado siendo la mejor amiga de Ally. Aunque todavía no entendía de que estaban hablando, si pude reconocer la voz de los sujetos que vimos antes robando información y tratando de volar las oficinas de Astral sin remordimiento alguno.
—Debes hacerlo sino deseas que se repita lo que sucedió hace unos días —amenazó uno de ellos.
—No creí que Asen Benson se atreviera a pisar este lugar, ese alienígena debe ser muy importante para hacerlos venir en persona hasta aquí —replicó revelando el nombre de uno de los sujetos que lo acompañaban.
Asome la cabeza para ver con más claridad y comprobé que mis sospechas eran ciertas, ya antes había dejado la puerta entreabierta en mi intento de advertirles sobre el peligro, cuando di un vistazo no me quedaron dudas, él más alto de ellos, aunque guapo representaba un grave problema pues por lo que escuche era el líder o por lo menos alguien de mayor rango que no temía discutir contra Allen. Ese sujeto se llamaba Asen Benson, tenía una cicatriz en el rostro, pero a mi parecer seguía siendo bastante atractivo, no podía evitar pensar que lo era quizá por mi apego a los chicos guapos, de cualquier modo, me hice hacia atrás para evitar la peligrosa tentación que asomaba por mi mente, decidí concentrarme y seguir escuchando.
—Haz lo que te decimos o nadie aquí sobrevivirá el tiempo suficiente para escapar —advirtió el otro sujeto sonando incluso más amenazante que su líder.
—Debí imaginar que traerías a tu fiel mascota, por lo que veo Lohan Kaloyan no sabe nada más que seguir a su señor. —Allen los confrontó no parecía que estuviera de su lado, pero aún no entendía como ellos estaban relacionados.
Al que llamó Kaloyan solo lo observé superficialmente, aunque noté que también era bien parecido. Él tenía una chaqueta de cuero con estampados raros, eran casi similares a las pieles de lagarto artificial que se vendían actualmente, pero tenía la ligera impresión de que aquel sujeto no se conformaría con una simple imitación. De cualquier modo, su vestimenta no era lo importante.
